Capitulo 3

El amor de Edith por Lucian no nació de un día para otro, era una historia de cuando ella era apenas una adolescente.

Edith conoció a Lucian en una competencia de caza cuando ella tenía quince años y él diecisiete. Fue en ese momento que sus destinos se cruzaron, y el encuentro dejó una impresión imborrable en el corazón de Edith.

Lucian, con su aspecto serio y dominante, destacaba incluso entre los jóvenes nobles que participaban en la competencia. Su habilidad en la caza y su presencia imponente no pasaron desapercibidas para Edith. En medio de la majestuosidad del bosque, Lucian se movía con una gracia salvaje que capturó la atención de la joven.

Fue durante una pausa en la competición cuando ocurrió algo que cambiaría la perspectiva de Edith. Lucian, notando la mirada furtiva de Edith, le dedicó una sonrisa sutil, un gesto tan pequeño pero cargado de una presencia magnética. Esa sonrisa resonó en el corazón de Edith, despertando los primeros destellos de lo que se convertiría en un enamoramiento profundo.

A partir de ese día, Edith no pudo quitarse a Lucian de la mente. Cada gesto suyo, cada palabra, se volvieron el foco de sus pensamientos. A medida que pasaban los años, su admiración se transformó en un amor silencioso pero apasionado.

A pesar de la frialdad de Lucian y las distancias sociales, Edith encontraba en él una fascinación irresistible. Las competencias de caza se volvieron eventos esperados, no solo por la emoción de la actividad en sí, sino por la posibilidad de ver a Lucian y experimentar nuevamente esos fugaces momentos de conexión.

El tiempo pasó, y su amor maduró con ella. Aquella competencia de caza se convirtió en el inicio de un viaje emocional en el que Edith descubrió capas más profundas de su propio corazón.

La noticia del compromiso arreglado golpeó a Edith como una ráfaga de viento helado. La idea de que su vida estuviera siendo dirigida por decisiones familiares y conveniencias sociales la dejó inicialmente aturdida, pero era algo que sabía tarde o temprano pasaría, aunque no se sentía preparada para ello. Sin embargo, cuando descubrió que el hombre con el que estaba destinada a casarse era nada más y nada menos que Lucian, el hombre de sus sueños, un torbellino de emociones la envolvió.

Edith, en un momento de incredulidad y asombro, sintió que el destino le sonreía de una manera inesperada, haciendo olvidar incluso el dolor que le causaba ver lo fácil que le resultaba a su familia desprenderse de ella.

La realidad de que su amor platónico se convertiría en su compañero de vida parecía un sueño imposible que de repente se volvía realidad. En medio de la sorpresa y la confusión, una oleada de felicidad la inundó.

El hecho de que su amor secreto, el hombre que había ocupado sus pensamientos y alimentado sus sueños, se convirtiera en su prometido, hizo que Edith se sintiera la mujer más afortunada del mundo en ese entonces. Los miedos iniciales y las dudas sobre un compromiso forzado se desvanecieron frente a la posibilidad de compartir su vida con Lucian.

Cada rincón de su corazón que había guardado para él se llenó de esperanza y anticipación. La idea de que, finalmente, podría conocer a Lucian de una manera más íntima, que su amor no fuera solo un suspiro secreto, sino que podría ser una realidad compartida, le brindaba una dicha indescriptible.

Así, mientras enfrentaba las expectativas y formalidades de un compromiso arreglado, Edith llevaba consigo el secreto deleite de que, para ella, aquel acuerdo significaba más que una simple unión estratégica de familias. Para Edith, era la oportunidad de vivir su amor en carne y hueso, de desentrañar los misterios de Lucian en el escenario de un compromiso que, a pesar de las circunstancias, le regalaba una felicidad que nunca había imaginado posible..Con el anuncio de su compromiso, Edith se dejó llevar por un torbellino de expectativas y sueños que habían estado ocultos en su corazón durante tanto tiempo. La perspectiva de una vida junto a Lucian, el hombre que había sido el centro de sus pensamientos y fantasías, la llenaba de una esperanza palpable.

Sin embargo, la realidad que enfrentó al convivir más estrechamente con Lucian no cumplió con las expectativas que había tejido en su imaginación.

A pesar de que Lucian la había elegido como su prometida, parecía no sentir la necesidad de mantener una relación cercana con ella. La frialdad con la que la trataba era desconcertante, como si no reconociera la profundidad de los sentimientos que Edith albergaba por él.

Y aunque quizás Lucian no fuera consciente del daño que le causaba a Edith con su indiferencia, seguramente era consciente de los sentimientos que ella albergaba por él. Esa consciencia, en lugar de suavizar su trato, parecía endurecerlo aún más, como si fuera un recordatorio constante de la distancia insalvable entre ellos.

Edith, en medio de la suntuosa mansión que compartía con Lucian, se encontró atrapada en un torbellino de pensamientos tumultuosos. Durante años, había aceptado cada desdén, cada gesto frío de Lucian, con la esperanza de que, eventualmente, lograría tocar el corazón del hombre por el que había estado enamorada desde su adolescencia.

Sin embargo, mientras reflexionaba sobre los últimos cinco años, un amargo despertar se apoderó de ella. Se dio cuenta de que había tardado demasiado en comprender la realidad de su situación. Cada recuerdo feliz que había esperado construir con Lucian se desvanecía ante la cruda verdad de su vida.

La aceptación resignada que una vez acompañó cada desplante ahora se convertía en una dolorosa revelación. Cinco años de intentos, de buscar una conexión que nunca llegó, se materializaban frente a ella como un sombrío recordatorio de que sus expectativas habían sido en vano.

Edith, en un rincón solitario de la mansión, se permitió finalmente aceptar la amarga verdad: su vida con Lucian era un infierno emocional. Aquella ilusión de tocar el corazón frío de Lucian se desmoronaba, dejando espacio para la cruda realidad de una relación vacía y sin amor.

Las lágrimas que había contenido durante tanto tiempo finalmente brotaron, no solo por el dolor de la decepción, sino también por la pérdida de los años que había dedicado a un amor que nunca fue correspondido como ella había soñado. Edith, con el peso de la realidad sobre sus hombros, enfrentó la verdad que había evitado durante demasiado tiempo: no podía cambiar a Lucian, y no podía construir un amor donde no existía.

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Comments

Mildred Álvarez

Mildred Álvarez

Pero lo puedes dejar un compromiso de matrimonio no cumplido no es eterno.

2024-04-26

2

Valentina García

Valentina García

me está gustando mucho y me duele me duele me duele el corazón tiemblo Dios mío es muy emotiva esta novela

2024-04-17

1

Albalu HS

Albalu HS

😢😢😢

2024-04-16

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