Abrazo

Actualmente Arthur está sentado frente a la cuna de su pequeño bebé. Los movimientos del angelito eran muy activos, a pesar de que su cuerpo estaba equipado con varios tubos de soporte vital.

El dedo meñique estaba agarrando con fuerza el dedo índice de Arthur. Hay un sentimiento de calidez que acompaña el corazón de Arthur en este momento.

Ha estado aquí durante más de media hora, sonrisas y emociones aparecen alternativamente en su rostro.

-Oye héroe, ¿por qué robaste mi nombre? ¿Sabías que las personas llamadas Arthur tienen que ser fuertes? Estoy esperando que te mejores, lo siento por tu madre, debe extrañarte mucho en este momento.

-Prométeme que lucharás, una hermosa mujer está esperando para cargarte de nuevo- intentó Arthur meter al pequeño bebé en la cuna.

-Oye, sabes, tu madre es muy hermosa, me enamoré de tu madre, ¿puedo conquistar la?- preguntó Arthur tontamente al pequeño bebé que no entendía lo que decía.

-¿Buenas tardes doctor? ¿Desde cuándo ha estado aquí? ¿Hay algún problema, doctor?- La enfermera Erika, que era su asistente, sacó a Arthur de su ensoñación.

-Hmmm, no, solo extrañaba a mi hijo- respondió Arthur casualmente.

La enfermera Erika, que quedó confundida por la respuesta del doctor Arthur, sólo pudo quedarse atónita y no responder.

Drtt.. Drtt..

-Jefe, hace mucho que no viene a la base, ¿hay algún problema?- Fabio, el asistente de Arthur en la mafia, envió un mensaje.

-Nada, estoy en un asunto más importante en el hospital, ¿debería visitar la sede? ¿Está todo bajo control?- Respondió Arturo.

-No jefe, solo lo extrañamos un poco, jajaja- bromeó Fabio a Arthur.

No sólo tienen el estatus de jefe y asistente, sino que son como amigos. Fabio es la primera persona que estará dispuesta a morir para proteger a Arthur.

Todo se debe a la deuda que Fabio tenía con la familia de Arthur cuando era niño.

-¡Los veré mañana!- Arthur cerró su celular y caminó hacia el ascensor hacia su habitación.

En el ascensor, Arthur pensó en algo, desde la presencia de Nadine con el bebé, los hábitos de Arthur han cambiado.

Él, que solía pasar la noche yendo a discotecas o a su cuartel general, y siempre acompañado de animadoras, ahora se sentía más a gusto en su habitación mirando a Nadine sin hacer nada.

Ya no le interesaba ese mundo, lo que tenía en mente ahora era una mujer enferma a la que debía cuidar con todo su corazón.

Un paciente especial que desde hace varios meses es el principal residente de su corazón.

Arthur abrió su habitación y entró.

Arthur entró en pánico cuando no encontró a Nadine en su cama.

-¿Dónde está? ¿Se fue?- Los malos pensamientos persiguen a Arthur.

Arthur tembló de emoción al pensar en su mujer huyendo de él.

-Doctor, ¿ha vuelto?- Una voz devolvió a Arthur a la realidad.

Nadine, que acababa de salir del baño, se levantó para saludarlo. Arthur reflexivamente se acercó a Nadine y la abrazó posesivamente.

Los ojos de Nadine se abrieron, sin esperar la reacción de Arthur. Nadine empujó el cuerpo de Arthur lejos de ella.

Arthur se dio cuenta de su comportamiento.

-Lo siento.

-¿Doctor tiene algún problema?- Preguntó Nadine inocentemente.

Arthur no esperaba que la reacción de Nadine fuera tan inocente. Aprovechó la oportunidad para atraerse la simpatía de Nadine.

-Sí, hay un pequeño problema con el paciente. Te abracé por reflejo, ¿te sentiste incómoda?- Preguntó Arthur nuevamente.

-No doctor, solo quedé en shock, pero le ruego que no lo vuelva a hacer, debe limpiarse inmediatamente, porque soy una mujer que trae mala suerte, lo mejor es no tocarme, mi mala suerte le afectara- dijo Nadine en voz baja mientras miraba hacia abajo.

-Oye tonta, ¿qué estás diciendo?- Arturo no podía creerlo.

-No importa, doctor, por favor entre- dijo Nadine.

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