MARATÓN —Prometido obligatorio

—buenos días reina madre, ¿me mandó llamar? —el omega realizó una pobre reverencia, qué pensó ofendería a la mujer, esta por el contrario lo tomó como un producto de su pobre conocimiento así que lo dejó pasar.

—bienvenido duque Villanueva, tome asiento por favor (sin duda es un omega hermoso, muy hermoso, tendré nietos hermosos y de habilidades excepcionales) —la reina madre analizaba a Zade de pies a cabeza, y pese a que este no vestía atuendos acordes a su casta (hay ropa exclusiva para omegas) le seguía pareciendo un hermoso y digno candidato a la corona.

—me disculpo por la apresurada invitación, pero usted entenderá que tras saber que su familia había muerto y descubrir que todavía quedaba alguien de tan poderoso linaje, tenía que conocerlo.

—usted habla de una invitación, yo todo lo que escuché fue chantaje y abuso de poder, y en cuanto a mi familia como la llama, no tengo ninguna lazo con ellos. Decidieron desecharme por ser solo un omega, sin magia y una vergüenza a su prestigiosa familia. Aun así ¿me obligará a permanecer aquí y vivir para mantener en alto la tercera casa noble al servicio de la corona? sabiendo que poco me importa.

—toda familia tiene problemas. Además, usted no es el inútil que ellos decían, ya puede usar magia según veo. Sin mencionar, que si se convierte en el prometido de su alteza y logra demostrar su valía para la corona su linaje no desaparecerá y el nuestro se hará más fuerte. —Zade se levantó de su lugar, estaba seguro de haber oído mal, pero de todas formas volvió a preguntar.

—acaba de sugerirme que me convierta en el prometido del rey?

—no lo sugerí, estoy diciendo que aparte de tomar su lugar entre las 12 familias principales de Steel, será también unos de los elegidos prometidos del rey, estudiará para ser una buena reina mientras su alteza y usted pasan tiempo juntos, y espero ansiosa qué a usted sí quiera verlo a diferencia de las demás doncellas que jamás han sido aceptadas incluso si pertenecen a buenas familias también.

—no, no aquí hay un error, usted debería odiarme.

—no entiendo, ¿por qué haría eso?, usted es un poco imprudente y malhablado, pero también muy honesto y transparente, me agrada eso, por lo menos más que esos aduladores hipócritas que tratan de ganarme con falso respeto y regalos.

—(así que por eso odiaba al Zade de la novela, a ella nunca la engañó su sonrisa y falsa amabilidad) yo no quiero ser uno de los prometidos de su alteza, aceptaré mi cargo como representante de la familia Villanueva, sintiendome presionado a hacerlo, ya que, no estoy preparado para ello, pero nada más. Muchas gracias, pero no seré el prometido de su alteza.

—me temo duque, que no puede renunciar a ser el prometido de su alteza, los únicos con la autoridad para aprobar o desaprobar si una doncella u omega es o no acto para ser prometida es el mismo rey o en su defecto yo, dado que a mi hijo parece no importarle.

—entonces le daré 3 razones por las que no puede elegirme, la primera yo ya estuve casado, soy viudo ahora, no cumplo con la pureza de una novia principal. Segundo soy madre de un hermoso niño, y tercero carezco completamente de los atributos académicos, para ser el prometido de su alteza.

—¿es así? —la reina no le creía si bien ya le habían dicho de la presencia del niño, era humanamente imposible que fuese su hijo; además notó que el omega mentía al hablar de su falta de pureza. Ella era una experta en detectar oportunistas, no solo tuvo que lidiar con ellos antes cuando su esposo vivía, sino ahora para proteger a su hijo también, y esa leve desviación de la mirada que hizo el omega al hablar del asunto, denotaba vergüenza, la vergüenza de una flor inocente.

Por lo que entendió: el chico haría lo que sea para no ser parte de las aspirantes a princesas, quizás tenga sus razones y puedan ser válidas, pero ella también tenía las suyas (quería nieto; claro la tranquilidad y felicidad de su hijo también), por eso aunque debería estar furiosa por el descaro del omega, le asombraba su osadía y divertía un poco.

—la mansión Villanueva ha sido remodelada para usted y sus acompañantes, envié a 3 de mis mejores sirvientas para atenderlo y que le ayuden en su educación esencial como dirigente de un hogar, los profesores irán 4 veces por semana; usted deberá venir aqui al palacio una vez a la semana; su alteza debería verlo un día a la semana también, aunque nunca nadie ha tenido el honor de su compañía hasta hoy.

—significa que de todas formas no me descartará como candidato.

—no, no lo haré, y por favor duque, no olvide lo que le acabo de decir.

—recuerdo todo muy bien reina madre, tenga un buen día, yo rezaré para que el rey también me rechace como a las demás y usted me descarte pronto. —hizo una reverencia y se fue, la reina rio bastante recordando las palabras del omega.

—él y Matthew son tan parecidos y opuestos a la vez. — la mayor salió del recinto, viendo que su hijo y el omega se habían encontrado, el omega apenas hizo una reverencia pobre al monarca y pasó de él cómo si no hubiese visto a nadie. La mayoría de omegas hacen hasta lo imposible por llamar la atención del alfa, aunque este las ignora completamente, en este caso el panorama fue a revés: el alfa fue quien se quedó de pie mirando al omega como si fuese una aparición y momentos después se apresuró a alcanzarlo.

Desde ahí no sabia que habían hablado, pero la expresión del omega era de enojo mientras la del alfa, de confusión y también al final dejó salir una sonrisa después de que el menor se fuera dejándolo ahí parado.