Siete

Mariana no tardó mucho en escuchar el sonido de un auto llegando para después ver aparecer a Greg frente a ella.

- Mariana- intentó acercarse y ella y la chica le levantó su mano derecha indicando que se detuviera.

- ¿Cuando iba a enterarme que estabas comprometido, cuando recibiera la invitación de la boda?- le reclamó- ¿O ibas a mantenerme como tu amante, escondida y aparte de tu buena esposa? Porque ella sí se merece un matrimonio, yo con ser una arrimada que calentara tu cama por años tenía que conformarme.¿Tan  poca cosa he sido para ti todo este tiempo que ni siquiera saber me merecía?¿Ese era todo el amor que decías tenerme?

- Mariana las cosas no son como tú crees, intenté decirte muchas veces pero perdía el valor cuando me daba cuenta de que ibas a sufrir.- el hombre se pasó la mano desesperado por el pelo sin saber que otra cosa decir.

- Jajajajajaja- le soltó una risa sin gracia- No querías verme sufrir pero me engañabas, eres muy incongruente, explícame entonces como son las cosas,  soy tan tonta que hasta puede que te crea.

- Anabel y yo teníamos una relación antes de que yo decidiera separarme de mi familia- intentó explicar- Yo la amaba, pero mi padre no estaba de acuerdo con nuestra relación, un día ella desapareció de mi vida para evitarme más problemas con él y yo me vine a Italia para olvidarla y hace unos meses nos volvimos a encontrar por casualidad.

- Pues cuanto me alegro por ustedes.- le dijo con sarcasmo.

- Hay algo más, y es la explicación de todo, me estoy muriendo- ella hizo un gesto como de que ya no le creía nada- No te miento, tengo un tumor cerebral que me dejará vivir un año más si acaso, por eso cuando nos encontramos y empezamos de nuevo nuestra amistad ella hizo que me diera cuenta de que todavía la amaba, y yo quiero vivir feliz los últimos meses de mi vida.

Eso fue mucho para ella y para su maltratado corazón, todas las veces que lo escuchó decirle te amo nunca fueron verdad, ni siquiera había sido feliz a su lado y ella pensando que eran todo el uno para el otro.

- Me habría gustado saber lo insignificante que yo era para ti antes, no habría perdido tanto tiempo de mi vida a tu lado, hasta podría haber buscado a tu amor y traerla para ti si tan infeliz eras conmigo.- ya ella no sabía de donde estaba sacando las fuerzas para hablar en vez de gritarle desbordada en lágrimas, si no hubiera estado sentada sus pies no la habrían sostenido.

- No es eso lo que intento decirte- él se dio cuenta de que no debió decir las cosas así- Tú eres muy importante para mi, te quiero mucho, pero a ella la amo y quiero ser feliz antes de morirme.

Otra vez aquello, quiero ser feliz, los jirones de su pobre corazón caían a sus pies y él ni siquiera se daba por enterado de lo que estaba provocando.

- Bien, creo que ya lo has dicho todo.- ya no quería seguir escuchándolo, lo menos que se merecía el hombre era verla llorar y cada vez que lo oía decir de su amor por la otra hacía que su cuerpo se llenara por dentro de lágrimas, Mariana estaba a punto de desbordarse- Entrégame los poderes que hice a tu nombre.

Él no dijo nada, salió hacia el despacho y volvió con una carpeta en la mano que ella no tuvo ni que leer, lo rompió todo en cuatro pedazos y lo lanzó a la basura.

- Quiero que te vayas ahora mismo de mi casa, te dejo libre de cualquier cosa que involucre mi nombre o incluso hasta mi recuerdo, mañana no te presentes en la empresa, ya no trabajas allí y temprano llegará Luigi con un grupo de auditores para hacer una revisión de todo.

- Mariana, nada de eso es necesario, yo te dije que podías confiar en mi y lo he cumplido, nunca he tocado nada de tu dinero, yo reclamé la herencia de mi padre y tengo lo suficiente para vivir.

Otro golpe, había reclamado sus derechos con la familia Patel a pesar de que le había dicho que no quería saber nada de ellos y no tuvo la delicadeza de comunicárselo, pero bueno, que esperaba, si no le dijo que iba a casarse con otra.

- Perdona que no te crea pero el acantilado más grande del que puedas caer es el de la confianza y tú eres la prueba de eso.- le dijo mirándole directamente a los ojos, quería ver si había algo de arrepentimiento en él- También te escuché decirme muchas veces te amo en la misma cama donde te revolcabas con tu amante, la confianza que te tenía se quedó debajo de las sábanas sucias que dejaste en mi habitación sin importarte que yo creía ciegamente en ti, vete Greg y no te molestes en despedirte.

Él le sostuvo la mirada por última vez y de sus ojos bajaron lágrimas, las lágrimas que no había derramado ella las estaba sintiendo él correr por su rostro, se había equivocado mucho, y le dolía todo el daño que sabía que le estaba causando a la mujer que lo había amado siempre, pero ya no había marcha atrás con lo hecho.

Mariana esperó en la cocina hasta que escuchó la puerta de la entrada cerrarse y entonces tomó su teléfono.

- Luigi ¿Puedes venir por mi? Te necesito. - no recibió una respuesta pero sabía que en menos de quince minutos su hermano estaría allí.

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Mariana escuchó la puerta de la habitación de invitados de la casa de su hermano cerrarse como si la fueran a arrancar, con esa furia había salido Luigi de allí sin escuchar sus ruegos para que no fuera a buscar a Greg.

Desde la cama en la que se había acurrucado escuchaba los gritos de la discusión que estaba teniendo el hombre con Ninete en donde ella le ordenaba hacer lo que su hermana le había pedido y se sintió tranquila, la francesa conseguiría lo que ella no, y aún faltaba la mejor parte, no le había dicho que estaba embarazada, pero ya lo diría en un rato, cuando llegaran los otros dos que estaba segura que no tardarían.

Mariana cerró los ojos y pensó en su vida con una mano puesta en su vientre, ella había sido una niña amada, por su verdadera familia y por la que su abuelo había escogido para ella, y de adulta también fue amada, y nunca se privó del derecho de amar, ella era de las personas que no entregaba solo una parte de su corazón, lo daba todo y nunca le había salido mal, nunca, hasta ahora, pero eso no sería un obstáculo, dentro de ella se desbordaba el amor, y su hijo lo sentiría así.

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