El nacimiento de los celos

Eran las vacaciones de invierno, y Margaret se encontraba en su habitación repasando los exámenes, aprovechaba cada segundo para ser la mejor veterinaria y claro que lo iba a conseguir por todos los sacrificios que estaba haciendo.

De repente se oyó un bullicio desde afuera, la joven sentía curiosidad por aquello y se asomó a la ventana para ver, pero antes de llegar a mirar, Emma le tocó la puerta.

____ Querido, ven tu amigo ha vuelto a casa___ Comunicó ella contenta.

Margaret feliz salió a recibirlo.

Cuando ella caminó hasta la sala, su sorpresa fue mayor, Gerard estaba agarrado de las manos de una chica hermosa, en cuestión de segundos se encontraron con la mirada y las chispas enseguida se encendió en ambos.

____ Josh, amigo mío que bueno es volver a verte___ Expresó Gerar mientras caminaba hacia ella con una sonrisa.

Los dos se abrazaron durante un segundo, Gerard le daba palmadas con tal fuerza que Margaret tosió y es que sentía que se le salían los pulmones.

____ ¡Qué bueno verte amigo mío! __ Expresó la joven.

Cristina vio que Gerard no se molestó en presentarla con su amigo, y ella se acercó.

____ Mi amor, ¿Él es el amigo de quien tanto me hablaste?___ Preguntó ella, mientras miraba a Margaret de pies a cabeza.

____ Un gusto señorita, mi nombre es Josh ___ Dijo Margaret, mientras le extendía la mano.

Cristina desvío la mirada haciendo cara de asco porque Josh era parte de la servidumbre, y es que ella había imaginado que el amigo de su novio, formaba parte de la familia.

Enseguida Gerard se enojó por la actitud de Cristina.

____ No seas grosera, deberías darle la mano___ Sugirió él.

_____ Está bien; debo volver a mi habitación a seguir estudiando, sean bienvenidos a casa____ Dijo Margaret, mientras se retiraba a toda prisa.

Cerrada la puerta tras de sí, ella no podía controlar los fuertes latidos de su corazón, la invadió unas ganas de llorar y no podía, le dolió el alma ver a Gerard con otra mujer. Ella se la pasó la noche entera dando vueltas y vueltas en la cama.

Al amanecer aún cuando el sol no rayaba, la joven se levantó sin poder dormir un sueño, tomó un caballo y salió a cabalgar, llegó al lago en donde ella podía sentirse un poquito libre, sentada allí observó por largos minutos el mover tranquilo de las aguas.

Allí mismo en silencio, se le derramó unas lágrimas que otras, el amor que sentía por el joven Gerard, la estaba dejando sin hálito.

Después de una hora, ella pegó la vuelta para regresar, entonces a lo lejos veía venir a su amado montado en caballo.

Ella se apresuró a limpiar su rostro por si quedaba algún rastro de sus lágrimas y lo esperó con una sonrisa fingida.

____ ¿Qué haces levantado tan temprano? Es sábado___ Preguntó Gerard apenas llegó.

____ Buenos días, me gusta levantarme temprano ___ Respondió ella.

El joven, se posicionó al lado de ella y la miraba sin control.

____ Perdón por lo de anoche, Cristina es una chica muy escurridiza...____dijo él, antes de terminar la oración; Margaret lo interrumpe.

____ No te preocupes, ella tiene la razón; yo solo soy tu sirviente___ respondió Margaret.

____ No es así, tú eres mi mejor amigo___ Exclamó el joven, y la dio vuelta, dejándola Cara a cara.

Los dos quedaron suspendidos en el tiempo, las pausadas respiraciones de ambos eran como una canción en el silencio, se miraron con tanto deseo y pasión que luego la realidad los expulsó de su éxtasis.

____ Los mejores amigos, no se abandonan___ Reclamó Margaret al dirigirse al caballo, pero Gerard la detuvo por uno de sus brazos.

____ Perdón, no era mi intención___ Expresó él.

Ella miraba su agarre y Gerard se dio cuenta de que no estaba bien entre dos amigos tal escena y la soltó delicadamente.

____ No te preocupes, olvidalo___ Expresó Margaret y se fue.

La ira de Gerard se desencadenó, tomó una piedra y la lanzó con fuerza al lago acompañado de un grito de desesperación.

____ Soy un asco___ Se expresaba así mismo y es que él odiaba sentir amor por su amigo.

Él, estaba sufriendo y Margaret no pensaba decir la verdad, su secreto estaba destruyendo un corazón tan puro e inocente como el de Gerard.

Llegada la noche, Cristina invitó a a los muchachos para dar un paseo por el pueblo, los dos aceptaron y se fueron.

Cristina, no era tan indiferente a las miradas entre ellos, ella comenzó a cavilar en su mente por todas las posibilidades.

Durante el paseo, ella trataba de besar a su novio para ver la reacción de Josh, y como entre mujeres se entiende los mensajes ocultos, Margaret entendió que su secreto no estaba a salvo con Cristina cerca.

Enseguida Margaret inventó una excusa, se despidió de ellos y se regresó al castillo.

Por otro lado, el joven se sentía solo aún estando con Cristina, sin Margaret nada era divertido, así que decidió también regresar.

Al otro día, la joven se levantó temprano para servir el desayuno; era un momento incómodo porque Cristina le pedía cosas a propósito; era como dejando en claro cuál era su lugar; este incidente Gerard no lo captó.

Margaret, apenas toleraba a esta chica, que al parecer ha llegado para ser como una piedra en sus zapatos, era molesta y sumamente engreída. Sin embargo; ella no estaba dispuesta a dejarse humillar por ella, apenas encontraba la oportunidad le iba a dejar en claro que no la molestara.

Finalizado el desayuno, la joven trabajadora, recorrió los corrales de ovejas y de paso conversaba con su nuevo amigo, el pastor Marc.

____ Buenos días, Marc___ Saludó Margaret con una sonrisa.

____ Buenos días Josh, voy a llevar a las ovejas a los bebederos ¿vienes?___ Dijo Marc.

____ Claro, vamos ___ respondió Margaret.

Ellos fueron caminando tras las ovejas, conversando con alegría, Gerard celoso, los observaba desde el balcón de su habitación, inmediatamente los siguió sin importarle lo que dirán, Cristina estaba ocupada cantando en el baño mientras se duchaba.

Con pasos agigantados, Gerard los seguía de atrás, él pudo ver que Josh sonreía constantemente con Marc y eso lo sacaba de sus casillas, le ardía la sangre con tan solo ver que Marc apoyaba uno de sus brazos en el hombro de Margaret.

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