Aziz parte 1

Aziz se encontraba en la cocina, rompiendo y revolviendo unos huevos, cuando Adir salió de su habitación después de pasar toda la noche leyendo cómics.

— Buenos días, Aziz —dijo Adir mientras cerraba la puerta.

— Buenos días, Adir.

Aziz estaba preparando su mochila para la universidad mientras reflexionaba.

— Adir...

— Sí...

— Creo que iré a visitar a mi hermana.

— Suena bien.

— ¿Qué vas a hacer, vendrás conmigo?

— Eh, pero... no sería raro...

— Bueno, puede ser que sí, pero la verdad es que desde que te conocí, tenía planeado ir a verla. Solo que no había podido porque no sabía qué hacer.

Aziz pensó por un momento. No había visto a su hermana en bastante tiempo y sentía que era el momento adecuado para visitarla. Después de todo, la familia era importante para él.

— Sí, creo que iré —respondió Aziz finalmente. —Será bueno ver a Alicia y pasar un tiempo con ella.

Adir sonrió, comprendiendo la importancia de este encuentro para Aziz.

— Entonces creo que me iré a quedar donde Angélica o Sofía.

— ¿Estás segura?

— Bueno... no sabría decirte... mentiría si dijera que no quiero ir, pero no sería una molestia, digo, para ti y tu familia.

— Sí, sería extraño si llegara de repente con una mujer.

— Cierto.

— Pero tengo una idea.

— ¿Cuál es tu idea?

— Solo espera y verás.

Al día siguiente, Adir y Aziz fueron a un centro comercial para comprarle ropa. Después de varios intentos fallidos con la vestimenta, finalmente encontraron la adecuada.

— Entonces, ¿tu gran idea era disfrazarme de hombre? —decía Adir mientras se miraba en el espejo.

— Sí, sería extraño llegar como mujer, pero si llevo a un amigo, no sería tan extraño —explicó Aziz.

— Bueno, no sabría qué decirte —comentaba Adir aceptando la idea de Aziz.

— Bien, voy a preparar las cosas —dijo Aziz.

— Genial, entonces será una visita sorpresa. Podemos hacer algo especial para ella, ¿qué te parece llevarle algo que le guste? —sugirió Adir.

Aziz asintió, entusiasmado con la idea. —Sí, es una excelente idea. A Alicia siempre le han gustado las plantas. Podemos comprarle una bonita planta para alegrar su habitación.

Adir y Aziz terminaron de prepararse rápidamente y salieron hacia la tienda de plantas más cercana. Escogieron cuidadosamente una planta en flor, pensando en lo feliz que haría a Alicia.

Aziz y Adir estaban caminando en dirección al tren bala. Al llegar, compraron los boletos y se dirigieron a los torniquetes. Aziz le mostró a Adir que el boleto se lo tragaba el torniquete, lo que la asombró mucho, ya que era la primera vez que veía eso. Y era aún más sorprendente cuando salía un nuevo boleto.

Luego de eso, esperaron al tren bala, lo que asombró a Adir cuando vio cómo llegaba.

Una vez adentro y con el tren en movimiento, Adir se quedó pegada a la ventana, viendo el exterior.

— Mira, Aziz, vamos muy rápido.

— Si —respondia con una sonrisa.

Durante el trayecto, Adir parecía estar pensando en algo, observando el paisaje que se deslizaba rápidamente por la ventana. Aziz notó la expresión reflexiva en su rostro.

— Adir, ¿hay algo en tu mente? Pareces un poco distante —preguntó Aziz con curiosidad.

Adir se sobresaltó ligeramente y luego le sonrió.

— Oh, no es nada importante. Solo estaba pensando en cómo será tu encuentro con tu hermana y cómo podríamos hacerlo más especial.

Aziz asintió, agradecido por la consideración de Adir. Llegaron a la estación y abordaron el tren. Durante el viaje, Adir compartió algunas ideas sobre cómo hacer la visita a su hermana aún más memorable.

— Podríamos llevarle algo mas además del regalo, podríamos planear una pequeña excursión juntos, tal vez a un lugar que ambos recuerden de su infancia.

Aziz encontró las sugerencias de Adir muy útiles y comenzaron a planear los detalles de su visita.

Una vez que llegaron a su destino, esperaron sentados a que pasara el autobús. Adir estaba entretenida en el autobús comiendo algunos dulces y de vez en cuando le daba uno a Aziz.

“Nunca me cansaré de Aziz” pensaba Adir mientras miraba por la ventana. “Un día tendremos que despedirnos, pero aún así, nunca pensé que hubiese sido mejor no conocerlo. Solo quiero disfrutar del tiempo que pasamos juntos. Solo me pregunto qué será este sentimiento que estoy sintiendo en lo profundo de mi corazón”.

Aziz y Adir una vez llegaron al paradero, salieron de ahí caminando con mucho ánimo. Caminaron en dirección a la casa de Alicia. Pasaron por varias casas, algunas calles, algunas más empinadas que otras, hasta que al fin llegaron a la casa, iluminada por el despejado sol.

Llegaron a la casa de su abuela donde Alicia vivía. Aziz estaba nervioso pero emocionado por ver a su hermana después de tanto tiempo. Aziz tomó un respiro profundo antes de tocar el timbre. Unos segundos después, la puerta se abrió y apareció Alicia, con una expresión de sorpresa y alegría en su rostro.

— ¡Abuela, Aziz por fin salió del armario! —exclamó Alicia, corriendo hacia su abuela.

— Espera, Alicia, ¿dónde aprendiste esa palabra?

— Sabía que algo así pasaría —comentaba Adir.

— Y por qué no me lo dijiste, pensé que este plan no tenía errores.

— Hay Aziz, a veces en verdad eres idiota.

— ¡Hola, abuela! Teníamos que hacerte una visita sorpresa. ¿Cómo estás? —preguntó Aziz, abrazando a su abuela.

— Estoy muy bien, y mucho mejor ahora que ustedes están aquí. Pasen, pasen. ¿Quieren algo de tomar?

Aziz y Adir entraron a la acogedora casa de Alicia. Sentados en la mesa, charlaban y se ponían al día. Aziz le entregó la planta que habían comprado.

— ¡Oh, es hermosa! Muchas gracias, chicos. Siempre me han encantado las plantas —dijo Alicia, colocando la planta en un lugar especial de la sala.

— Dime, ¿quién es este jovencito? —preguntaba la abuela.

— Bueno...—decía nerviosa Adir.

— Es un amigo, se llama Adrian.