cap 16: Oceano en llamas

Fernando comenzó a burlarse de su amigo.

Oye brother que fue eso lo miro interrogante y luego estallo en risa.

La cara que pusieron esos hombres fue épica parecían que explotarían de cólera dijo riendo a más no poder.

Paul también comenzó a reir.

Las mujeres casi la acribillan con la mirada le dijo más serio.

También lo noté dijo recomponiéndose.

Vamos estoy agotado ha sido un día largo y extenuante aunque la felicidad y el orgullo que siento no se compara con absolutamente nada acoto Paul.

Ni que lo digas bro yo estoy igual, deseo un rico baño tibio, tomar un jugo y dormir un poco, su rostro demostraba cansancio.

Salieron del centro deportivo, buscaron al chofer designado para trasladarlos y ir pidieron ir al hotel.

Al llegar habían varios periodistas se abocaron en entrevistarlos, sin más remedio dieron unas cortas palabras e ingresaron con ayuda de la seguridad.

Pidieron algo ligero de comer y no ser molestados.

Subieron a se piso y cada uno tomó una ducha en su habitación, juntos comieron, platicaron un rato de los planes a futuro y luego se acostaron tan pronto tocaron la cama se durmieron estaban muy agotados.

Luisana y Camila llegaron a la mansión ya Miguel había regresado a la empresa le toco comer solo y eso o ponia de muy mal humor, era de uncarácterr más dulce y tierno que Luisana, pero cuando se le salía el Salvatore era de temer.

Aunque a las dos mujeres de su vida le perdona todo.

Almorzaron y fueron a descansar.

La creatividad llegó como ráfagas y Luisana comenzó a diseñar otro auto esta vez inspirado en el abdomen bien tallado de Paul, ahora su salvador tenía nombre y no era Hércules ni ningún dios griego aunque parecía uno.

El bosquejo cobraba fuerza en su mente y sus diestras manos lo plasmaban en el papel.

Mordió su labio inferior recordando cada cuadrito deseando morderlo y saborearlo como a un rico chocolate.

Su humedad se hizo presente y se reprendió a sí misma, parecía una pervertida.

Hacía meses no tenía intimidad y ya le estaba haciendo mucha falta.

Termino el boceto y lo guardo en su caja fuerte.

Reviso varios documentos, sintió pena de su hermano estaba saturado de trabajo, sin dudas al siguiente día regresaría la oficina.

Se le hizo tarde poniéndose al día con algo de trabajo acumulado.

La hora de la cena llego y una empleada le dio aviso.

Mi hermano ya llegó pregunto dejando los documentos a un lado.

No señorita, pero ya viene en camino según me dijo la señorita Camila respondió y se retiró.

Luisana subió a tomar un baño antes de cenar.

Se colocó un pijama cómodo y bajo.

La cena transcurrió amena como cada noche.

Camila le contó a Miguel lo sucedido y que Paul Rodríguez el atleta por el que se peleaban era quien salvo a su hermana.

Un brillo especial reflejaba Luisana en los ojos al hablar de Paul.

Miguel y Camila se dieron miradas cómplices y sonrieron.

Aunque era menor, ellos piensan que para amar no existe la edad y era la primera vez que veían esa ilusión en Luisana.

Paul y Fernando despertaron muy tarde.

Paul miró la hora y decidió llamar a sus padres.

Rigoberto y Eugenia habían esperado por muchas horas esa llamada.

Lo saludaron y felicitaron con alegría, sentían un profundo orgullo por el gran hombre en que su amado hijo se convertía.

Paul mostró las medallas a través de la pantalla feliz.

Algunas lágrimas brotaron de los ojos de sus padres.

Eran muchos los sentimientos encontrados, pero la angustia prevalecía, el temor a las represarías de Martin Guerrero, seguían latentes, si o si debían poner sobre aviso a su hijo.

El momento menos deseado llego, aun sin quererlo debían pasar el trago amargo, sabían que Paul se molestaría sobremanera, por no decirle antes, pero no querían que todo eso afectara su concentración perjudicándole en el rendimiento de su participación deportiva.

Si más comenzaron a relatarle los acontecimientos de los últimos días, y la manera desesperada como habían abordado a Nicole para hacerles presión.

Paul estaba demasiado enojado, pero no con sus padres, la locura de Martin Guerrero por cumplir lis caprichos de la insufrible y caprichosa Vanesa habían traspasado cualquier límite y ya no permitiría una sola cosa más.

Tranquilizo a sus padres y les dijo que jamás se enojaría con ellos, los amo fue como se despidió antes de colgar.

Paul indignado caminaba de un lugar a otro como león enjaulado.

Cálmate hermano le pedía Fernando.

Como puedo calmarme Fer mi familia está siendo hostigada, mi padre tuvo que dejar su empleo, mama fue amenazada con correrla del hospital y ahora Niki, todo por esa desgraciada caprichosa.

Fernando abrió los ojos sorprendido, Paul no era el tipo de hombre que se expresaba mal de una mujer y si alguien lo hacía en su presencia defendía a la chica.

Escucharlo referirse a Vanesa de esa manera era algo sorpresivo.

Te juro Fer que si la tuviera frente a mí le retorcería el cuello, las venas se marcaban y sus ojos desprendían una furia jamás vista en el amable y apacible joven deportista estudiante de medicina.

Si algo le llaga a pasar a Niki no abra lugar en donde se pueda meter la buscaré hasta debajo de las piedras y conocerá la peor versión de mí dijo con ira.

Ven Paul siéntate toma un poco de agua y trata de calmarte por favor le pedía casi suplicando, ver el estado de su amigo lo desconcertaba mucho.

Su rostro demostraba preocupación y una ira que no había visto nunca en él.

De pronto se levantó, salió como un toro embravecido.

Fernando trato de detenerlo y le dio un empujón con una fuerza descomunal.

Paul a donde vas lo seguía temiendo que cometiera una locura.

Golpeo la puerta del entrenador.

Necesitó mi teléfono fue más una orden que un pedido de favor.

Que ocurre Paul le dijo el entrenador asustado los ojos azules de quien consideraba el joven más tranquilo del equipo parecían inyectados de fuegdirigióceano en llamas.

Se dirigio a la cómoda, saco una caja donde estaban todos los celulares.

Paul miró en ella y sacó el suyo.

Todos los demás atletas lo miraban intrigados, algo realmente grave había pasado para que Paul perdiera los estribos de esa manera.

Encendió el celular y marco el número de Vanesa Guerrero.

Al tercer repique una muy feliz Vanesa respondió, ni un millón de años se esperaría lo que le diría Paul a continuación.

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