Capítulo 5

Dean

Decidí recoger a la chica antes de que sus padres la llevaran a alguna parte. No sé por qué, pero quiero a esa chica. Ella acaba llegando mientras hablo con su padre y personalmente ella es aún más hermosa.

Observo su reacción al saber que ahora me pertenece y ya sabía que no sería una de las mejores. Pierdo la paciencia que ya no tengo y la llevo a mi casa y allí las cosas comienzan a ponerse interesantes, ya que ella no tiene miedo de mí.

La llevo a la habitación que preparé y la pongo en el suelo, ya que se negó a salir del coche y luchó bastante conmigo.

- Ahora duermes aquí, por ahora. Después de la boda dormirás en mi cuarto. - Hablo cruzando los brazos y analizando su postura.

- ¿De veras crees que voy a dormir en tu habitación? ¿O qué te voy a decir "sí" en el altar? —Desafía, aun con las cejas arqueadas.

— ¿Prefieres pasar el resto de tu vida trabajando en ese café, tres turnos al día sin tener un descanso, ya que en tu día libre trabajas para una señora mayor limpiando tu jardín y casa, para pagar deudas de una pareja que te vendió a mí en la primera oportunidad que tuviste? - Lo pregunto en serio, encontrando a esa chica loca.

—¡Amenazaste con romperles las piernas! ¡Son viejos y no se recuperan fácilmente! —habla con la cara roja de la ira—. ¿Qué querías?

— Ni un animal herido se entrega a la hora de proteger a su cachorro. Lucha hasta su último aliento para proteger a su cría. —Hablo descruzando los brazos, mientras recibo tu mirada de odio—. Pero no me quejo, no tienes mucha alternativa, ya que estás aquí ahora. - le lanzó una sonrisa maligna antes de seguir hablando - Si usted se niega a decir el "sí" en el altar, sus padres estarán allí y tal vez pierdan los movimientos de las piernas, para siempre.

- ¡Nunca me acostaré en tu cama! ¡Puedes obligarme a casarme contigo, pero en tu cama no me acuesto!

- Ya veremos, Srta. Niña.

Salgo del cuarto y cierro la puerta, aún no he pasado a los guardias las órdenes que básicamente consisten en mantenerla aquí dentro, tampoco he hablado con Jordan.

- ¿Habla, hermano, quieres algo especial para la Navidad? - Casualmente, encuentro a mi hermano, lleno de bolsas, en el pasillo.

— ¡Tengo a alguien en la habitación de al lado! - habló ignorando la pregunta—. Pero quiero dejar bien claro que ella fue el pago por una deuda de sus padres y ahora me pertenece. No pensaron en ella.

- ¡Sabes lo que pienso sobre eso! - Me miras enojado.

- ¡Pero prometí no meterme en los negocios de la familia! ¿Puedo hacer amistad con ella para que no quede sola aquí? —pregunta llena de expectativas.

— No solamente puede sino que debe. Se casará conmigo después de Navidad. Por supuesto que van a ser esos matrimonios que les gustan a las mujeres, pero para mí no va a hacer mucha diferencia, así que si quieres cuidar de eso para mí - hablo desinteresado.

— ¿Te vas a casar? ¿Te vas a casar? —grita eufórico, haciéndome poner las manos en los oídos —. ¡Tú, te vas a casar! — habla pausadamente, como si estuviera loco, y yo apenas volteo los ojos—. Pero claro que voy a cuidar de eso. Haremos una boda doble. Estoy tan feliz por ti.

- No olvide que ella está siendo obligada a eso y no va a ser la misma emoción para ella. — Advierto, y él asiente.

- Pero quizá con esa animación tuya no animes a la chica.

- ¿Puedo hablar con ella ahora? - Pide con los ojos brillando.

- ¡Mejor no, ella está agitada! Tal vez quiera lastimarte y no me va a gustar si ella lo hace.

- Está bien. - Él se da por vencido - Mañana, cuando ella esté más calma, yo trato de acercarme.

- Que venga el jefe de seguridad.

Terminó el asunto, Jordan sale y poco después Vitorino entra.

- ¿Señor Evil, puedo ayudarle con algo?

—Usted debe haber notado que entré con una joven, ella será pronto la señora Evil. Pero ella no tiene permiso para salir de esa casa. - Él asiente - Pasé la información a los demás guardias, ella no debe salir de esa casa.

- Perfecto, señor Evil. Ella no saldrá de esta mansión sin su compañía.

- Ahora puede retirarse. - Vitorino limita su respuesta a un meneo de cabeza y sale, dejándome solo en la oficina.

Acabo de firmar unos papeles y voy a mi habitación. Cuando paso por su habitación, la escucho llamar a la puerta y pedir que la suelten. Miro a la puerta por última vez y me dirijo a mi habitación, donde tomo un baño, visto solo un pantalón negro y salgo tranquilamente hacia donde está.

Abro la puerta y ella se aleja caminando de espaldas hasta golpear la cama. Su mirada ahora es una mezcla de miedo, odio y curiosidad. Observó su mirada en mi cuerpo, ya que cuando me vio estaba de traje y ella no podía ver mis tatuajes. Sonrío de lado cuando ella desvía la mirada de mi pectoral.

— ¿Te gusta lo que ves? — Ella no me responde, y si pudiera leer sus pensamientos ahora, no dudo que ella esté diciendo tantas palabrotas como pueda recordar - Supongo que se quedó sin voz, niñita. Date un baño y cambie de ropa. - Ordeno - Bajarás a comer algo y conocerás a tu cuñado y a tu nuevo hogar.

- ¡No quiero nada de eso! - habla cruzando los brazos - Entonces puede salir y volver a hacer lo que estaba haciendo antes.

Sonrío y me acerco lentamente, sin quitar mis ojos de los suyos.

— ¿Quieres saber lo que estaba haciendo antes? - Pasó la lengua por mis labios —. Estaba en el baño, tocándome y pensando en ti, acostada en mi cama, gimiendo mi nombre y pidiéndome ir más profundo, más profundo... —Suspiró y miró tus ojos abiertos —. No tienes noción de lo que te espera.

- Si me tocas, gritaré... gritaré con todas mis fuerzas. - Ella hablará justo después de caer en la cama.

- ¡Grita, pequeña... solamente me vas a excitar más!

Hazel se levanta de la cama y corre hacia el baño, encerrándose allí mientras yo me acuesto perezosamente en su cama, y espero que ella salga. Al salir del baño veo que ella está envuelta en la toalla y eso me enciende una vez más.

- ¿Puedes salir de aquí? - La irritación en tu voz me excita aún más. - Pensé que te habías ido.

- ¿Te las arreglaste para esconder todo esto? ¿Debajo de esa ropa? —Hablo mapeando cada centímetro de tu cuerpo —. Creo que voy a mandar un bonus más a tus padres. Se burlaron de ti. - Me levanto y voy hacia ella para que no se mueve.

— Lo que tú... - Ella intenta hablar, pero su voz falla cuando mis dedos tocan la punta de su toalla. —Aléjate de mí. - Tiro de la toalla dejándola desnuda, y me doy cuenta de que se da la mano contra el cuerpo.

- ¡Linda... eres simplemente hermosa!

Hazel está totalmente ruborizada, y mantiene la cabeza baja, jalo su mentón hacia arriba, obligándola a mirarme, y cuando nuestros labios se tocan, alguien llama a la puerta y me llama.

— Espero que sea muy urgente, Anthony, interrumpiste algo que yo quería mucho y voy a descontar todo mi mal humor en ti. - Habló enojado, pensando que si no fuera por ese desgraciado, ella dejaría que yo la besara.

— ¿Por qué estás vestido así? ¿Olvidaste que tenemos que vengarnos de esa pandilla de mierda que prendió fuego a uno de nuestros clubes? —Me mira con confusión.

- ¡Yo... espérame abajo! ¡Mierda! —Me visto en la fuerza del odio y puedes estar seguro de que esta noche voy a moler huesos.

...****************...

- ¡Mira! ¡Hoy haz capricho! Me ha gustado ver. Estaba más cruel que de costumbre. - Anthony habla recordando al infeliz que torturamos.

— ¡Como dije antes, has arruinado algo importante! - ojo de cara fea para él - Pero, antes de que usted y Mayra sepan por otras personas, voy a hablar con los dos a la vez.  — Él me mira esperando que yo continúe, pero me niego — Voy a hablar cuando lleguemos al bar en que ella nos está esperando.

Al llegar al bar, Mayra ya viene a nuestro encuentro con tres botellas de cerveza en la mano. Tomo la mía y giro mientras Anthony dice:

- ¡Tiene algo que decirnos... y nunca tiene nada que decirnos!

- ¡Puedes tratar de abrir esa linda boca que Dios te dio! Vamos, luego. - Mayra habla animada, haciéndome voltear los ojos.

- ¡Me voy a casar, después de Navidad! - me miran y empiezan a reír - Pueden reírse, pero es verdad.

- ¿Con quién te casarás? ¡Ni siquiera sales! —Mayra provoca.

- ¿Me dices que no caíste en el golpe de la novia árabe? - Anthony habla atrapando la risa.

– Ustedes son tan irritantes. No está más aquí quien habló. —volteó mi cerveza de una vez —. Si quieren ir a la boda o no, lo que sea. Ahora me voy, para intentar continuar donde lo dejé cuando ese idiota me interrumpió.

Salgo casi corriendo del bar, mientras mi mente se queda recordando su imagen desnuda todo el tiempo, y la sensación, el calor de sus labios cuando estaban cerca de los míos.

Mi cuerpo se enciende y se calienta de nuevo, y subo la escalera lentamente, sin querer romper el silencio del ambiente. Voy a ir a su habitación y veo que ya está durmiendo. Desafortunadamente, no será hoy cuando termine lo que empecé, pero no me iré de aquí sin sentir el sabor de sus labios otra vez.

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