Y el tiempo corría en el infinito mar de girasoles. Allí las flores se recogían y las semillas se trituraba para desprender su vital aceite. En esas remotas épocas, la esencia de esas plantas, no solo eran usadas en las comidas junto a grasas de puercos o gansos. Se usaba también como base para múltiples pócimas y bálsamos.
Colecta, plantío y elaboración, se convertían en elementos cíclicos del tiempo que tenían a todos trajinando. Una gran cabaña de rocas y paja solía albergar los cántaros del líquido meloso y las plantas recogidas por su dueña.
Estas se secaban y se machacaban y luego hechas polvo eran hervidas o mezcladas con el óleo de las plantas. Allí había medicina para esguinces, roturas de hueso, asma, dolores de espalda, goteos de ojos y nariz, tos severa, dolores de gargantas y de muelas podridas.
Sol Lisbeth era especialista en ese conocimiento médico e incluso de la villa la Alondra, venía gente con enfermos a verla.
El tiempo pasaba pero Sol Lisbeth no se olvidaba que su gran reino fue hurtado, primero de su madre y luego de su hija.
Era una campesina pobre ahora. Sus zapatos de cuero curtido eran fabricados por Rumi, cosiéndolas con tientos o hilos de plantas. Su pelo largo casi siempre trenzado y rodeando su cabeza. Sus vestimentas de costones de lino, donde venía la harina de los molinos.
Sin embargo Sol Lisbeth, irradiaba a su paso,un halo de fuerza y misterio.
Casi siempre acompañada de su perro lobo, Tiririca, llamado así porque temblaba mucho y era muy flaco cuando lo encontraron.
Tiririca dormía a su lado, caminaba a su lado mientras trabajaba y subía a su lado en la carreta para ir a la Aldea.
–Allá viene la reina de los negros– murmuraba la gente.
Sol no hacía caso.
Generalmente el murmullo maligno se debía, decía su maestro, a la envidia del ser humano.
– ¿”Que envidiar a una huérfana, solitaria, sin riqueza Maestro”?--
– Tu fuerza, tu originalidad, tu saber, tus girasoles, tu gente, tu perro.--
– Nada es mío, maestro. Es de la vida. Tiririca está a mí lado hasta que el hado de la muerte venza a la vida. Los morenos me acompañan porque son tan libres como yo de quedarse o irse, mí saber sobre las plantas es recogido de Maliusa o de Rumi, nada es mío. Lo que tenía me lo arrebató Turino. –
– El malvado Turino arrebató tu herencia pero no tu ser. Tú ser está intacto y se ha enriquecido. - contestaba el anciano.
Ese día en la Alondra, cargo con Rumi y Martina, los costales de harina en la vieja carreta después de bajar las tinajas de aceite.
Allí se enteraron que su segundo hermanastro se había casado y que una gran fiesta se hizo en el castillo que antes era de su madre.
Los príncipes falsos, como los llamaba el maestro, Willan y Shary, ya estaban casados. El castillo tenía ahora solo dos habitantes, Turino y Marieta.
Su madrastra era una mujer endeble y enfermiza. El casamiento con Turino y los hijos que pudo darle terminaron consumiendo casi por completo su salud. Según el populacho de la Alondra, la esposa del rey, no participó de todos los festejos. Hizo una rápida aparición para volver a sus aposentos.
– Pobre mujer. Turino le exprimió hasta la última gota de su fortuna - decían.
Así fue que Sol Lisbeth supo que su padre no perdió la avidez por las riquezas ajenas.
Había casado a su hija Shary con solo dieciséis años con un hombre mayor, convirtiéndola en Duquesa de un distante reino llamado Manuvia. Ahora casó a su hijo con la Señora de Portieri. Eran sin dudas acuerdos económicos de Turino. Portieri quedaba alén de altas cadenas montañosas. Su progenitor era malvado y su maldad afectaba a mucha gente.
El traqueteo de su carreta le acompañaba sus pensamientos. La charla continua de Rumi y Martina también. Ella iba callada. Su perro a su lado parecía pensativo también en ese camino de regreso a su hacienda de Girasoles. Pero Tiririca observaba el camino y apenas vio la liebre salto de la carreta y su dueña preparó la flecha. Su perro con premura corrió al animal atrayendo la presa cerca del tiró de su arco que fue justo y certero.
Rumi saltó del carro y fue a traer la presa. Hoy comerían guisado de liebre, y la presa estaba gorda.
Durante el resto del camino el moreno despellejo con cuidado el animal. Su piel serviría seguro para calzados o un morral pero su sangre caliente era un manjar para Rumi que la bebía con ansias. Martina aplaudía a su hombre pero se negaba a comer la carne cruda. Incluso vió a la morena volver la cara con algunas arcadas.
–Hum…pensó Sol – quizá esas arcadas indicaban el resultado de tantas revolcadas. Pero no dijo nada. Siguieron por la huella pedregosa del camino hacia sus tierras.
Rumi descubrió además unos aves zancadas y grandes que en esa época se llamaban “hemos”
Bajó de la carreta y descubrió los huevos pudiendo llevar unos cuantos entre sus ropas mientas los Hemos enfurecidos lo corrian y tiririca les ladraba.
Ver a los Hemos corriendo a Rumi hizo reír a las muchachas.
La risa de Martina era fuerte, cristalina y burbujeante.
La de Sol era apenas una sonrisa sin sonido cubriéndole su rostro y dejando ver su mágica belleza.
Felices llegaron a la plantación y atravesaron la misma por un estrecho camino que circundaba el plantío para llegar a la casa.
Apenas llegaron vieron morenos corriendo desesperados. Algo malo había pasado.
Una víbora ponzoñosa le había mordido a Maliusa y la anciana se retorcía de dolor.
Sol machaco muchos ajos y unas hierbas mezcladas con leche de cabra para atacar el veneno. El anciano lloraba junto a la cama de la enferma.
Sol Lizbeth no podía asumir que su madre de leche, podía sin dudas morir por ese incidente.
Eso no era factible. Ella debía curarle. Mantos de paño frío se colocaron sobre la frente de Maliusa y la escuchaban murmurar sonidos inteligibles. La mañana de sol se había nublado para los viajeros.
Uno de su tribu estaba en peligro de muerte.
Rumi y Martina
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Updated 42 Episodes
Comments
Olga Ortiz
nada es eterno y ese rey va a estar viejo y le quitarán el reino
2024-08-27
2
Yazmin Gómez
y al rey impostor le va a llegar el karma
2024-06-12
2
Yuneixy Ferrer
Muy bonita
2024-06-12
1