Capítulo 14 —Verdades del corazón

Aria:

El despertador marcó el inicio de otro día en la vida de Aria. A pesar de las dudas persistentes que la acompañaban en su relación con Maxwell, el mundo exterior exigía su atención. Se vistió con elegancia, eligiendo un conjunto que reflejaba la modernidad de su tiempo y se dirigió a su trabajo en la empresa tecnológica que había marcado el rumbo de su vida, Corporación Global Techcare.

...Aria...

Aria desempeñaba un papel clave en esta empresa, trabajando como diseñadora de interfaces virtuales. Su tarea consistía en crear experiencias visuales envolventes para los usuarios, fusionando la estética con la funcionalidad.

Una de estas experiencias se definía "horizontes desconocidos de un cúmulo de estrellas", en donde ella se permitía crear un entorno virtual realista en 3D de esta zona en especifico y el seguimiento de movimiento de esta área. Visto por medio de gafas VR (Realidad virtual). Así como estos entornos en específico, podía también diseñar otros panoramas, ella trabajaba según lo que el público requiriera.

Aria entró en la corporación y se dirigió rumbo a su oficina. Al llegar pudo ver que el espacio moderno de su lugar de trabajo, vibraba con la energía de la innovación y esto la ánimo. Ella estuvo lista para sumergirse en sus tareas, con la esperanza de encontrar distracción y propósito en medio de sus problemas personales.

...Corporación Global Techcare....

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Mientras tanto, en otro rincón de la ciudad, Luna se encontraba sumida en su propia rutina diaria. A pesar de lo molesta que estaba con su amiga, la idea de una amistad perdida la perseguía. Decidida a dar un paso hacia la reconciliación, marcó el número de Aria.

—Contacta a Aria —dijo la chica rubia en voz alta, al programa de IA en su "terminal".

—Como ordene —La voz computarizada vibró en su oficina.

Mientras sucedía esto, Luna movio su cuello cansado, para liberar la tensión por las exhaustivas horas de trabajo en las que se había sumido para no pensar en nada. Ella amaba la tecnología, sí pudiera vivir dentro de ella, lo haría.

Luna se recostó en su silla, y suspiró frustrada con su propia hipocresía. Se preguntó entonces ¿porqué había sido tan dura con Aria? Los robots no eran enemigos para ella, era solo la idea de que su amiga permitiera que el idiota de Alex la hiciera escoger un camino equivocado, porque Luna sabía que su amiga era una enamorada de la idea del amor y deseaba encontrar a la persona correcta.

La chica pensó que con toda la genialidad que eran los robots y la tecnología que imperaba en la sociedad de ahora, no sería suficiente para llenar el corazón de su querida Aria.

Un ser humano podía progresar, crecer, equivocarse, aprender de sus errores... Amar. Una IA no podía hacer eso, solo se quedaba estática, aunque tuviera pensamiento propio, todo sería mecanizado y no natural.

Respiró profundo y decidió que debía volver a hablar con Aria y hacerla entrar en razón. Esto por supuesto sin gritarse y llevando una conversación civilizada, no como sucedió antes.

Luna toqueteo su escritorio con sus uñas pintadas de fucsia, esperando que su amiga atendiera a su llamada.

Se escuchó un timbre, luego otro. Ella gruño molesta. —¡Aria contesta!, no me hagas ir a sacarte de las greñas de tu oficina...

De repente se escuchó la voz de Aria al otro lado de la línea. —¿Hola?

Luna respiró profundo y esperó que su amiga no hubiera escuchado las malas palabras que le dedico antes de que contestara.

Sin perder el tiempo, ella dio comienzo a la conversación.

—¿Vas a seguir enojada conmigo? —Preguntó la chica rubia con voz fuerte y sin endulzar la conversación.

Un rasgo que sin duda la identificaba. Luna era agresiva aún cuando estaba dando un consejo.

Aria suspiró al otro lado de la línea. —Luna, siento la forma como me comporte contigo, sé que quieres ayudarme pero déjame resolver esto por mi cuenta. Te prometo que encontraré la luz.

Luna siempre optaba primero por ser crítica y luego surgía la compasión en ella y con Aria era muy fácil. La quería demasiado, ella era su amiga y hermana impuesta por la vida, era su familia. Siempre había sido así, las dos contra el mundo.

—Siento, haberte gritado ese dia —Confesó Luna con pena.

—Siento haberte llamado loca. —Respondió la chica de ojos color avellana.

Luna no pudo evitar reirse por este comentario.

—Loca siempre he sido —dijo ella lanzando una mirada divertida, a la vista panorámica que le daba su oficina del exterior de Neo tech City.

Ella continuó rápidamente sin permitirse que esta conversación a la distancia se hiciera más larga.

—No creo que podamos seguir así Aria, debemos hablar en persona y dejar ser cobardes. —Expresó Luna con sinceridad a través de su "terminal".

—Esta bien, que tienes entre manos. —Se escuchó la voz animada de Aria.

La chica de cabello castaño, sorprendida pero dispuesta a dejar atrás las tensiones y desacuerdos, aceptó la invitación de su amiga Luna, a salir esa noche. La idea de divertirse y desconectarse del torbellino de emociones que la rodeaba era tentadora.

Al llegar a casa, Aria se encontró con Maxwell quién la recibió con la misma lealtad y amor programada de siempre.

—Aria, te extrañé. ¿Cómo fue tu día? —Preguntó el robot con sus ojos metálicos centelleando.

Aria le dedicó una sonrisa forzada y respondió. —Fue un día ocupado en la empresa, pero ahora necesito un descanso, Maxwell. Saldré con Luna esta noche.

El robot asintió comprensivo. —Entiendo Aria, diviértete y no te preocupes por mí. Estaré aquí cuando regreses.

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