Max:
El regreso a casa estuvo envuelto en un aire de inquietud. Después de su visita a Aria y el encuentro con Maxwell, la sensación de que algo no estaba bien persistía en su corazón. La noche se cernía sobre la ciudad y las luces parpadeantes de los hologramas creaban sombras en las calles desiertas.
—Electra, debes ir a casa. —Max pronunció las palabras que habia estado guardando.
La escuchó resoplar, él sabia que estaba molesta, despues de todo, lo que habia hecho, había sido una completa estupidez.
—Esta bien Max —dijo Electra sintiéndose indignada. No tenia que ser una genio para saber que él estaba rechazando su compañía. Ella se dio la vuelta dispuesta a irse sin despedirse.
—Electra. —Max la llamo, él necesitaba arreglar esto, ella se detuvo pero no se dio la vuelta. No era muy agradable hablar con su espalda pero no la presionaria—. Sé que te preocupas por mi pero no quiero verte sufrir por culpa de mis decisiones. Es mejor que no me vuelvas a seguirme.
Él tenía que ser directo, Max no era una persona, que guardara rencor en su corazón, siempre perdonaba, pero en esta ocasión había que poner un límite. No le gustó mucho que la chica hubiese estado espiando entre sus cosas, porque fue así, sí no, ¿cómo se enteró de que habia vendido su identidad?
Electra se dio la vuelta para enfrentarlo, sus ojos una mezcla de tortura y tristeza. —Ya sufro Max, ¿acaso no lo ves?. Te gusta esa chica, ¿verdad? —Le reclamó sin pensarlo.
Max cerró los ojos, lo que menos quería era hacerla sufrir y que ideara cosas en su cabeza. Abriendo sus ojos respondió. —No tengo nada con Aria, es como que te dije, mi problema es con ese robot, siento que algo está pasando, siento que..., es mi culpa. —No pudo terminar. Cómo desearía volver al pasado y haber tomado otras decisiones.
Electra se sintió aliviada en su corazón al saber que no le interesaba esa mujer, pero también triste por verlo en este estado. Ella se acercó un poco y tocó su mejilla con suavidad. —No te culpes, hiciste lo que creíste que era lo mejor para tu madre, todos hacemos cosas para sobrevivir. ¿Entiendes?
Max asintió no estando muy de acuerdo, la vida no significaba solo sobrevivir. ¿Porque no podían simplemente tener mas oportunidades?, ¿porqué esta sociedad los ahorillaba a perder su libertad? Tenía que haber algo mejor.
Estando distraído en sus pensamientos, no se percató de la cercanía de su amiga, que estaba apunto de besarlo.
Electra impulsada por los celos y la confusión de esa noche, lo beso con hambre y pasión.
Max, en un momento de debilidad, correspondió, pero su mente estaba lejos. En sus pensamientos, aún resonaba la imagen de Aria y la autenticidad que había perdido en su propia vida.
El beso continuó en la oscuridad de la noche, pero cuando finalmente se separaron, Electra observó a Max con esperanza. Sin embargo, en la mirada de él solo había confusión y culpa.
—Electra, no deberíamos haber hecho esto. No es justo para ti ni para mí —dijo Max, su voz reflejando la tormenta de emociones que lo envolvía.
Él la había correspondido, pero su mente estaba en otra parte, en Aria.
—Max te amo, ¿por qué no puedes ver lo que tienes frente a ti? —Preguntó ella con voz temblorosa, su pecho le dolia por su rechazo.
Él negó. —Electra eres mi amiga nunca te he visto como algo más. —La chica se hizo para atrás como si la hubiese golpeado. Max maldijo por lo bajo, esto no estaba saliendo como esperaba—. Te quiero pero no como lo esperas, Electra yo...
—No digas nada más... —
Ella no pudo terminar las lágrimas ya se le estaban derramando por sus mejillas, sintió subir por su garganta un sollozo pero lo reprimió y en lugar de calmarse y hablar. Salió corriendo lejos del chico que amaba y que acababa de romperle el corazón.
Una semana después...
Max se sumió en la rutina de su vida diaria, tratando de ignorar los conflictos que se agitaban en su interior.
Al entrar a su hogar, Max se sintió abrumado por la quietud del lugar a oscuras, que contrastaba con el torbellino de emociones que se gestaba en su pecho. Electra no contestaba a sus llamadas y por si fuera poco no podía dejar de pensar en esa mujer.
Él se dejó caer en el sofá cansado de todo, sus pensamientos estaban divididos entre las conspiraciones que según tenia RoboTech contra él y la imagen de Aria, la mujer que había conocido solo en el reflejo de su robot.
Suspiró y no pudo evitar la ensoñación. En su mente, Aria se manifestó con una belleza que desafió la perfección artificial de todo lo que conocía. Tenía la piel morena como la miel, ojos que reflejaban una mezcla de determinación y vulnerabilidad, y una sonrisa que iluminaba cada rincón de su rostro. Max se encontró cautivado por su encanto, por la autenticidad que desprendía.
Sin embargo, consciente de la realidad, él decidió apartar esos sueños falsos.
—¿Max? —La voz de su madre irrumpió en las sombras—. ¿Qué haces a oscuras? —Preguntó encendiendo las luces.
Él se levanto del sillón en el que había caído y le dio una sonrisa que no delatara su malestar. —Acabo de llegar, no quería despertarte.
Priscila conociendo a su hijo muy bien, no se creyó el semblante que le mostraba. Su sonrisa era igual a la de esos robots que ella veia todos los días en esta cuidad, era tan elaborada y fingida, y habia una rigidez en su hombros que no supo desde cuando había empezado a surgir.
—¿Pasa algo Max?, sí es así, puedes contarme. —Pregunto impotente, había visto a su hijo muy extraño estos días.
Max fingió un bostezo. —Solo estoy cansado madre y ahora debo ir a dormir. —Él se le acercó y besó su frente para luego irse a su cuarto.
Priscila puso una mano en su pecho como intuyendo algo, lo vio en su mirada, a su hijo le pasaba algo. Solo esperaba que Max tuviera la suficiente confianza para contarle que era lo que lo mantenía atormentado.
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Comments
La Caperucita del lobo🌙
Una madre siempre sabe
2024-02-22
1
La Caperucita del lobo🌙
No pero este ya se enamoró ya esta alucinando despierto 🤭
2024-02-22
1
La Caperucita del lobo🌙
pobre pero si no la quiere no puede hacer nada
2024-02-22
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