Capítulo 8 —Sentimientos

Max:

La luz de la luna iluminaba las calles de Neo Tech City mientras Max caminaba con paso decidido hacia el apartamento de Aria. A pesar de tener un trabajo en la fábrica de repuestos de robots y recibir un cheque mensual de Robotech, sentía una inquietud persistente en su corazón. Necesitaba asegurarse de que la elección que había tomado él y por tanto Aria no fuera en vano.

Mientras se acercaba al alto edificio donde vivía la chica. Max recordó la advertencia de Robotech, era como una alerta de notificación en su mente. "No debes tener contacto con la dueña de otro robot personalizado. Mantén la distancia para preservar la autenticidad de las experiencias".

A pesar de la amenaza, Max no pudo resistir la necesidad de comprobar por sí mismo, sí Maxwell realmente hacía feliz a Aria, sí ella estaba segura. Entró al edificio y subió en el ascensor hasta el piso sugerido.

Max podía ser un ciudadano desadaptado para las personas a su alrededor, un hombre sin estudios y sin porvenir, pero no era así, no se consideraba un experto en tecnología, pero siempre sabia como ser ingenioso cuando quería conseguir algo.

Mientras la Doctora Elora salió de su oficina ese día hace una semana, Max entró en su "terminal" y descubrió que no tenía clave de acceso. Seguro la mujer no creyó que él fuera tan hábil o tan audaz para hacer esto.

Su madre siempre le enseñó a no robar y al menos en eso no había faltado, Max solo quería llamarlo "pedir prestado". Él había estado dudando desde el principio en vender su identidad pero una vez hecho esto, ya no podía hacer nada, así que tomó la información de contacto de Aria Stelle. Así se llamaba la chica y la transfirió a su propio "terminal" o "tableta electrónica" como muchos la llamaban.

Ese recuerdo fue fugaz en la mente de Max pero aún así lo mantenía presente y hoy le serviría de ayuda. Así que aquí estaba en el piso de esta mujer desconocida.

Él caminó por el pasillo, observando la decoración y los lujos que tenían aquí. "Sí que se daban la gran vida", pensó.

Pero no era momento para pensar en esto, caminó más rápido para llegar a su destino y con cautela logró llegar. Max tocó la puerta del apartamento y no tuvo que esperar mucho.

Aria abrió la puerta, sorprendida pero visiblemente emocionada al verlo. Su reacción lo sorprendió.

—Max, ¿qué haces aquí? —Preguntó ella con una mezcla de asombro y alegría en su rostro.

Aria no creyó ver en persona al Max real, al de carne y hueso, era como pensó, se parecía mucho a Maxwell y era obvio, era su réplica exacta.

Max con nerviosismo pero determinación, respondió —Necesitaba verte, saber si este robot realmente te hace feliz.

Aria consciente de la amenaza que esto representaba para él, lo invitó a entrar en su apartamento.

Al entrar, Max pudo ver a primera vista a Maxwell, él estaba de pie observandolos desde la sala con una expresión neutral.

—No te preocupes por él, no te hará daño. Estamos a salvo con Maxwell —le dijo Aria.

Max se sorprendió por la confianza que está chica depositaba en un robot que apenas conocía, bien podían estar vigilandola pero si fuera asi, él ya estaría preso por incumplir el contrato.

Aria continuó. —Max entiendo que te preocupes por mí, pero Maxwell es increíble. Nunca me ha decepcionado y de seguro jamas me ha hecho daño. Él..., él es como tu, supongo. —Agregó rapidamente ella viéndose nerviosa por su escrutinio.

Max no sabía cómo sentirte con estas palabras, se pasó una mano por el cabello y pensó que venir, había sido un error y totalmente innecesario. Aria estaba bien, solo era su mente jugandole malas pasadas, las cuales le habían hecho pensar mal de la situación.

Además de que al ver a esta mujer tan hermosa, estaba empezando a sentirse nervioso, era mucho más linda en persona y a la distancia en que se encontraba. Max podía ver cada uno de sus rasgos con precisión. Esta chica era..., despampanante y no sabía por qué tenia a Maxwell como pareja y no a él en su lugar, se atrevió a pensar.

Max sacudió la cabeza y alejó las ensoñaciones de su mente. —Lo siento Aria, sé que está bien, solo... —Se detuvo pasándose una mano por su rostro—. Tenía dudas sobre vender mi identidad y cuando lo hice las tuve más....

Aria lo detuvo y tocó su brazo, algo que la hizo sentir emocionada, a Max pareció sorprenderme su toque así que ella alejó el contacto.

—Max es normal sentir dudas, yo las tuve al principio, pero recuerda que... —Aria se detuvo mirando de reojo al robot y luego a él, para luego acercasele y bajar un poco la voz—. Maxwell no es real, tu sí. Él es la copia y tu eres el humano de carne y hueso.

Max se sintió halagado por esta mujer que lo consolaba, era verdad, ninguna replica de él podía robarle su esencia o su existencia, él era único en el mundo, así como lo era Aria, se atrevió a pensar.

Max asintió y decidió que debía marcharse, ya estaba empezando a mirar a Aria con otros ojos.

—Debo irme.

Ella asintió con una sonrisa. —Te acompaño y apropósito, ¿cómo entraste al edificio?

Max soltó una pequeña risa —Me hice pasar por él del correo.

Aria asintió y le sonrió, su corazon estaba cautivado al ver a Max sonreír. Tanto sus movimientos, como su expresión y su voz eran como los de Maxwell.

Sí, fue la respuesta a la pregunta que se había hecho antes. Maxwell era una copia exacta de Max y este hombre de carne y hueso era mucho mejor.

Aria ya quería a su robot, por tanto se atrevió a pensar que sí conociera en más profundidad a Max, se enamoraría de él.

No sabía cómo, pero el sufrimiento de Alex y su traición quedó en el pasado.

Aria no ahondó en este pensamiento ya no le importaba, solo era simplemente y llanamente amor. ¿No era lo que decía su madre?, "el tiempo y el amor lo curan todo".

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