Capitulo 4- CONFRONTACIÓN CON EL EXNOVIO

El silencio que los envolvió mientras compartían unos mates y miraban la lluvia que caía a cántaros bajo el velo de la noche que se adueñó del paisaje le provoco cierto cosquilleo a Marcelo que sintió la necesidad de romperlo, ni el creía sentirse tan relajado y cómodo con ella que recién estaba conociendo.

-Tengo cartas... Para pasar el rato... Disculpa... Capaz ni te guste... Soy un tonto al siquiera insinuarlo. Balbuceo avergonzado Marcelo.

-Sí... Si por supuesto... Solía jugar con mi abuelo. (Respondió Camila aliviada de tener en que entretenerse, ya se le había terminado la charla)... Truco, casita robada, escoba de 15... Y otros que ahora no recuerdo... También al ajedrez... Tengo una caja en la mochila con un juego de ajedrez pequeño. (Estoy hablando peor que un loro, pensó Camila, sin encontrar respuestas de porque se pone así con él)... Hay un paciente... El señor Suar... Se rompió un brazo... Siempre juego una partida con él. Le comento Camila, ante la sorpresa de Marcelo a su exnovia no le atrae esas cosas, siempre lo criticaba por ello al tratarlo de viejo y que prefería ir de shopping o a la disco en vez de jugar a las cartas.

Siendo que él disfrutaba más una noche compartiendo con sus amigos una partida de cartas y cerveza antes que ir a la disco.

- No se diga más. Respondió con entusiasmo, al inclinarse a revisar la guantera y extraer el mazo de cartas. - ¿El juego de la loba la conoces?. Pregunta Marcelo.

- Si... La conozco. Le responde Camila tomando las cartas que le pasa.

-Cuando estudiaba para ser abogado... Con mis compañeros... Que ahora somos amigos... Jugábamos en los recesos... Y ahora cada viernes nos reunimos a jugar. Le cuenta Marcelo.

-Hay pacientes... Que a veces no reciben visitas... Y en mis descansos... Juego con ellos. Le cuenta Camila.

Marcelo sin saberlo hizo sentir a Camila un poco mejor, entre risas y anécdotas logro alejar la sombra que la cubría y sintiendo que podía rescatar lo bueno que vivió junto a sus abuelos.

-Y cuéntame Camila... ¿Tienes novio?. Pregunto en un momento Marcelo, ella chicleó la lengua, suspiro como si respirar le pesara, él al ver que se le borró la sonrisa, se puteó mentalmente, se ve que metió el dedo en la llaga. - Disculpa... No debí... Trato de decir, pero ella lo interrumpe.

-No lo tengo. Le respondió seria sin querer entrar en detalles. Marcelo se dio cuenta que no queria hablar de ello por lo que cambio de tema.

- No me contaste ¿ Por qué tenes el apellido de tú madre?. Le pregunta Marcelo y la mirada de Camila cambio, como que viajo en el tiempo, sus ojos color avellanas se tornaron más oscuros.

-Cuando tenia 10 años mi madre fallecio... A causa de un tumor maligno... Mi padre me dejo a cuidado de mis abuelos maternos en el campo... El fue a trabajar en la ciudad, venia cada fin de semana a verme... Pero despues casi no venia... Y al cabo de un año se caso de nuevo... Me senti muy dolida... No podia entender como podia olvidar a mi madre asi. En ese momento considere que no la queria de verdad... Mis abuelos trataron de explicarme... Que debia entender... Pero yo no quise... Y cuando pude me cambie al apellido de mi madre... Mi padre siempre apoyo mis estudios... Pero yo nunca pude perdonarle que reinicio su vida... Aunque ahora logre entender un poco... Aún asi senti que él me abandono para tener una nueva familia. Le conto Camila con pena.

-Y nunca hablaste con tú padre... Para que te diga como él se sentia. Le consulta Marcelo y Camila niega con la cabeza. - Ya paro un poco la lluvia... Debemos continuar. Dijo al sentirse muy proximo a ella y temia flaquear ante sus deseos. Poso las cartas sobre el tablero boca abajo y se puso en marcha. Ella ve las cartas boca abajo sobre el tablero de controles y quiso tomarlas.

-Ehy... Ehy... No seas curiosa. Le dice Marcelo.

-¿Cuánto te quedo?. Le pregunto ella.

-Dime tu primero. Le dijo Marcelo acomodandose ante el volante.

-Diez. Le respondio Camila mirando sus cartas.

-Aja. Le respondio mirando las de él. - Debemos continuar. Le dijo serio.

-A no... Dejame ver. Le dijo Camila quitandole de la mano las cartas.

-Ja... Ja... Veinte puntos... Asi que gane. Dijo divertida.

-Esto no termino... Por lo menos cinco partidas debemos jugar. Comento pichado, él siempre ganaba, sus amigos rara veces lograron vencerlo, fue como una patada a su orgullo. Camila noto eso sin que dijera nada por lo que decidio no burlarse y solo dijo.

-Por supuesto... Un desafio es siempre más atractivo... Asi que queda en suspenso... No hay ganador hasta cumplir las partidas. Esta afirmación por parte de Camila le dibujo una sonrisa a Marcelo. - Puedes parar en un autoservicio... Necesito ir al baño. Le comento Camila.

-SI... FALTA POCO. Le respondio Marcelo. Avanzaron unos metros más cuando diviso una estación de servicio. Camila bajo dirigiendose al baño, pidio la llave a uno de los playeros e ingreso. Marcelo aprovecho a cargar nafta, una vez que termino estaciono la camioneta, se bajo caminando hacia el baño justo salia un señor y le pidio la llave, e ingreso, al terminar de hacer lo suyo se lavo las manos, se miro en el espejo y salio encontrandose con Camila.

-APROVECHEMOS A CENAR. Le dijo Marcelo indicandole el interior del autoservicio, ella asintio. Se acomodaron en una mesa.

-Me gustaria una pizza mediana de mozarella. Dijo camila mirando la carta.

-¿Te deja tu doctor?. Le pregunto divertido y ella sonrio moviendo la cabeza. - Yo quiero la hamburguesa con papas. Él afirmo leyendo la carta. Él que los atendio asintio al tomar nota.

-Para tomar. Le consulto.

- Un jugo y cafe. Dijo camila.

-Te estas portando mal... Se lo voy a contar a tu doctor. Se le burlaba Marcelo porque siempre los medicos que él conocia recomendaban evitar comer pizza y cafe. - Para mi lo mismo. Dijo al final.

A los quince minutos le trajeron su pedido.

Camila tomo una porción con la mano comiendo con ganas, bajo la mirada atenta de Marcelo.

-Gustas. Le consulto al ver como la miraba y le paso una porción.

-Solo me atrajo al ver como la saboreabas. Le responde él, y la probo, estaba muy rica y suave la maza. - No esta tan mal... Prueba mi hamburguesa. Le dice sosteniendo en su mano ella se aproximo y probo.

-No esta mal... Pero me quedo con mi pizza. Le dijo Camila, que siguio saboreando su pizza y tomo su jugo.

- MIRA NADA MAS... LA FELIZ PAREJA. Escucha Camila a su espalda y se gira viendo a Joa mirandolos muy serio, se ve que andaba de viaje estaba con uno de sus compañeros con los que siempre viajaba que miraba negando como si fuera que trato de frenar a Joa pero no pudo. Camila sintio que se le formo un nudo en el estomago. Al verlo solo veia la imagen de él con esa mujer ese dia.

-Disculpe... Trato de decir Marcelo, la voz de él le trajo de regreso a la realidad por lo que Camila lo interrumpio.

-AMOR... NO MERECE TU ATENCIÓN. Le dijo mirandolo directo de manera intensa y Marcelo entendio por lo que no dijo nada.

-ASI QUE POR ESTE ME DEJASTE. Le dice el muy caradura de Joa, de cuyos ojos salian chispas de odio hacia Marcelo.

-¿Y QUÉ PASO CON LA MAL TEÑIDA?... SOLO LA VI DE ESPALDAS CUANDO SE REVOLCABAN EN NUESTRA CAMA. Le dijo con una sonrisa ironica Camila.

-ESO NO FUE ASI. Le afirmo Joa, negando lo que hizo como siempre no se hacia responsable de sus actos, siempre culpaba a los demas.

-Quieres ver la foto para confirmarlo. Le consulto ella, señalando su celular. Joa abrio los ojos de par en par recordando la última acción de ella al verlo tener sexo con otra.

-ESTE ES EL QUE LA TIENE MAS GRANDE. Le dijo mirandola directo, cambiando drasticamente el tema, acentuando esa frase que lo habia molestado en gran medida.

-CUALQUIERA EN ESTE LUGAR. Le respondio ella y Joa cerro los puños sintiendo la bronca circular por sus venas a punto de estallar.

-SI ERES TAN GUAPO EN ROBAR MUJER AJENA... SALGAMOS A ARREGLARLO. Lo incito a Marcelo con ganas de molerlo a golpes desahogando su impotencia por haberla perdido y Camila se paro mirandolo enojada.

-Eres un cinico. Ofusco Camila en sus narices.

- Amor vamonos. Le dijo Marcelo agarrandole la mano y llevo los vasos de cafe que estaban cerrados para mantener su calor. Salieron del lugar bajo la mirada de Joa que pego un puñetazo en la mesa, escuchar que otro la llame de ese modo lo enfurecia.

Se subieron a la camioneta y ella resoplo molesta, tenia jaqueca por el mal rato que le hizo pasar Joa, tan bien que se sentia y tuvo que aparecer.

-Disculpa Marcelo... Es un toxico. Le dijo Camila, a modo de disculpa.

-No tienes nada de que preocuparte... Pero me cuentas lo que paso. Le pidio Marcelo.

-Lo que lamento es la pizza... Estaba muy rica. Se queja ella y él sonrie.

-Sigamos el viaje... Después te consigo una grande solo para vos. Le aseguro.

-Te tomo la palabra. Le dijo Camila. Marcelo noto que ella no tenia ganas de hablar de su ex, que era alto musculoso, tes blanca, de cabellos ondulados color negro y ojos negros, tenia una mirada siniestra y libida hacia Camila y por lo visto mas mayor que ella.

Llegaron a la ciudad en dos horas pasaban las diez de la noche.

-Llevame derecho al sanatorio. Le pidio Camila.

-No creo que nos dejen... Paso la hora de visita. Le comenta Marcelo.

-A mi si me van a dejar entrar. Le asegura Camila que se solto su cabello de un tono rubio oscuro, se lo peino mirandose en él espejo que tenia, le cubria la cintura su larga cabellera. Luego lo volvio alzar haciendose un rodete y sosteniendo con un lápiz su peinado. Acomodo su camisa blanca y se puso un saquito azul y sobre esto su sobretodo abrigado. Él la miro de solayo sus largas piernas sin poder evitalo, sus cuartos eran una tentación, se mordio el labio tragando grueso. Ella se giro tomando su cartera del asiento trasero, Marcelo luchaba con sus pulsaciones al tener su redondo trasero casi cerca de su cara cuando se inclino a agarrarla. Una vez lista le hizo señas para bajar. Descendio de la camioneta y sintio una brisa fria cruzar a su lado, aparecio Joa de la nada.

-Camila yo te amo nunca dejé amarte estás metida aquí adentro mío no sabes todo lo que he sufrido por no tenerte y me arrepiento de todo lo que hice No lo voy a remediar pero no acepto que andes con este imbécil. Gritó desaforado Joa golpeando con su puño la camioneta impidiendo que ella pueda avanzar.

"Ahora recién se dio cuenta, jamas me expreso sus sentimientos asi", penso Camila frunciendo el ceño.

La tomó por sorpresa no lo veía venir no sabía de dónde apareció se ve que le siguió todo el camino. Quedó congelada en el aire sin saber cómo reaccionar él le tomó los hombros apretandola fuerte contra la camioneta como queriéndole robar un beso. Marcelo se sorprendió al verlo de golpe pero no se quedó quieto lo agarró de la solapa encajándole una piña en pleno rostro, tirándolo contra el pavimento, por haberse atrevido a tratarla mal de ese modo, él jamás trataria asi a una mujer.

-¡¡¡No te atrevas a tocarla aléjate de ella!!!. Musitó enojado. Tomo a Camila de la mano alejandola de su ex.

-¿Estas bien?. Le pregunto en un tono dulce y ella apenas asiente aún con el corazón palpitandole a mil. Se aferro a Marcelo como escudandose con él.

Se alejaron de Joa que estaba con el labio partido escupiendo sangre, golpeo con bronca el pavimento al incorporarse.

Ingresaron al sanatorio perdiéndose de la vista de Joa. Avanzaron derecho como si nada, Camila no se soltaba de la mano de él, se sentia segura sintiendo su agarre firme. Marcelo la guio hacia la habitación del señor Goicochea. Al ingresar contemplo a su padre dormitando en una cama con suero y otros medicamentos que miro con detenimiento cada uno, Marcelo la solto asi ella pueda tomar la mano de su padre. Camila se fijo en la ficha medica de su padre que tenia en su cabecera.

-Señorita... Un vaso con agua. Escucho Camila la voz apenas audible de su padre, por lo que se aproximo y con un sorbete se lo acerco. Al verla su padre se quedo congelado y murmuro.

-LUNA... ¿Eres tú?.

-Soy Camila. Le respondio atajando el vaso con agua.

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