Un trabajo

Coralina se colocó en marcha, con la esperanza renovada de encontrar trabajo en la bulliciosa ciudad costera donde debía buscar al hijo de poseidon. Con su larga cabellera color lila, camino por las calles, deseando encontrar un lugar donde pudiera demostrar sus habilidades y ganarse la vida en tierra firme.

Su primera parada fue en un acogedor café en una calle adoquinada. El aroma tentador del café recién hecho y los pasteles recién horneados llenaba el aire cuando Coralina entró con determinación. Se acercó al mostrador con una sonrisa esperanzada, pero el gerente la miró con incredulidad cuando vio lo delicada que era la joven, además de su tes reluciente y gran belleza.

—Lo siento, pero no estamos contratando en este momento — dijo el gerente con tono apresurado, desviando la mirada hacia otro lado.

El hombre noto que la joven no había trabajado en este oficio, sus manos delicadas se lo decían, así que mejor se ahorro la perdida de tiempo.

Coralina se retiró del café con desilusión, sintiendo el peso del rechazo en sus hombros. Se había preparado mentalmente para enfrentar algunas dificultades debido a su aspecto único, pero aún así, la sensación de ser rechazada una y otra vez la afectaba profundamente.

Decidió probar suerte en un restaurante cercano, donde el aroma de los mariscos frescos flotaba en el aire. Con paso decidido, entró y se presentó al gerente, explicando su situación y su deseo de aprender y trabajar.

El gerente la miró con escepticismo y luego la llevó a la cocina para ponerla a prueba. Sin embargo, a pesar de su entusiasmo y determinación, Coralina se encontró luchando por mantenerse al día con el ritmo frenético de la cocina. Derribó platos, se enredó en los delantales y, en un momento de desesperación, incluso dejó caer una bandeja llena de comida.

Al final de su prueba, el gerente sacudió la cabeza con pesar y le dijo que no tenían un lugar para ella en el equipo. Coralina se marchó con el corazón pesado, preguntándose si alguna vez encontraría un lugar donde encajar, y trabajar, para poder continuar con su trabajo.

La tarde avanzaba y Coralina continuaba su búsqueda, visitando bares, restaurantes y tiendas en busca de cualquier oportunidad que pudiera surgir. Sin embargo, en cada lugar al que iba, era recibida con la misma respuesta desalentadora: no tenían trabajo para ella.

Finalmente, exhausta y desanimada, se encontró frente a un pequeño bar junto al puerto. El sol comenzaba a ponerse sobre el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa. Con un suspiro resignado, Coralina decidió intentarlo una vez más y entró en el bar.

El interior estaba oscuro y lleno de humo, con el sonido de la música y las risas de los clientes llenando el aire. Se acercó al mostrador y se presentó al dueño del bar, un hombre robusto con una mirada severa.

— ¿Qué puedo hacer por ti, belleza? — preguntó el hombre con una ceja levantada, claramente sorprendido por la presencia de Coralina.

Coralina explicó su situación una vez más, esperando que esta vez fuera diferente. El hombre la miró por un momento, evaluando su apariencia y su actitud.

— Bien, tenemos un puesto de limpieza que necesita ser llenado — dijo finalmente, señalando hacia las mesas desordenadas y los pisos pegajosos.

Aunque no era exactamente el trabajo que había imaginado para sí misma, Coralina asintió con gratitud y aceptó la oferta. Comenzó a trabajar de inmediato, limpiando mesas, recogiendo basura y barriendo los pisos con diligencia.

Coralina limpiaba el lugar, al menos ahora podría pagar una noche en algún lugar, y mañana volvería a buscar al hijo de Poseidón, el trabajo era de noche, no era un trabajo que esperaba realizar, pero al menos sería temporal. Coralina sacaba la basura afuera del local, y cuando levantó la mirada vio el rostro burlón de Liam.

— Sabes, te ví de lejos, y dije ¿No puede ser ella o si? Pero tú cabellera te delata —

— Mira no estoy para bromas, ahora mismo estoy trabajando —

— Eso veo, ¿Te pusieron a limpiar?, wow, en verdad debes estar muy desesperada —

— Pues de algo tengo que vivir, por lo menos el tiempo que esté en este lugar —

— Sigue haciendo tu trabajo, me voy —

Liam ingreso al local, coralina lo imitó, y lo vio acercarse al encargado, intercambiaron un par de palabras, el hombre vio a coralina y luego asintió. Liam siguió su camino en el bar y desapareció detrás de una puerta. El encargado se acercó a coralina.

— Tienes que atender mesas, vamos, has tu trabajo —

— Espere creí que solo era la limpieza del local —

— Las cosas cambiaron, ahora también atiendes mesas, ¿Algún problema con eso? —

Coralina se mordió la lengua, era lo mejor, pero ya vería ese desgraciado.

— No señor, ya me cambio —

La joven se dirigió hacia donde estaban las demás camareras y una de ellas se presentó ante la joven.

— Hola, soy Sabrina, y somos compañeras, si necesitas algo me avisas —

— ¿Me podrías explicar de que va esto? —

La joven la miro extrañada.

— ¿El jefe no te explico tu trabajo? Que extraño —

— No lo hizo —

— Tranquila, ese gorila es un troglodita, pero solo vas a atender a los clientes, servirles el trago y ya —

— Bueno se ve fácil, lo intentaré —

— Bien, te veo por ahí —

La joven continuo su camino dejando a una coralina colocándose el uniforme de mesera, que a su parecer era uno muy corto, este constaba de crotop negro, y un shorts corto salmón, y el mástil en su cintura de color negro.

Coralina terminó de vestirse y se dirigió a atender a los pocos clientes que había en el momento, poco a poco se fue adaptando y con la ayuda de Sabrina, logro sacar el trabajo adelante, el bar empezó a llenarse cada vez más, y coralina corría de un lado a otro atendiendo a todos los clientes, sin saber que en la ventana del despacho del sitio, un Liam solo se reía al verla moverse de un lado a otro y de como tropezaba con torpeza la joven.

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