Capitulo 18 – Terapia

Cassandra se volteó lo más rápido que pudo y entró a la casa para ir casi corriendo a la habitación, sentía como sus lágrimas salían a chorros de sus ojos, al entrar cerró la puerta por dentro y se recostó en la cama a llorar.

No aguantaba que alguien se le acercara demasiado y menos que la tocaran de sorpresa, era algo en lo que estaba trabajando con su psicóloga y aún no había podido superar, unos minutos después escuchó como alguien tocaba la puerta de su habitación.

Alejandro había ido a ver como se encontraba Cassandra y tristemente no obtuvo ningún tipo de respuesta, por lo que tuvo que irse a su habitación sin hablar con ella.

Esa noche él cenó en compañía del padre Joaquín, también quería disculparse con él por haber desaparecido de esa manera y no avisarle, ni haberle contestado el teléfono durante días.

Cuando se acostó a dormir en su habitación se escuchaba el llanto de Cassandra, lo que hizo que se sintiera inquieto y le costara un poco quedarse dormido, no dejaba de preguntarse que era lo que le habían hecho y que generaba que ella tuviera ese tipo de respuesta.

Quería ayudarla y hacerle sentir que todo iba a estar bien, que nada ni nadie la dañaría nunca más, pero era imposible, ella había puesto una barrera que difícilmente podría superar si ella no se abría ante las personas que la apreciaban.

Esa noche fue difícil para Alejandro ya que el ver a Cassandra tan triste hizo que algunos recuerdos volvieran a él y esa noche se traslado en sueños al departamento donde vivía antes, sintió que recorrió una y otra vez el lugar sin poder encontrar a la persona que buscaba.

Su único pensamiento era ¿Por qué te fuiste?, una terrible tristeza lo acompañaba y se adueñaba de todo su ser.

-¡Angy! – fue el grito ahogado que lo despertó

Se despertó agitado y tomó su celular que estaba en la mesita de noche para ver que aun era temprano, el sol estaba a punto de salir, asi que decidió prepararse para ir a correr un rato, esperaba que por fin se fuera esa sensación de vacío que le dejaban esos sueños.

Ese mismo día en horas de la tarde Cassandra fue a su cita con psicóloga, se sentía terriblemente triste y no tenia ganas de nada, de igual manera fue.

Le tocó esperar algunos minutos para que la atendiera, lo que sintió que era una eternidad y cada segundo que pasaba la hacía sentir más incomoda.

Cuando su psicóloga salió a recibirla pudo notar que la chica no estaba bien, sus ojos siempre tristes ahora estaban rojos e hinchados de tanto llorar, y su expresión era mas distante de lo usual, por lo que con voz dulce la invitó a pasar a su consultorio.

-¿Cómo estás? – preguntó la terapista conociendo la respuesta de antemano

-No muy bien, llevo meses asistiendo a terapia y creo que es el momento de contarte que fue lo que me ocurrió, necesito que lo sepas todo para que me ayudas a sacar todo esto y eliminarlo de mi sistema, quiero poder seguir con mi vida, necesito salir de este atolladero de donde yo misma me metí – mientras hablaba sus lagrimas corrían una tras otra

-Te he hablado algunas veces de mi jefe, Alejandro – la terapeuta asintió sin decir una palabra

-Él estuvo unos días fuera y ayer volvió, me emocioné muchísimo al verlo y toda esa emoción se anuló cuando me abrazó, sentía que no podía moverme y a la vez tenía la sensación de querer salir corriendo – siguió hablando Cassandra

-¿Por qué querías correr? – preguntó la terapeuta al ver que se quedó cayada

-No soporto que me toquen, mi exnovio la ultima vez que nos vimos… se comportó… de manera violenta conmigo – le costó mucho decir esas palabras y tomó aire para seguir hablando

-Ese día cumplía dos años de noviazgo con Eduardo, ya me había pedido patrimonio y me comentó que me tenía una sorpresa, íbamos a fijar la fecha de la boda ya que había vuelto de un viaje de negocios y le había ido muy bien, además me sentía feliz de verlo después de tantos días, por lo que acepté y fui hasta allá – tomó aire, mientras hablaba viendo un punto fijo

-Esa noche él cocinó y luego de la cena puso música suave, bailamos y me sentía tan bien entre sus brazos, el momento era perfecto hasta que sentí sus manos bajar por mi espalda y llegar a mis glúteos, le detuve la mano y la coloqué de nuevo en mi cintura, fue cuando él me besó, no era un beso dulce y cálido, era fuerte y rudo – mas lagrimas salieron de sus ojos

-Intenté separarme de él, pero fue en vano, solo dijo que me deseaba y no podía seguir esperando a que yo me decidiera, pegó mi cuerpo al suyo haciendo que sintiera su dureza, le supliqué que se detuviera y me dio mucho miedo, fue cuando me llevó a la habitación y me quitó la ropa…

-Yo intenté de las mil maneras salir de allí, mientras más luchaba el era mas violento y no fue hasta que me hizo suya que se detuvo, fue cuando el daño fue más fuerte me dijo que no pensaba casarse conmigo, solo quería que le perteneciera en cuerpo y alma para siempre, que yo no era una mujer que pudiera hacer su esposa

-Me dijo era solo una mosquita que lo estaba provocando desde hace tiempo para que me hiciera suya, se vistió y se fue, pero antes de salir me dijo que me vistiera y que no quería volver a verme más nunca, rápidamente hice lo que me dijo y al llegar al convento me di una ducha, quería borrar la sensación de ese hombre tocado su cuerpo - en ese momento Cassandra comenzó a temblar

-Respira Cassandra, respira – le decía la terapeuta tratando de calmarla

-¿Denunciaste lo que te hizo? – le preguntó la terapeuta cuando vio que estaba mas tranquila

-No, tenía mucho miedo, vergüenza y mucha culpa, por lo que me quedé en la cama no sé por cuánto tiempo, quería morir, aunque no tuve el valor para quitarme la vida, me siento sucia y no quiero que nadie sepa lo que me pasó, en ocasiones me parece que vi las señales y las dejé pasar, no quise escuchar a mi subconsciente y por eso me pasó

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