Un café para llevar

Capítulo 10

Federico ya tenía una rutina, pero hoy en especial hizo un cambio. Después de hacer ejercicio, bañarse y desayunar. Bajaría por un café e iría a dar un recorrido por Barcelona. Estaba lleno Mocay así que espero en la fila su turno. De pronto recibió una videollamada de Ingrid.

—Princesa ¿Qué haces despierta tan tarde?.—contestó Federico

—Lo siento papá estoy haciendo un proyecto de física, pero te hiciste presente y decidí llamarte. ¿dónde estás?.—preguntó Ingrid

—Voy a pedir café, e iré a Barcelona a pasar el día.—respondió Federico

—Al parecer debe ser exquisitas las bebidas en ese lugar, está lleno. Lástima que no estarás en Madrid para cuando vaya de vacaciones.—decía Ingrid, mientras su padre ordenaba su café. Estaba todos amontonados en ese lugar era como una batalla.

—Listo ya tengo mi café, te falta mucho para terminar.—decía Federico cuando al girar alguien lo empujó, así que choco contra una mujer, eso provocó que callara su celular al piso y el café acabara sobre la ropa de ella.

—Ah! Gracias al cielo que usted toma café frío.—dijo la chica frente a él

—Que pena, disculpe mi torpeza.—expresó Federico

—Fue un accidente.—decía la chica mientras aceptaba las servilletas para limpiar su vestido

—Permítame comprarle otro vestido, aquí hay una tienda de ropa cerca.—decía Federico

—Vale no hace falta, en mi oficina tengo ropa para cambiarme.—respondió ella amablemente

—Bien permítame entonces invitar su café, para disculparme.—insistía Federico

—Le agradezco no se preocupe, creo que te llaman.—señaló la chica, Federico reaccionó de inmediato a recoger el celular

—papá ¿que sucedió?.—preguntó Ingrid

—Espera.—respondió Federico, por la videollamada veía Ingrid a la chica que conversaba con su padre, o más bien con quien se disculpaba su padre.

—Es mi hija, estaba hablando con ella, lo siento de verdad. Permítame comprarle otro vestido.—insistía Federico

—Mejor mañana te veo aquí para que me invite a tomar el café contigo, a esta misma hora.—dijo la chica, se sorprendió con la petición, aún así Federico asintió con la cabeza

—Abogada descuide yo les envío el café a su oficina.—dijo el chico en la barra

—Por favor, Juan te agradezco.—respondió la mujer, volteó una vez más con Federico—Ten un buen día, mañana nos vemos.—le dijo ella y le regaló una sonrisa.

—Igual para ti, y discúlpame de nuevo.—respondió Federico, ella salió de la cafetería

—¿Quiere que le prepare otro? Este es cortesía de la casa.—le preguntó Juan

—Si quiero otro, pero yo pago. Solo subiré a cambiar mi camisa, ya bajo por el.—respondió Federico, se dirigió a su departamento.

—¿Papá te olvidaste de mí?.—preguntó Ingrid

—Lo siento, qué vergüenza acabo de pasar.—respondió Federico

—Esa mujer era muy bonita, y te sonrió. Tienes una cita, qué emoción.—decía Ingrid

—Hija, si es muy bonita, pero es muy joven.—dijo Federico

—Pero ella te invito, no tú a ella. Eso quiere decir algo, qué lindo encuentro. Debes asistir, no puedes dejarla plantada.—decía Ingrid emocionada

—Está bien señorita, pero usted ya debe ir a dormir tiene escuela. Además voy a perder el tren. Así que te envío un beso, descansa.—respondió Federico

—Me cuentas todo, por favor no dejes que tu complejo por la edad arruine esta oportunidad. Te amo papá, cuídate.—dijo Ingrid y colgó, Federico cambió su camisa bajó por su café y se fue de inmediato para alcanzar el tren. Durante el trayecto a Barcelona pensaba en lo ocurrido, al final decidió asistir a tomar el café con ella.

Valeria llegó a la oficina, tenía una cita para un acuerdo de divorcio. Ashanti se sorprendió al verla llegar.

—Pero ¿Qué le ha sucedido?.—preguntó Ashanti

—Es café, creo que tenía un vestido aquí de repuesto.—respondió Valeria

—No, envié tus dos vestidos a la tintorería.—dijo Ashanti

—En fin, así atenderé mis asuntos hoy.—decía Valeria

—Pero quien fue el capullo que hizo esto, debes estar furiosa.—supuso Ashanti

—No, no estoy enojada. Fue un accidente, un maravilloso accidente. Ashanti el no me miró como todos los demás, estaba preocupado por la situación, se ofreció a gastar blanca en comprar otro vestido. Me miró con respeto, además estaba avergonzado se disculpó todo el tiempo. Lo invité a tomar un café, y aceptó.—le platicaba Valeria

—Pues ándate con pies de plomo, Valeria ¿me estás escuchando?. Que guay estás flipando en colores.—decía Ashanti.

Valeria solo sonreía, así con su vestido lleno de café atendió a todas sus citas. La observaban pero a ella no le importaba, solo pensaba en volver a ver al hombre que la había bañado de café.

Al día siguiente Federico salió a correr temprano, regresó para alistarse, tenía dudas de si la mujer iba a asistir. Igual él llegaría antes para no hacerla esperar. No podía creer aún que una mujer lo haya invitado a tomar café. Bajo a la cafetería, había pocos clientes. Tomó asiento.

Minutos más tarde, llegó su cita. Federico se puso de pie y abrió la silla para que ella tomara asiento.

—Gracias.—respondió

—Disculpa por lo de ayer, pensé en lo sucedido todo el día.—dijo Federico

—Ya no pienses en ello, solo era café. Soy Valeria Miranda.—se presentó

—Es un placer conocerte, Me llamo Federico Faberman.—respondió el

—¿De donde eres?.—preguntó Valeria

—Vengo de la Ciudad de México, supongo que tú eres de aquí.—respondió Federico

—Si, nací aquí en Madrid.—dijo Valeria

Ambos ordenaron su bebida, Valeria estaba emocionada con la conversación de Federico, era muy agradable, la hacía sentir cómoda. Era inteligente y un hombre de mundo, nada que ver con todos los hombres que había conocido hasta el momento.

—¿Eres soltero? Te pregunto porque ayer mencionaste que estabas hablando con tu hija.—preguntó Valeria

—Soy viudo, desde hace trece años. ¿Y tú?.—preguntó Federico

—Estoy soltera, iba a casarme hace unos años. Pero él me dejó esperando en el altar, además me engañó con la que creí mi mejor amiga.—respondió Valeria, no entendía porque le había tenido la confianza de contárselo.

—Se debe ser un idiota, el más grande de este mundo. Para engañar y humillar a una mujer tan maravillosa como tú. Pero sé que habrá un hombre que valore todo lo que tú eres, es bueno agradecer lo que nos sucede aunque sea malo, con el tiempo te das cuenta que fue bueno, que el destino nos quitará personas que nos podían hacer cosas peores.—le decía Federico

Sin duda alguna, Valeria había conocido a un gran hombre. Con muchas cualidades y educado, solo quería conocerlo aún más, estaba fascinada por él.

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