El olor a jazmín mezclado con otros dulces aromas, logró un molestar un poco mi nariz. Era tan fuerte que mi nariz comenzó a picar, pasé con delicadeza y distraídamente con mi mano. A la vez que, con mi otra mano, con mi dedo índice elevaba un poco los lentes de lectura que llevaba puesto. Aunque ya llevaba hace cuatro horas despiertas, podía sentir y sabia, que mi rostro mostraba cansancio. La llamada de Elizabeth me había despertado a la mitad de la noche, su voz calmada y dulce me había dicho que se encontraba en un lugar seguro y que no debía preocuparme tanto, que Nathan se encontraba junto a ella. En el fondo escuchaba la voz alegre del hombre que mi hermana amaba, deseando que tuviera el peor día de mi vida porque él no se encontraba alrededor para alegrármelo.
Recordando aquello, apreté con fuerza los dientes, insultándolo en mi mente.
Estaba teniendo el más aburrido día de mi vida en la florería. Juré que cuando lo tuviera en frente lo iba a golpear tan fuerte que iba a olvidar su propio nombre. El sonido del agua goteando me sacó del recuerdo de anoche, el agua corría y su sonido parecía ser relajador. Recordé que Ziven se encontraba regando las flores que se encontraban en el almacén, mi mente se perdió en los pensamientos si debía sugerirle tener el día libre hoy. No había demasiado clientes y tampoco parecía que iba a tener pedidos a domicilios.
Además, la florería se encontraba en la parte más baja y oculta de la ciudad, aunque era una fachada para poder tener algo de comida en la mesa y no llamar la atención. Esto comenzó a preocupar, los clientes, aunque eran escasos, se volvieron aún más escasos. Intenté que Ziven renunciara, pero él, como otros de este lugar mugroso, necesitaban un propósito para no caer en la locura y la soledad que nos rodeaba. Él decidido continuar aquí hasta que no haya más flores en el mundo, aunque le dije que era una exageración muy inclinada a la estupidez, él se corrigió y dijo que hasta no haya flores en la ciudad.
Sin poder o querer malgastar mi tiempo con una persona como él, ignoré su comentario y antes de darme la vuelta para dejarlo, solté que él podía hacer lo que quería. Su respuesta fue una risa gastada y ronca.
Dejé caer mi cabeza hacia atrás.
—…dios…—de mis labios se escapó un suspiro frustrado. Un sentimiento de malestar se posicionó en mi pecho, indicándome que el día parecía que iba a empeorar. Elevé mi mano y busqué a ciegas el dije que colgaba de mi cuello, sentí el metal frio acariciar las yemas de mis dedos. El dije de un Sol parecía ser grande al tacto, pero si lo veías era solo un pequeño dije viejo, desgastado y heredado. Elie, llevaba el suyo con orgullo, el dije de una Luna, totalmente opuesto al mío.
—¿Sucede algo? —la voz gruesa de Ziven me saca de mis pensamientos. No me había dado cuenta que había cerrado los ojos, los abro cuando escucho su voz. Me inclino hacia adelante y dejo caer mi cuerpo sobre el mostrador de madera oscura, podía sentir un pequeño hedor de humedad en él, vuelvo a suspirar. —Ese suspiro me dice que seré yo de nuevo, quien arregle las cajas del almacén, ¿Verdad?
Había olvidado por completo aquella tarea. Podía sentir como mis labios se curvaban hacia arriba y mis ojos brillaban al mirarlo, sus ojos marrones oscuros y con un sentimiento de dolor, me miran directo. Él parecía querer salir corriendo. Su pecho se infla y deja salir un suspiro demasiado doloroso.
Enderezo mi cuerpo y me muevo hasta donde él se encuentra, ahora con los brazos cruzados por arriba de su pecho. Sus ojos indican querer asesinarme, y eso, solo hice que mi sonrisa se agrande aún más.
—Oh, Ziven, Ziven…—canto su nombre a la vez que le doy palmadas en su espalda. Su rostro definitivamente decía que quería huir de aquí. —Te aumentaré el sueldo, lo prometo.
—Ese no era el trato, Eva. Prometimos que la semana pasaba me tocaba a mí y esta semana, a ti. —él toma mi mano y la aleja. Entrecierro los ojos, para fulminarlo con la mirada. —Además, tu ni siquiera me pagas. Trabajo gratis.
—¿Sabes, verdad, que yo no estoy haciendo esto por gusto?
Ahora es él quien suspira cansado, a la vez que se pasa una mano por el delantal color verde moho y luego por su rostro.
—No me intentaras engañar. —él comienza a moverse por el local para ver el estado de las demás flores o plantas. —No caeré una cuarta vez.
Me levanto de donde me encontraba sentada, mis pies comienzan a seguirlo.
—Ziven, sabes que soy alérgica a las flores.
—Mentira.
Aprieto la mandíbula. Él toma un pequeño rociador y comienza a humedecer las hojas de una rosa.
—Por favor, Ziven…—me acerco más a él. —, Prometo que haré el doble de trabajo la semana que viene.
Él se gira un poco y me mira con un rostro incrédulo.
—¿Cómo pueden tus labios decir una mentira tras otra? —su voz había bajado un tono, se encontraba totalmente sorprendido e indignado.
Coloco mi mano sobre mi pecho, y ahora soy yo quien muestra una expresión incrédula y sorprendida.
—Me decepcionas que pienses eso de mi…—mis palabras se cortan cuando él eleva el rociador para comienza a empaparme con pequeñas gotas, el rostro. Me intento cubrir con ambas manos a la vez que de mis labios se escapa una risa. Pero el sonido del teléfono nos saca del ambiente juguetón que nos rodeaba. Mis ojos caen en un paquete que se encontraba sobre el mostrador, lo había recogido de un repartidor mientras él se encontraba en el almacén, hace un momento atrás. — Por cierto, eso llegó para ti. —apunto hacia el pequeño, pero pesado paquete.
Con el ceño fruncido él se acerca al paquete, el teléfono vuelve a sonar y lo tomo antes de que el sonido termine.
—Florería Luna, a su servicio, ¿Qué es lo que desea?... —la misma frase de siempre sale de mis labios naturalmente, desde el otro lado la voz de un hombre con confianza y al perecer totalmente relajado, comienza a ordenarme un ramo de doce Crisantemos, mi mente se apagó al pensar que aquellas flores decorarían la tumba de alguien. Al aceptar la orden, colgué el teléfono, en mi boca un sabor amargo comenzó a molestarme, aunque intentara tragar saliva para que se desvaneciera, no parecía hacerlo.
Al girarme hacia Ziven, él parecía haber abierto ya el paquete.
—¿De quién es?
—Mi madre.
—¿Qué es? Parecía pesado.
Él mira de nuevo el paquete y suspira, mientras que yo tomo un envoltorio de cartón para las flores.
—Las esperanzas y sueños de mi madre para mí. —el hombre de tes oscura y ojos verdes, toma la caja y la lleva al almacén. De mis labios comienza a formarse una sonrisa, su madre había vuelto a mandarle fotos de chicas con quien él podía contraer matrimonio. Ella estaba desesperada por que su hijo se case y asienta cabeza.
Vuelvo a reír.
Volviendo a mi trabajo, busco las crisantemo y comienzo a ordenarlas sobre el papel de cartón, bien alineadas y con pequeñas decoraciones para que el ramo quede aún más perfecto. El fuerte olor de aquellas flores me trajo un mal pensamiento, parecían gritarme que el día iba a empeorar. Al finalizar de formar el gran ramo, me saco el delantal y me pongo mi chaqueta. La orden venia con deliveries, así que debía entregarlo yo misma. Tomé el pequeño papel donde había anotado la dirección y me acerqué a la puerta.
—¿A dónde vas?
—Trabajo. —murmuro mientras tomo un pedazo de papel dorado que usábamos como tarjetas y coloco la frase con la cual el cliente me había pedido. “Donde sea que te escondas, siempre te encontraré”. Mi cuerpo dio una sacudida, parecía ser que alguien se encontraba resentido por una relación fallida, por eso las flores con significado de un funeral y una frase bastante escalofriante. Suspiro al terminar y coloco la tarjeta dentro del ramo, luego voy por las llaves del auto.
Él pone los ojos en blanco, sabia porque lo hacía, la sonría volvió a aparecer en mis labios, podía sentir como mis mejillas se tensaban. Abro la puerta y antes de salir me giro hacia él cuando escucho que viene con paso apresurado.
—¿Olvido algo?
Sus manos se aprietan con fuerza sobre el rociador, que había vuelto a tomar.
—No. —pronuncia con voz queda, su mirada baja. —Lo siento…ten, ten cuidado, Eva.
Asentí un poco aturdida y, aun así, me despedí. Sabia perfectamente a lo que se refería.
Hola, aquí la autora. Solo quería mencionar que en algunos capítulos al comienzo aparecerá un nombre, eso significará que el capitulo esta siendo narrada desde su punto de vista. muchas gracias y no olvidan decir si les gustó la obra. Cuidense.
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