20. El secreto de Khwan

Huimang no intentó separar su mano de la de Khwan solo se quedó mirando al vacío de manera melancólica, tratando de asimilar que no podría escapar.

- "No pido perdón Huimang, y no lo voy a hacer por ti. Pero te quiero mostrar porqué necesito que sigas a mi lado; después de ello, te llevaré a la casa de tus padres", expresó Khwan, viendo por primera vez Huimang algo de humanidad en ese rostro.

Ambos se subieron al caballo de Khwan y llegaron a una especie de cueva, cruzaron el estrecho camino entre dos inmensas montañas, tras la cuales encontraron una fortaleza; cuando los vigías vieron al príncipe Khwan acercarse abrieron las puertas.

Huimang miró a niños corriendo jugando de un lugar a otro, unas ancianas tejiendo unos sombreros, varias mujeres desempeñando diversas labores. Un anciano se acercó a ellos.

- "Su Alteza, es un placer volver a tenerlo acá", expresó el anciano haciendo una reverencia y con una sonrisa.

- "Gracias, vine a que mi esposa conozca el lugar", dijo Khwan con una sonrisa sincera, jamás Huimang había visto esa expresión en el rostro del príncipe.

- "Su Alteza, bienvenida a la ciudad perdida, es grato tener con nosotros a la esposa de nuestro protector", comentó emocionado el anciano.

- "Siga con su trabajo, hoy solo la llevaré a conocer el lugar", expresó Khwan y el anciano se retiró.

- "¿Qué es este lugar?", preguntó Huimang.

- "Todos ellos fueron acusados injustamente, o fueron abandonados, algunas son las víctimas silenciosas de mis hermanos. Mi padre se niega a realizar más gastos para estas personas, la nobleza se niega a desprenderse de sus privilegios y el rey no quiere hacerles frente, tengo un título más no el poder, mi padre está dispuesto a proclamarme el príncipe heredero y después darme la regencia y poder dar pie a las reformas que el reino necesita, sé que será difícil y sé que no podrá ser de golpe; y es ahí donde tú apareces, necesito estar casado el tiempo suficiente para cumplir las exigencias que piden para el cargo. Si no lo consigo Bupae o Feng terminarán siendo los reyes de Pallango. No soy un hombre perfecto, ni siquiera me acerco, pero Huimang en verdad te digo, que no quiero lo mismo para los que vengan después de mí, y no quiero que gente como ellos tengan que estar escondidos en este lugar toda su vida", manifestó Khwan con cierta tristeza.

- "¿Por qué no me mostró esto antes?, y prefirió lanzarme a los lobos de sus hermanos", cuestionó Huimang.

- "Para que sientas el mismo terror que ellos tienen que vivir, para que entiendas en carne propia contra lo que estoy luchando. Huimang, muchos serán los que te van a atacar sin piedad porque osaste ingresar a la familia real de la mano de quien quiere quitarles todos sus privilegios, puedo dejarte ir y empezar a buscar a alguien más que pueda ocupar ese lugar, pero si te soy sincero dudo mucho que la encuentre; sin embargo, si es lo que quieres te dejare ir, y si acaso decides quedarte lo único que puedo prometer es no volverte a poner en esa situación. Miremos el lugar y luego me das tu respuesta", comentó Khwan.

Esa mañana Huimang recorrió el lugar que constituye el refugio de mucha gente inocente, conversó con algunas personas que le contaron el horror que vivieron, así como mujeres que se vieron obligadas a ceder ante los caprichos de Bupae o Feng; cuando terminó vio a Khwan sentado en una colina, y se acercó sentándose a su lado.

- "¿Por qué alguien como yo?", preguntó Huimang.

- "Siendo sincero, eras la presa perfecta, sin respaldo, sin apoyo, sin socorro; estarías en mis manos y sería más fácil manejarte. Pero resulta que desde anoche, mi amigo se empeñó en convertirse en tu familia y me advirtió que si te lastimaba me las haría pagar, Chien puede parecer un tipo normal por fuera, pero es una fiera a la hora de pelear, el único en todo Pallango que me podría hacer frente, podría ganar cualquiera de los dos; así que ya no estás sola. Sin embargo está mañana, cuando me pusiste el cuchillo en el cuello, me diste un motivo perfecto para que seas tú, en lugar de llorar a mares y suplicar que te deje libre, me amenazaste, me golpeaste y escapaste, esta mujer no tiene miedo pensé, está mujer podría enfrentarse al mundo y tal vez podría ganar; por eso sigo pensando que eres perfecta para el papel", expresó Khwan.

- "Aceptaré seguir haciendo ese papel, con una condición", afirmó Huimang.

- "¿Cuál?", preguntó Khwan.

- "Que seré yo quien decida la manera en que debo desempeñarlo, tómelo o déjelo, está en sus manos", respondió Huimang.

- "Ja, ja, ja, aprendes rápido, que me queda solo aceptar", expresó Khwan sonriendo.

El viento que corría en la colina, agitaba sus cabellos y enfriaba sus rostros, se pusieron de pie y se dieron las manos; minutos más tarde Khwan llevó a Huimang a la casa de sus padres.

- "Bien, llegamos, haré que vengan por ti a las 6; disfruta de su compañía", comentó Khwan sintiéndose más ligero.

- "Gracias, Su Alteza", expresó Huimang haciendo una reverencia e ingresando veloz y emocionada a la casa de sus padres.

Cuando Khwan montó su caballo para irse, un jinete se le acercó.

- "Parece que limaron asperezas", comentó Chien.

- "Tenías razón era mejor hablar con ella y explicarle por qué estoy haciendo todo esto, que llevarla a rastras a casa de vuelta que era la idea que tenía antes de que llegaras a verme esta mañana; además ella me da miedo", confesó Khwan.

- "El poderoso príncipe Khwan le tiene miedo a una mujer que con las justas le llega a los hombros, interesante, muy interesante, esa muchachita es muy especial, tal vez logre que mi amigo realmente se enamore", comentó Chien tratando de limar asperezas.

- "¿Enamorarme, yo?, ni lo sueñes, lo que pasa es que ahora resulta que tiene un hermano que es general del ejército de Pallango, que es como de mi mismo vuelo, y a quién no me gustaría enfrentarme, porque ese tarado aún me agrada", dijo Khwan ironizando.

- "Idiota, ten cuidado, te voy a estar vigilando", expresó Chien para luego hacer galopar su caballo.

El principe Khwan solo sonrió, sabía que su amigo hablaba en serio, pero a la vez estaba preocupado por cual sería la forma que escogería Huimang para desempeñar el papel de su esposa.

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