Amenaza

Don Luis revisó el listado de abogados calificados por Estrella como los mejores del país N. Investigó sobre cada uno y con ayuda del doctor Maltez seleccionó a los cinco mejores. De inmediato se contactó con cada uno de ellos para concertar una cita, el tiempo con el que se contaba era de tres días para prepararse, por eso trabajarían día y noche y pondrían más investigadores para recopilar todo el material que se pudiera.

Por su parte Samuel tuvo que viajar a ciudad N para sumarse a los esfuerzos. Estrella quería ir, pero no se podía arriesgar, solamente podía mantenerse informada y activa por medio de videollamadas. Se contactó con varios de los colaboradores de CAMSAS para pedirles sus testimonios a favor de su padre. Aunque varios de ellos se alegraron de tener noticias de Estrella se acobardaron al recibir la propuesta, pues temían a las represalias en contra de ellos por parte del gobierno. Mientras que otros estaban dispuestos a arriesgarse, porque durante su desempeño en la empresa de los Vans nunca habían sido agrabiados, todo lo contrario habíam crecido como profesionales y en humanidad.

Una vez Samuel llegó al país N, inmediatamente se puso a trabajar en el caso. El plan era simple reunir información y formar una tríada con los mejores abogados del país N más el doctor Maltez, quien no podía participar directamente porque no era ciudadano y desconocía algunas de las leyes de este país. Ellos estudiarían y defenderían el caso programado para tres días. Era sumamente difícil pero no imposible de lograr.

Todos dieron su máximo esfuerzo humanamente para dejar listo el caso, no habian dormido ni comido bien en estos dos días, pero el trabajo estaba avanzado en un 90% solamente faltaban algunos detalles por completar. El abogado Ferrer había sido notificado por Daniela que ya no estaría a cargo del caso de su esposo sin dar más explicaciones.

En una celda muy lúgrube y poco ventilada, Carlos Vans recibió la visita de un abogado que había visto en ocasiones y que sabía era uno de los mejores del país.

Dr. Obando: Buenos días, ingeniero Vans, permítame presentarme soy el doctor Obando y por voluntad de su esposa, la señora Vans y de su amigo el ingeniero Varela a partir del día martes estoy a cargo de llevar su caso junto a dos doctores más, quienes en este momento están avanzando en el caso.

Ingeniero Vans: (Muy sorprendido) Hola, doctor. No comprendo, ¿Me puede explicar qué está pasando, qué pasó con mi abogado?

Dr. Obando: Por supuesto, estoy aquí para aclarale todo. El abogado Fernández no es quien usted cree. Él está confabulado con el gobierno y ha filtrado información confidencial de su empresa, ha falsificado documentación donde se le incrimina en varios delitos y...

Don Carlos: Perdone, ¿estamos hablando de Andrés Ferrer? No puede ser cierto. Llevo trabajando con él por casi diez años. Siempre le he ayudado en lo que ha necesitado, más que mi abogado lo considero un amigo.

Dr. Obando: Lo siento, ingeniero, pero así es, lamentablemente él traicionó su confianza y lo incriminó siguiendo órdenes de terceros. Como comprenderá él no puede continuar con su caso, por lo que su esposa y su amigo nos contrataron a nosotros y han estado trabajando contra tiempo para poder defenderlo.

Don Carlos se conmovió hasta las lágrimas por el amor y cuidado de su fiel esposa, de su siempre amigo Carlos y de su amada hija.

Don Carlos: (Limpiando sus lágrimas) ¿Luis está aquí? ¿Cómo está mi esposa y mi hija? ¿Es verdad que mi hija se fue del país?

Dr. Obando: Sí, don Luis está aquí, su hija está fuera del país y su esposa está retenida en su casa supuestamente por ser su cómplice.

Don Luis: Al menos el traidor de Ferrer no me mintió con respecto a mi familia.

El abogado aclaró todas las dudas de don Carlos pacientemente. Se fue de ahí dejando a un Carlos pensativo y procesando la información. Le costaba un poco asimilar los acontecimientos recientes.

Esa noche Carlos durmió más tranquilo al pensar que habían seres amados que estaban cuidando de él.

Por la mañana se sorprendió al recibir una visita. Ese hombre estuvo conversando con él y le recordó que mañana sería su juicio, mientras la charla avanzaba don Carlos no podía evitar cambiar sus facciones unas veces incrédulas, otras airadas y otras agonizantes. Al marcharse este hombre, a don Carlos le permitieron realizar una llamada por teléfono.

Don Carlos: (Con emociones a flor de piel) ¿Daniela? Soy Carlos, me permitieron hacer una llamada.

Doña Daniela: Carlos, mi amor, ¿Cómo estás? ¿Cómo te han tratado? ¿No te han lastimado?

Don Carlos: Todo está bien, no hay de qué preocuparse, solo dime cómo estás tú y nuestra hija. Amor, dime que no les ha pasado nada malo.

Doña Daniela: Estoy confinada en casa, pero hasta el momento he sido tratada bien.

Don Carlos: Eso es bueno. Daniela, escúchame dile a Luis que agradesco su apoyo incondicional, séque está preocupado por mí, pero yo no quiero que esos abogados lleven mi caso. El doctoe Ferrer continuará a argo.

Daniela: Amor, ¿Acaso no sabes que él es un traidor? Él no te defendará, siel te representa el caso se peederá.

Don Carlos: (Respiró profundo y trató de vañmarse para sonar lo más convincente posible) Amor, no es como usyedes creen, yo confío en Ferrer. Lo analicémejor y no quiero que Luis se involucre tanto, además mañana es el juucio y no creo que los abogados estén preparados en tan corto riempo.

Daniela: Carlos, escúchame esto...

Dpn Carlos: Daniela, está decidido, ya me contacté con Andrés. Me están diciendo que el riempo para hablar terminó, así que debo cortar.

Daniela: Carlos, espera...

La llamada fue cortada y Daniela no daba crédito a lo que escuchó, ¿cómo Carlos podía confiar este asunto a un traidor?

Por otro lado en la celda don Carlos tenía una mirada perdida, su esposa y su hija eran más importante para él incluso que su propia vida.

Hombre: Ingeniero, no se preocupe mientras haga lo que digamos su esposa no será acusada ni maltratada.

Don Varlos; Haré todo lo que digan pero mi esposa y mi hija se quedarán fuera de toda esta basura. Si no cumplen su palabra haré que se arrepientan.

Hombre: No está em condiciones de amenazar, pero nosotros cumpliremos con nuestra parte siempre y cuando usted cumpla con la suya.

Daniela llamó a don Luis, no le impprtó si escuchabam su llamada o no solo necesitaba actuar eápido.

Daniela: Luis, pasó algo inesperado. Me llamó Carlos para decirme que renuncia a que lo defiendan los abogados que contrataste, no quiere que te involucres para evitar hacerte daño. ¿Qué vamos a hacer? Estoy desesperada no me dejó hablar.

Don Luis: Pero qué le pasa a Carlos, todo está listo, trabajamos duramente estos días y nos sale con esto.

Daniela: Luis, no te molestes, por favor. Creo que Carlos está siemdo amenazado. Su debilidad somos Estrella y yo. Estrella está lejos, así que lo más seguro es que lo amenazaro con migo.

Don Luis: Sí, tiene sentido, pero por qué, qué es lo que quieren.

Daniela: Tampoco lo sé, Carlos no me pudo decir nada. Me siento muy frutrada.

Don Luis: Por ahora solo nos queda tratar de convencer a Carlos para que continuemos con el plan.

El dr. Obando se dirigió hasta la cárcel para ver qué estaba pasando, pero se le negó la entrada aduciendo que ya no era el abogado del ingeniero Vans, no tuvo más que hacer que regresar e informar lo sucedido.

Samuel, don Luis y los abogados estaban perplejos por el giro y la arbitrariedad con que se estaba manejando el caso. Decidieron intentar obtener un lugar para etrar a la sala de jucio.

Al final solo uno de los abogados logró conseguir entrada, acudiendo a sus diferentes contactos.

Ahora solo quedaba esperar hasta mañana.

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