Capitulo 18

Empezó a tocarme las piernas, pero yo lo aparté lejos de mí y ahí fue que él abrió los ojos para luego mirarme con odio.

—¿Qué carajos haces aquí?— Dijo enojado.

—Y-Yo vine a saber si me puedes entregar el teléfono que me quitaste, es de Nico y se va a enojar si no se lo devuelvo —Respondí nerviosa por lo que acaba de pasar hace un momento, además no sé porqué se enoja conmigo si fue él quien me besó a la fuerza.

—¿Eso no lo debiste de haber pensado antes?, ahora largo, no te quiero aquí— Dijo agarrándome del brazo y arrastrándome hasta fuera de la recámara.

—Espera por favor, no trataré de escapar de nuevo, necesito ese móvil— Le supliqué, si de verdad no lo necesitara no estaría aquí como una tonta.

—Lo pensaré, ahora largo— Respondió señalando con su dedo, indicando que me fuera.

Me di la vuelva resignada y me fui de ahí, pero cuando estaba a punto de entrar al pasillo que conducía al cuarto, escuché unos tacos de mujer, así que rápidamente me escondí pensando que era una de las gemelas, pero no fue así, solo vi a una chica totalmente desconocida ante mis ojos que iba subiendo las escaleras de forma elegante.

¿Quién será esa mujer?, ¿para dónde iba?, ¿será que iba a ver a Kilian?... Claro!!, eso es, con razón el me besó, a lo mejor pensó que yo era esa mujer, obviamente eso es, no hay otra explicación lógica.

Seguí mi camino sin darle más importancia al asunto y al entrar para mí sorpresa ya no estaba Nico, solté un suspiro de alivio, la verdad me siento tranquila con eso porque no se que mentira le iba a inventar.

Sin más que hacer me acosté en la cama mirando para arriba, si pudiera tener la posibilidad de escaparme a estas horas todo seria perfecto, pero hay un montón de guardias afuera, solo tuve suerte ayer porque el día estaba lluvioso porque de lo contrario no podría haber llegado ni a la esquina.

Me rindo, ya comprendí que es estúpido escapar de este hombre, se que no me dejará ir hasta que mi padre le aclare que no fue él quien mato a sus padres, estoy segura de que no fue mi padre y cuando él lo sepa espero que se sienta como un bastardo, como lo que es por todo el daño que me ha hecho.

Siento como alguien empieza a moverme de forma un tanto desesperada, así que comienzo a abrir mis ojos con mucho pesar y lo primero que vi fue la cara de una enojada Nico.

Me levanté de prisa y solo le pude dar una sonrisa nerviosa.

—Estaba tratando de levantarte hace un rato, pero nada de nada, duermes como un tronco— Soltó una carcajada y yo le di una sonrisa aunque más bien me salió una mueca, pensé que me iba a levantar furiosa por su teléfono.

—E-Eh, ¿que hora es?— Le pregunté con curiosidad, la verdad no tengo noción del tiempo y es una completa frustración.

—Son las 7 de la mañana, estás retrasada por una hora, por cierto a qué no adivinas que vi?— Preguntó emocionada y yo la miré espectadora.

—¿Que viste?— Pregunté mientras me paraba de la cama y me estiraba.

—Pues vi a una señorita salir de una de las recámaras de huéspedes y está no es la primera vez que la veo aquí... Bueno, solo la he visto una vez aparte de esta, pero el punto no es ese, el punto es que creo que es la amante del señor Kilian y eso no es tan malo porque la verdad ya estaba empezando a creer que era gay— Suelta una risilla y para mí fue inevitable no hacer lo mismo, tal parece que Nico salió toda una chismosa.

—Nico, no deberías de estar hablando de esas cosas, si él te escucha te meterías en problemas— Le dije en forma de reproche y ella soltó un chasquido con la boca.

—Más de lo que me dijo hace rato no lo creo— Respondió haciendo puchero y yo en ese instante me puse nerviosa.

—¿Que te dijo?— Le Pregunté con nerviosismo.

—Pues me dio una regañada horrible por haberte prestado el teléfono, la verdad no le veo nada de malo a prestarte el teléfono, pero el caso es que me dijo que la próxima vez que haga algo tan estúpido como eso me arrepentiría, la verdad si me dio muchísimo terror, ese hombre da mucho miedo —Dijo temblando para luego pararse de la cama— Bueno, cámbiate y ve a la cocina, te espero allá antes de iniciar con mi trabajo, nos vemos —Agregó para luego desaparecer de mi campo de visión.

Solté un fuerte respiro al ella irse, la verdad pensé que no le devolvería el móvil, me acabo de quitar un peso de encima.

No le di más importancia a eso y me metí al baño donde comencé a hacer todas mis necesidades, al terminar me cambié y me fui directo a la cocina.

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  ***♥︎Narra Kilian♥︎***

Estoy en la oficina cargado de trabajo, por lo que decido tomar un descanso y me paro de mi silla para dirigirme a mi estante dónde pongo mis bebidas, tomo un vaso y me sirvo un poco de alcohol para despejar la mente, pero en vez de hacer eso termino pensando en lo que sucedió anoche, aún no sé cómo carajos pude besar a esa chiquilla, claramente no fue por qué quise, pensé que era Valeria joder.

Anoche Valeria vino a petición mía, así que después de que esa chiquilla se fue nos fuimos a un cuarto de huéspedes, obviamente no la iba a coger en mi jodida habitación, luego de eso la dejé ahí y volví a mi cuarto, tampoco planeaba dormir con ella.

Es la segunda vez que ella viene a la mansión y por supuesto que es también la última vez, no pretendo traerla más aquí, no quiero que se haga ilusiones, mejor me busco a otra, Valeria no es indispensable en mi vida.

Dejando eso aún lado me encamino de nuevo hacía mi escritorio mientras saco mi teléfono del bolsillo y empiezo a marcarle a Dante.

—¿Donde estás?— Preguntó con un semblante frío.

—Estoy en la oficina, ¿por qué?, ¿pasó algo?— Preguntó un tanto curioso.

—No preguntes tanto, ven a mi oficina, tenemos que hablar de algo importante— Le dije y sin más le colgué.

No pasaron ni 5 minutos cuando ya Dante estaba entrando por la puerta de mi oficina.

—Para la próxima tú tendrás que ir a mi oficina, no estaré viniendo aquí cada vez que quieras joder— Espeto cabreado.

—Si, si, como sea, pero dime, como van los negocios— Pregunté sin darle importancia a lo que me acabo de decir.

—Pues por el momento todo está bien, ¿por qué?— Se sentó en la silla que está frente a mi escritorio.

—Bien, y los hermanos Caruso, ya se enteraron de que su aliado está en el infierno?— Pregunté tomándome un sorbo de alcohol.

—Por supuesto, yo mismo me encargué de que se enteraran, están que botan humo por las orejas, tenemos que tener cuidado con ellos ahora más que nunca, estoy seguro de que saben que nosotros fuimos los causantes y van a querer guerra— Contestó con un semblante serio.

—Me da gusto escuchar eso, estoy listo para todo, además esta guerra ya había comenzado hace tiempo, es hora de acabar con esos bastardos— Dije enojado, si ellos piensan que podrán conmigo están muy equivocados, ya es hora de hacerles ver quién manda.

—Oye, por cierto, no me has dicho que harás con Vincent Müller y su hija, no te he visto mover otra pieza en su contra hermano— Dijo.

Vincent Müller, ese es otro malnacido que me las pagará tarde o temprano.

—Ya es hora de que acabe con él, pero antes de eso tengo que hacer algo— Contesté serio y él solo asintió.

Empezamos a hablar de los negocios y luego de un rato Dante se fue, por lo que yo me fundí en mi trabajo de nuevo.

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“***Narrador Omnisciente***”

En otro lado de la ciudad se encontraba la madre de Tamara hablando con un doctor en el hospital, con la esperanza de que su marido despierte de la fuerte paliza que le proporcionaron los hombres de Kilian.

—¿Entonces mi marido estará bien doctor?, ¿cuando me lo puedo llevar a la casa?— Preguntó una preocupada Amalia.

—Estará bien señora Müller, y se lo podrá llevar hoy mismo a casa, pero debe de tener cuidado, no puede hacer movimientos violentos— Le respondió el doctor con un tono serio y Amelia solo pude asentir para luego agradecerle al doctor e irse a dónde se encuentra su esposo.

Al llegar al cuarto ve a Vincent tratando de levantarse de la camilla, quien estaba más que deprimido por todo lo que le estaba pasando porque el no lograba entender el porqué de todo esto.

—Cariño pero que haces, el doctor me acaba de decir que no debes de hacer movimientos bruscos por el momento— Dijo mientras tomaba a Vincent y lo volvía a acostar en la camilla.

—Necesito irme de aquí Amalia, las chicas me necesitan— Trato de volverse a parar pero Amalia lo detuvo en seco.

—Lo sé, pero de nada sirve si no estás sano para hacerlo, tienes que estar tranquilo— Respondió con los ojos aguados, ella se está muriendo de la desesperación por no encontrar a su hija y a su sobrina, pero también tiene que ser fuerte, aunque su esposo lo notó.

—Tienes razón cariño, perdóname, pero es que quiero encontrar a las chicas, no entiendo quien me está haciendo esto, primero las chicas y luego esto, no lo comprendo, yo juraba no tener enemigos— Dijo totalmente frustrado, en su cabeza no se le pasa absolutamente nadie quien quieres hacerle daño.

—Pero y si es alguien del pasado, recuerda que antes no eras la misma persona que hoy en día, antes eras un mafioso— Dijo esto último con temor, ya que no es una historia que a ella le gusta recordar y a él menos.

—Claro que no querida, ese mundo lo dejé hace muchísimos años, es imposible —Dijo mirando hacia otro lado dudando de sus palabras, pero luego volvió a mirar a su esposa— Juro que las encontraré y las traeré de vuelta, aunque sea lo último que haga cariño —Respondió esto mientras juntaba sus frentes en forma de promesa.

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