CAPÍTULO 17

— ¡¿Por qué?!

No lo pude evitar, se me escapó, eran obvias las razones, por las cuales se iba a quedar, sin embargo, yo pregunte.

— Puedes irte ahora Helena, pon el seguro al salir.

— Sí señor.

Ella de inmediato hizo lo que se le pidió, después que la puerta fue cerrada, solo estamos él y yo en la habitación, ¡Dios mío!, ¿qué me va a hacer este tipo?, se paró del sofá, y se dirigió a la cama, cuando estaba frente a mí, se comenzó a quitar los zapatos.

— ¿Qué haces?

No me contesto, se terminó de quitar los zapatos, me agarro con sus grandes manos, me echo a un lado de la cama, y fuego se acostó a mi lado como si nada.

— No hables, tengo sueño y me voy a dormir, mantente en tu lado, que está cama es bastante grande.

Dicho esto, cruzó los brazos en su pecho y descaradamente cerró los ojos, ¿es en serio?, ¿de verdad?, no podía hacer nada al parecer, me volteé, asegure el brazo de la vía, y cerré los ojos, no creo que me haga nada, parece cansado, ¡Dios!, esta es la primera vez que duermo en la misma cama con hombre, que momento más ridículo.

Cerré los ojos también, no me iba a seguir desgastando, lo único importante de todo esto es mejorar mi salud, para poder salir de esto, se volteó de repente y me abrazo por la cintura con un brazo, sentí que ese brazo me quemaba, respire profundo y estuve tranquila, es lo mejor.

— Solo te pareces a ella físicamente, si ella hubiera sido como tú de fuerte, todavía estuviera aquí.

Que debería responder a eso, ahora él quiere ser el más sensible, esa pobre chica era una persona y yo soy otra, yo aprendí con mi abuelo hacer una persona de decisión, honestidad, y mucha personalidad, él siempre me decía que no me quedara con nada por dentro que dijera lo que sentía sea bueno o malo.

— Sí no somos tan iguales, ¿por qué no te divorcias de mí?, cásate con esa loca que tanto te quiere y ha esperado tanto por ti.

Me apretó la cintura con su brazo, ¡Dios!, solo di que sí, que te quedas con tu loca, y me vas a dejar libre, como un ave, si eso sucede me iré para Estados Unidos, haré mi vida allá y nunca más regresaré así, nunca más vas a tener que ver esta cara, que tanta culpa te causa.

— No, eso nunca va a pasar, seamos felices los dos, o infelices los dos, nos vamos a quedar juntos.

¿Es en serio?, ¿por qué está obsesión?, ¿no le importa que yo nunca lo voy a querer?, ¿prefiere que los dos seamos infelices?

— ¿Por qué?, digo, me despreciaste tanto que reviviste una tradición antigua para no tener que ir a nuestra boda, nunca voy a olvidar esa humillación, y no soy una persona fácil de convencer, no voy a coger presión y no te tengo miedo, así que yo me pregunto, ¿por qué mantener este circo de matrimonio?

Se me acercó, pego mi espalda a su cuerpo, y comenzó a respirarme en la oreja, eso se sentía extraño, entonces comenzó a susurrarme al oído.

— Desde que me diste esa bofetada, solo puedo pensar en tenerte, es casi una obsesión que no me deja ni dormir, hasta tu olor me está volviendo loco, pero, no soy un animal por qué tú crees, así que, voy a esperar a que tú quieras ser mía.

De verdad, verdad, está enfermo de la mente, como se obsesionó conmigo por qué le di una bofetada, esto debe ser un chiste o algo, va a esperar que yo quiera, bueno se secara como un árbol, esperando por mí, y más le vale, que no intente algo contigo yo me sé defender, no soy una presa fácil.

Me apretó más fuerte y olió mi cabello, le iba a dar un codazo, pero me soltó y se paró de la cama, dio una vuelta en la habitación, abrió la puerta del closet, tomó una almohada y una sabana, los puso en el sofá, se acostó, y se arropó, como si nada, ¡Dios mío!, por qué estar tipo es así de bipolar, si me llego a imaginar que darle esa bofetada lo pondría más loco nunca se la hubiera dado.

Pero me queda la suegra que me odia, y la loca esa la puedo usar todo a mi favor, me acomodé en la cama otra vez, tomé la sabana y arrope, cerré los ojos otra vez, tengo que descansar y mejorar, mañana quiero poder salir de aquí, ya está demostrado, que entre más tiempo pase más difícil se hacen las cosas, me quería dormir, pero mi mente estaba dando muchas vueltas, en eso entró una enfermera a la habitación.

En todo el rato que he estado despierta es la primera vez que entra el personal médico, era una señora de media edad, se acercó sigilosamente, miró hacia el sofá, y ya frente a mí me preguntó.

— ¿Quiere algo de comer?, ¿cómo te sientes?

— Me siento muy cansada, me podían poner una inyección para dormir hasta mañana, no tengo hambre solo quiero dormir, pero no puedo, me podría ayudar con eso.

— Espere un momento.

Tomo el récord, que estaba al pie de la cama, comenzó a revisarlo por un largo rato, no decía nada, yo espere con paciencia a que ella terminará de verlo, entonces dijo.

— Claro, espere un momento voy a buscar la inyección.

— Está bien.

Salió lentamente por la puerta, era realmente silenciosa la mujer, eso debe de haberlo aprendió en sus años de trabajo en el hospital, dos a tres mínimos después volvió con una jeringa en las manos, me hizo una señal, me acerco a mi, tomo el tuvo del suero, me tío la aguja de la jeringa y vertió todo el líquido que traía en la vía, después la saco, se dio la vuelta y se fue, yo me acomodé en la cama lo mejor que puede, comencé a sentirme soñolenta, y con los parpados pesados, cerré los ojos, y.....

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