CAPÍTULO 11

— ¿Hola?

Esta sentada en una mesa, tomando un capuchino, era octubre, las hojas comenzaron a cambiar de color, llegó el otoño en New York, eran mis últimos meses en la gran manzana, lamento no haber vivido más cosas en mí estos días aquí, pero por suerte pude durar uno año más, trabajando aquí, gracias a que me gradué antes.

— ¿Hola?

— ¿Eh?

Mire a la persona que me decía Hola, pero el sol me daba en los ojos y no podía distinguir quién era, parecer ser un hombre, tiene bonitos rasgos, pero no puedo ver su cara, ¿quién podrías ser?, comencé a escuchar un ruido, quite los ojos del hombre, y con la mirada, miraba a mi alrededor tratando de ubicar lo que sonaba, entonces volví a mirar el hombre, pero ya no estaba, el ruido continuaba, entre más sonaba más cosas desaparecían, las hojas, el café, la mesa...

— ¡Señora!

Abrí los ojos sobresaltada, ¡Dios mío!, todo era un sueño, desperté a mi realidad, me dolía un poco la cabeza, ese vino me noqueó totalmente ahora me duele la cabeza, seguían tocando la puerta, me senté en la cama con cuidado, entonces hable.

— Puedes entrar.

Helena entró de inmediato, parecía un poco asustada, se puso en frente de mí, y comenzó hablar.

— Señora, el Señor me envía a despertarla, la estilista viene en 30 minutos, para arreglarla para el evento de hoy, así que se debe bañarse antes de que llegue.

— Está bien, baja y trame unos analgésicos, un jugo de naranja, algo de queso picado, Pan y una jarra de agua fría, en lo que me baño.

— Está bien, Señora.

La chica salió disparada en busca de lo que yo le pedí, me pare de la cama, y fui directo al baño, me quité la bata, y la ropa interior, me miré la banda, no aguantaba otra baño de esponja, entre a la ducha, abrí la llave del agua caliente y me bañe pie y cabeza, tomé el champú y con la esponja me estregué en todos los lados menos el área de la herida.

Salí de la ducha enjuagadita, tomé una toalla, me envolví, me cepillé los dientes, y luego salí al vestidor, donde tomé una bata de baño y me la puse, envolví mi pelo en una toalla, unos paso y estaba en el dormitorio, me senté otra vez en la cama, tocaron la puerta.

— Puede pasar.

Una mujer con mala cara, pero gran presencia entró, camino hacía ponerse frente a mí, me miró con desconcierto, sé quedó solo mirándome, pocos minutos después Helena entró, con un carrito con todas las cosas que le pedí, además el botiquín.

— Señora, esta es la estilista, la señorita Anna.

— Un placer Anna, me puede llamar Alexa.

— ¿Alexa?

— Sí.

— Entonces podemos comenzar con su arreglo.

— Un momento, Helena, cura mi herida primero, la moje y no quiero que se infecte.

— Sí, Señora.

Me levanté de la cama, y luego me acosté boca abajo, para que Helena procediera con lo que tenía que hacer, en pocos minutos, ella hizo lo que debía, quito el vendaje, limpio la herida, aplico el medicamento y vendo de nuevo.

Después que término, me levanté de la cama, la estilista señaló, una silla frente al espejo del gavetero, tomé el vaso de jugo que había traído Helena, dos analgésicos y me senté en la silla, me tomé los analgésicos con el jugo de varios sorbos y coloque el vaso sobre el gavetero, la estilista comenzó a crearme el pelo, después que mi pelo fue secado con una plancha de pelo, y un peine especial, ella comenzó hacerme un peinado y hablarme.

— ¿Qué edad tienes?

— 23 años.

— ¿No estás muy joven para casarte?

— Es un matrimonio arreglado.

Sé que en silencio por un largo rato mientras elaboraba el peinado, después que casi estaba listo comenzó de nuevo a preguntarme.

— ¿Quién arreglo tu matrimonio?

— Mi abuelo, antes de que yo naciera.

— Entonces es una coincidencia.

— ¿Qué cosa?

Volvió el silencio, terminó el peinado, y procedió a maquillarme, después de terminar, me ayudo a vestir con un vestido rojo entallado a mi figura, ese vestido me quedaba como una segunda piel, unas zapatillas altas negras, y un bolso a juego, unos pendientes grandes eran el único accesorio que llevaba puesto, me miré al espejo, parecía otra persona, no sé por qué sentía que la que veía en el espejo no era yo.

— Señora se ve muy bella.

— ¿De verdad?

— Claro.

Acerque a carrito y tome un vaso lo llene de agua y me lo tome, me sentía deshidratada, tomé asiento en la cama, la estilista se despidió sin mediar palabras, solo una señal con la mano, le pedí a Helena llevarse todo, ya no podía comer vestida así.

Miré el celular en la mesa de noche, y recordé que antes estaba vibrando, miré y tenía como 5 llamas de Kevin, que raro, lo llame para atrás, solo había sonado dos veces cuando tomo la llamada.

— ¿Dónde estabas?

— ¿Qué pasó?

Kevin respiro profundo parecía muy molesto,

— Olvídalo, vamos al asunto, ¿vienes al evento de esta noche?

— Sí, ¿también vas?

— Iré por qué ya sé que vas, es seguro que no sepas, ese maldito de William, te lleva a un evento donde los anfitriones son sus enemigos, así que iré por si pasa algo.

— Enemigos, ¿qué tipo de enemistad tienen?

— Es muy largo de contar, pero te lo resumiré, hace 10 años, ese William tuvo un compromiso antes que el que tenía con tu familia, bueno en realidad rompió con tu familia por esa chica, al final ella se murió, según dicen por culpa de él, después de eso se volvió eso que es ahora, y misteriosamente decidió casarse conmigo hace dos años.

— ¿Eh?

Eso nunca se me dijo que este compromiso fue roto una vez, para mí este compromiso se hizo antes de que yo naciera, y siempre se me repitió con quien me casaría, como fue que nunca lo supe, que eso había pasado, ¿qué busca ese tipo con ir a esa fiesta?, no creo que sea nada bueno.

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