CAPÍTULO 06

Salí de la casa y tome carretera, me sentía tan libre en ese momento que podía salir, me gustaría no volver nunca más, escapar y ser libre de todas estas cosas, pero no es posible y no es que sienta que le debo algo a mis padres, todo esto es por qué mi abuelo me amaba mucho y yo nunca le fallaría, eso no quiere decir que no haga de todo para que ese hombre sea el que termine con este matrimonio.

Me detuve un momento, recordé, no había llamado a Kevin, saque mi celular de mi bolso, busque el número y le di a llamar, sonó varias veces y fuego lo cogió.

— Hola, dime, la novia más famosa de toda Inglaterra.

— No sea payaso, ¿está en tu casa?, ya estoy en camino, a buscar la llave.

— No estoy en el restaurante, franceses que le gusta a Fátima, ven aquí, es el de siempre, tengo la llave conmigo.

— Está bien.

Cerré la llamada, me dirigí al restaurante, no estaba tan lejos de donde estaba actualmente, en Londres, los restaurantes famosos todos están en la misma zona, a los diez minutos estaba frente al restaurante, busque un parqueo, tomé mi bolso, salí del auto, y luego cerré la puerta, puede la llave en los bolsillos, camine hacia la puerta el Metre me recibió.

— Buenas tardes señorita, ¿tiene una revelación?

— No, estoy buscando a un amigo.

— ¿Cuál es el hombre del su amigo?

— Kelvin Tomás.

— Sí, el señor Tomás, la está esperando.

Seguí al Mestre adentro, me llevó hasta la mesa donde está Kevin tomado vino, me ayudo a sentarme y luego se fue.

— Te ves bien.

— Gracias, tú estás igual que siempre.

— Saliste en todos los periódicos y revistas del país, eso es un gran logro de una vez le dije a Fátima, ella se preocupó mucho.

— Me imaginaba que tú eras el de los chismes.

Se rio, como si le hubiera hecho un chiste, nada nuevo, esa es la personalidad de este tipo.

— ¿Quiere algo de tomar?

— Un café.

Le hizo una señal al mesero, que vino de inmediato, le pidió un café expreso y un tiramisú para mí, el mesero tomo la orden y se fue.

— Entonces quieres tener donde ir, si todo sale mal, ¿estás tan segura del fracaso?

— Quién dice que quiero tener éxito en este matrimonio.

— Oh, ya veo, si eso pasa, puede venir a trabajar en la empresa familiar, y hacer tu vida normal.

El café y el tiramisú llegó, me lo colocaron en frente, me comencé a tomar el café, y a comer pedazos de tiramisú, entonces Kelvin dijo.

— Tu marido está aquí, en dos mesas detrás de esta, te vio, desde que llegaste y no te ha quitado los ojos de encima, parece molesto.

Seguí tomándome mi café, como si eso no fuera conmigo, total, este donde este ese hombre no me preocupa para nada.

— Sí está molesto es su problema.

— Está demasiado atento a nosotros, si te paso las llaves se va a dar cuenta, ja, ja, ja.

— No importa solo ponlas sobre la mesa y yo las tomo, ¿qué es?, ¿le tienes miedo?

— ¡¿Qué?!

Subió mucho la voz, los comensales le pusieron más atención a nuestra mesa, estupendo, este idiota, lo soporto por qué es el hermano de mi mejor amiga, sino, no pasaría ni un minuto con él, es de los que les encanta el drama.

— Claro que no le tengo miedo, primero, William solo es un hombre con dinero como yo, bueno él tiene más, es mujeriego y amargado, y le gusta controlarlo todo, es una pena que una chica tan linda y joven como tú caiga en sus manos, pero bueno, tú eres de armas tomar, y el seguro estaba muy seguro que eras interesada y sumisa.

Kevin se puso serio, y en ese momento, mi esposito, pasó por el frente de nuestra mesa, se detuvo un momento, yo ni lo miré, pero al parecer él y Kevin intercambiaron malas miradas, se fue, y Kevin se quedó con su mala cara.

— No lo soporto, viste como te miro, y luego a mi.

— Para nada me percaté de eso.

Me terminé de tomar mi café, y de comerme mi tiramisú, estaba rico, quería dar una vuelta por el centro y comprar unas cosas, así que pensaba irme.

— Las llaves, me voy.

— Tan pronto.

— Voy de compras, vamos las llaves.

Extendí mi mano, Kevin saco las llaves y me las puso en la mano, yo de inmediato la, entre en una de los bolsillos de mi pantalón, me pare de la mesa, y le dije.

— Gracias, adiós.

No espero la respuesta y me apresuré a salir del restaurante, deje el auto en el parqueo y me fui caminado a visitar varias tiendas de ropa y accesorios, entre a mirar a varias, y compre algunas piezas de ropa que me gustaron, pasé mucho tiempo buscando, soy muy selectiva en todo, y eso es uno de mis grandes defectos.

Se hizo de noche, yo caminando de tienda en tienda, al final volví al parqueo, entre todas mis bolsas en el auto, me subí, encendí, y me dirigí a la casa donde estoy habitando espero temporalmente.

Llegue a casa, detuve el auto en el frente, abrí la puerta, y tome mi bolsa, abrí el baúl, salí, tomé las bolsas de compra, cerré todo, y me dirigí hacia la casa, subí los escalones, y entre por la puerta principal, mi marido, el señor perfecto estaba sentado en la sala, en el sofá, frente a la puerta, su cara parecía un poema, la furia en su mirada, era muy obvia.

Camine directo a las escaleras, sin embargo, él comenzó hablar.

— No me piensas dar ninguna explicación.

Me detuve, me daba risa, que una explicación, pero, ¿de qué?, ¿por qué?, se está volviendo loco por que nos encontramos en un restaurante.

— No creo que halla algo que explicar.

Seguí mi camino hacia mí habitando, no estaba de humor para esta locura, si él piensa que va a detener mi vida está muy equivocado, es mejor que piense en divorciarse lo antes posible de mí, así podremos vivir en paz.

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