Juramento De Amor

Ava Jones

El sonido de la alarma hace que me despierte, miro el despertador y son las 5:30 am. Salgo de la cama y me acerco a la ventana que da al balcón, puedo ver la luna que brilla tenuemente en el cielo, está a punto de ser reemplazado por un sol lleno de vida y calor. Salgo al balcón a tomar aire fresco, cuando esos recuerdos aparecen de la nada. Unos brazos aferrados a mi cintura, ambos mirando el amanecer frente al mar. La brisa fresca golpea mi rostro y me trae de nuevo a la realidad, odio tener que recordarlo. Me meto de nuevo a la alcoba y camino al clóset, saco un conjunto deportivo, me hago una trenzas francesas y me colocó las zapatillas deportivas, tengo los audífonos a todo volumen con mi canción favorita, SNAP de Rosa Linn, bajo las escaleras y abro la puerta. Salgo al jardín estiró un poco las piernas para calentar y después salgo a correr. De alguna manera esto me ayuda a despejar un poco la mente, trato de romper mi propio récord.

Después de una hora de ejercicio regreso a casa, abro la puerta y Alis me saluda como todos los días.

—buenos días, señorita Ava, ¿en dónde le gustaría tomar el desayuno? en el jardín, en su habitación o en el comedor con toda la familia—el ama de llaves y la jefa de las sirvientas me sonríe alegremente.

—Buen día Alis... tomaré el desayuno afuera con unas amigas, miento para que así no vuelva a preguntar y no me acuse con mi madre.

Subo de nuevo las escaleras y voy rumbo a mi habitación, tomo una ducha rápida y salgo envuelta en unas toallas. Voy al clóset y saco una falda azul marino y una blusa blanca. Me pongo los stilettos de 10 CM y camino al tocador, me siento frente al espejo como todos los días y me aplicó un maquillaje ligero. Tomo mi bolso de mano y bajo las escaleras.

Al llegar a la sala veo a mi madre la saludo como todos los días y estaba a punto de ir por mi auto cuando me pregunta...

—¿cómo dormiste hija?

Por más que quiero ocultar que tuve pesadillas de nuevo, no puedo. Me conoce muy bien, ya que es mi madre.

—¿de nuevo las tuviste verdad?—me mira con seriedad y preocupación.

—si, pero solo debo aumentar las dosis de las pastillas es todo, iré más tarde a ver al psicólogo te lo prometo.

—bien, espero que vayas, tenemos que encontrarle a este problema una solución. —sabes lo que pienso sobre que te mediques.—su mirada no cambia siempre tan obstinada y dominante,—aunque yo pienso que tú deberías salir de viaje, ir a un lugar tranquilo lleno de paz. —que te parece si más tarde paso por la oficina y te llevo algunos flyers de lugares para visitar.

—que tal si me los muestras más tarde madre, hoy estaré ocupada, mi padre me necesita en la empresa y me pidió ayudarle con un problema. Tú sabes que como futura heredera debo esforzarme por sacar adelante la empresa familiar.

—bien hablaremos más tarde entonces. —ella se despide de mí con un beso en la mejilla y un abrazo corto.

Yo salgo al estacionamiento y entre todos los autos elijo mi favorito, regalo de cumpleaños hace unos meses, un Audi último modelo en color negro, subí a bordo y aviento el bolso en el asiento del copiloto, saco de la guantera mis lentes de sol estilo aviador y salgo rumbo a la empresa de mi padre, la cual será mía en unos meses más.