11- Son mios

Luisa dormía y soñaba con sus niños, los veía jugar, correr y decirle mamá, cuando despertó vio a Javier en la misma cama, ella se levantó para no despertarlos, el cabello rojo de los niños es igual al de su padre.

-Que haré, si me divorcio les quitaría a mis hijos su lugar en el marquesado, no le pregunté si se tomó todas las dosis del medicamento.

Ella sale para pedir la cena, después de un rato, está en aquel puente, sus recuerdos vienen a ella, en esa primera vida ella en verdad quería morir, pero está vez no, nadie le quitará a sus niños.

-Son míos, no dejaré que nadie los humille o los insulte, son legítimos hijos del marqués Michelob, una de las casas más antiguas de Altair.

El lago sigue congelado, el barandal está roto, su descarga de maná fue muy fuerte.

-Que haces?

-Nada, viendo lo que cause.

-Fue un accidente, el puente debe ser reparado.

-Si mi padre se encargará.

-Luisa, has pensado en regresar al Marquesado?

-Si, pero será con condiciones.

-Cuales?

-Quiero una modificación en nuestro matrimonio, no te amo, quiero el divorcio cuando los niños entren a la academia, sé que Adrián será el heredero, pero no quiero compromisos arreglados, quiero que vayan a la academia en Lennox.

-Por qué ahí?

-Por que yo iré con ellos, así tu puedes rehacer tu vida, también yo ...

-Que te hace pensar que aceptaré ese trato.

-Lo vas a aceptar o no regresaré.

-No, ni siquiera me darás una oportunidad de poder recuperar tu confianza, no crees que estás siendo muy egoísta.

-Es en serio? todavía me preguntas por qué?

-Yo no tengo toda la culpa, tú no fuiste sincera, te pregunté si estabas de acuerdo con el matrimonio y tú aceptaste, en ese momento hubieras hablado, ahora tú me culpas por dudar de ti, tu también dudarías de mí, si me encuentras en la noche con una mujer y más si afirmara estar embarazada de mí.

Luisa no sabía que decir, él tiene razón.

-Yo...

-Si, tú, en la noche de bodas te volví a preguntar si querías que se consumara el matrimonio y aceptaste, yo solo pensé que estabas nerviosa, me mentiste, ahí debiste decirme todo antes de entregarte a mí y yo como estúpido me enamore de ti.

-Javier esa noche ya era tu esposa, me entregue a ti por qué así devia ser.

-Si claro, Luisa para, sé que no me amas, solo supuse que en ese momento tú eras sincera que poco a poco lograríamos un matrimonio.

-Perdon...

-No te daré el divorcio, nos iremos al marquesado y ocupará tu lugar como marquesa, mis hijos crecerán ahí.

-No te amo Javier.

-No es necesario que me ames, si no quieres ser mi esposa lo entiendo, muchas parejas son así, nosotros no seremos la excepción, pude divorciarme de ti esa misma noche y no lo hice.

-Vamos a calmarnos, estamos alterados, acepto que no todo es tu culpa, por qué quieres continuar con esto.

-Por qué...

Javier suspira e intenta calmarse

-Aun con todo lo que ha pasado, yo te quiero, desde que mi madre te propuso como candidata, me gustó que fueras tú, en la academia nunca nos tratamos, pero ya nos conocíamos no eres una extraña, créeme si tú hubieras hablado te habría entendido, pero no dijiste nada y yo creí que querías el matrimonio, me ilusione, el día de la boda estaba feliz, quería que todo funcionará, quería que nos amarramos como mis padres.

Javier, solo liberaba parte de sus sentimientos, Luisa en el fondo no sabe cómo entenderlo, tiene razón prácticamente ella lo engaño por no decir que amaba a otro.

-Dios, que difícil es esto, Javier perdón, perdón por ser cobarde, por no hablar.

-Luisa nuestros hijos nos necesitan, vamos a casa, solo disfrutemos de ellos, te ayudaré a cuidarlos por el momento no es mucho el trabajo, mis padres me darán el título hasta que mi hermana se case, podemos tener un tiempo.

El toma su mano, para mirarla a los ojos,

-Javier, si nunca puedo amarte que pasará.

-No pienses en eso, solo seamos amigos y padres de nuestros hijos.

Luisa toma su mano y ambos regresan a la casa, está confundida, pero sabe que sus hijos son más importantes en su vida, si estuviera en su época, pediría el divorcio y se iría, pero aquí no puede hacerlo, sin motivos el divorcio no será aprobado, Javier no quiere, tampoco puede obligarlo.

Durante unos días Javier convive con ellos, los niños duermen en la habitación de Luisa y en las noches Javier la ayuda, solo las doncellas los bañan, eso no le gusta a ella, solo los cambia.

Para Javier es una nueva etapa, sus hijos son hermosos y muy tranquilos, los puede cargar a los dos, son pequeños, día a día crecen más.

Después de los días que recomendó el doctor ellos están listos para partir, algo que Luisa sigue pensando, solo suspira y sale de la casa, sus padres la despiden.

-Hija.

-Si padre?

-Si no te sientes a gusto regresa, sé que lo haces por los niños y Javier, solo no olvides que aquí no les faltará nada, te prometo que recuperaré el Condado.

-No te esfuerces padre, no te preocupes por mí, yo estaré bien si estoy con mis hijos.

-De todos modos puedes venir cuando quieras.

Javier ve como ella se despide, ella sube al carruaje y él también se despide.

-Javier, sé que pido mucho, pero no la hagas sufrir, si no llegan a amarse dale la oportunidad de venir a casa

-Cuidare de ella, lo demás solo el tiempo lo dirá ..

Así los carruajes salen, en el camino Luisa solo mira por la ventana, no recordaba aquellos paisajes, todo tan limpio y diferente, ella lleva a Adrián en sus brazos, para ella verlo es recordar a alguien que amo a su manera, no fue un amor como el que se cuenta en los libros, aun así le duele recordarlo.

-**Él estará bien, quiero que él tenga una buena vida, no sé si la mía lo será, yo no importo, importan ellos**

Javier carga a su hija, quien solo la mira y mira a Luisa que está perdida en el paisaje, quisiera saber que piensa o en quien piensa, debe controlar sus celos, ella ha dicho que no ama al Barón, debe creer en sus palabras, solo esa mirada que tiene es de nostalgia, ella solo va con él por los niños, si ellos no estuvieran esa noche ella se habría ido con él, tiene miedo de preguntar y saber que es verdad.

En otra realidad, un doctor manda a llamar al esposo de Sandra.

-Señor Adrián, su esposa está estable, la mantenemos en coma mientras baja la inflamación, su golpe en la cabeza es muy serio, no puedo darle un diagnóstico hasta que vuelvan a operarla, solo hay algo con lo que no contábamos.

-Que paso? Acaso se agravara su situación?

-No lo sé, su ginecólogo me mandó su expediente, su esposa dejo de tomar anticonceptivos desde hace dos años.

-Si ella las dejo de tomar porque queríamos un bebé, después sus exámenes arrojaron que no sería tan fácil lograr un embarazo.

-También toma otros medicamentos, el punto es que para salir de dudas se le práctico un examen de sangre, señor Adrián su esposa está embarazada, la verdad es un milagro que el bebé esté ahí, le programarán un ultrasonido para que esté presente, ella…

-Espere como dice, eso no puede ser.

-El ginecólogo vendrá a examinarla, debemos saber si está todo en orden.

-Ella está bien?

-Por el momento sí.

-Si hay complicaciones sálvela, no quiero perderla, yo fui quien la presiono por un embarazo que sé que ella no quería, que esté en esta situación es por mi culpa, si su vida corre peligro por el bebé, tiene mi autorización para interrumpir el embarazo.

El doctor no supo que decir, viendo el expediente de Sandra sabe que estaba en tratamiento hormonal, su cita seria para un procedimiento de fecundación in vitro, sabe que querían un embarazo, pero ahora el esposo no parece muy convencido.

-Puede pensarlo, deje que la examine el ginecólogo primero, que la inflamación baje y le daremos un informe completo.

-Gracias.

Adrian sale y va a la sala de espera, no sabe cómo reaccionar, siempre quiso esa noticia y sería el hombre más feliz del mundo, ahora no lo sabe, solo quiere que ella abra los ojos, llegar a casa, este con el y lo regañe por no llevar la ropa a la lavandería, quiere verla llegar de viaje y que le prepare gelatina de limón.

-**Por favor, despierta mi amor, no me dejes**

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