8- Divorcio

Luisa con una sonrisa de lado

-Lo quiero por escrito- Le decía Luisa, su suegro noto la arrogancia en sus palabras.

-Tu no tienes derecho a pedir nada, prepararemos los documentos de divorcio y nos llevaremos a los niños, no quiero a una zorra en mi familia, que los niños sean de Javier no significa que no lo hayas engañado.

-Cálmate no tienes derecho a decirle así a mi hija, eres mi amigo, pero no te permito que la insultes, hice mal en no creer en ella, pero no más, si ella dice que es inocente le creo.

Todos se sorprenden con las palabras del Marqués, su esposa le da un codazo pero el no baja la mirada, Javier intenta calmarlo y tampoco lo logra.

-Y que pruebas tiene de mi supuesta infidelidad.

-Que? Te atraparon huyendo con tu amante, que más pruebas quieres, el divorcio es un hecho, mis nietos se irán conmigo.

Luisa estaba enojada si no fuera el marqués y si tuviera un arma ya le hubiera disparado.

-Acepto el divorcio, pero no se llevarán a mis hijos, ellos son míos, ustedes dudaron de ellos, hasta Javier, cuando solo me acosté con el y la prueba quedó en las sábanas esa noche.

-Luisa!! cómo dices eso.

Su madre la regañaba, ella no la toma en cuenta, pero va a la salida y le indica al señor José que entre, ella toma unos documentos y se los da a Javier.

-Ahi encontrarás lo que por la ley indica que me corresponde tras el divorcio, en este reino tengo derechos, no me puedes separar de mis hijos, me sacaste de mi casa, sin ninguna prueba en mi contra solo creíste en las palabras de un idiota, no los dejaré, si no los quieres reconocer no hay problema, debes regresarme mi dote y con eso será suficiente.

-No, no te los dejaré y no habrá divorcio

-Acaso estás loco, no lo permito, eres el próximo Márquez que te pasa, puedes razonar por favor.

Javier no quería dejar a su familia, él también va a creer en su esposa, pero su padre no lo hará.

-Zafiro contó lo de esa noche, huías...

-No, yo solo salí a dar un paseo, para ver a un amigo eso es todo.

El marqués estaba por perder la paciencia ante Luisa, que el padre de ella tuvo que intervenir.

-Basta Luisa, no provoques al marqués.

Luisa le dice al señor José con la cabeza que deje entrar a alguien, una rosa entra por la puerta, saluda a todos los presentes.

-Mi señor.

-Que pasa, por qué ella entro?

-A ustedes se les olvidó que Zafiro no es la única rosa que me cuidaba, ella estaba más cerca, cuéntales lo que pasó.

-Mi señor, la señora llegó a un punto en el bosque donde zafiro ya no la siguió y yo la seguía, no podía intervenir a no ser que esté en peligro de muerte.

(Esa noche)

-Mi amor, por fin puedo verte.

-Barón no soy tu amor, te pedí que hablaras con mi padre para obtener su permiso, ahora estoy casada y...

-Pero no lo amas, vamos, debemos irnos, ven conmigo.

-No puedo, estoy embarazada, mi hijo es del marqués.

-No importa, lo cuidaré como mío y cualquiera que pregunte diré que es mío, por favor vamos.

Luisa duda por un momento, pero ella ahora no puede ir, si tan solo él hubiera cumplido su palabra de hablar con su padre.

-No, tu oportunidad paso, no llegaste a hablar con mi padre.

-Si fui, pero no me creía, me encerró en el calabozo de la mansión y me libero hasta después de tu boda.

-Que? No es posible.

-Si lo es, intenté escapar, pero no me fue posible, Luisa, podemos ser felices, te amo.

Luisa sube a su caballo, aunque quisiera ella ahora lleva en su vientre al hijo del marqués, si hace eso su hijo jamás la va a perdonar.

-Solo vine a decirte que no me busque más, no puedo ir contigo a ningún lado.

-Que, no espera, nosotros podemos ser felices, tu embarazo no es ningún obstáculo.

-No, mi familia sufrirá si hago eso.

Luisa sale a todo galope de regreso, el barón va detrás de ella, la rosa los sigue y ve que Zafiro la sigue nuevamente, ella se queda en su lugar, sin saber todo lo que sucedió kilómetros adelante.

(Fin del Recuerdo)

-Por que hasta ahora hablas.

-Señor, yo me quedé en el marquesado, nunca me imaginé que ese sería el problema, yo solo supe que la señora tenía riesgo en su embarazo, no pregunte y tampoco nadie me preguntó, mi deber es ser discreta, además la señora no hizo ni dijo nada que indicara traición, solo se despidió de una persona con la que no pudo estar, eso no es extraño, muchas parejas se separan yo no le vi nada de malo.

Todos los presentes saben que no pasó nada entre ellos, el barón mintió al ser atrapado.

-Contentos, o seguirán dudando, yo jamás me acosté con el barón, tampoco intenté huir el día de mi boda, estaba encerrado, aunque llegara no sería capaz de hacer eso y si piensan que pudo entrar al marquesado también está el Capitan que sabe de la seguridad, el barón no tiene entrenamiento, si trepa por un muro es capaz de matarse.

El marqués no sabía que decir, su nuera era inocente, solo se sienta para pensar, al igual que Javier que se acerca a ella.

-Quiero que firmes los documentos, los niños son tuyos, es tu obligación ver por ellos y por mí, nos pasarás una pensión mensual y puedes verlos cuando quieras, quiero la propiedad que está en el ducado de Aragón, me mudare ahí con mis hijos.

-No lo acepto, tú eres mi esposa y tu deber es estar en el marquesado, nos iremos ahí en cuanto el doctor de su permiso.

-Que!!, no tu y yo estamos lejos de ser una pareja, no quiero estar contigo.

Javier voltea a ver a su familia y a su suegro y de antemano pide perdón, acto seguido carga a Luisa y se la lleva a su cuarto, ella va gritando por qué la lleva como costal de papas, ella intenta zafarse, pero su cuerpo sigue débil.

-Que haces suéltame ** Pero como es tan fuerte, maldito marqués, este cuerpo está muy débil, maldita sea**

Ella va gritando en él pasillo hasta llegar a la habitación de él, abre y entra, dejando caer a Luisa en la cama y él sobre ella, ella solo se sorprende y traga en seco, Javier se quita su capa y la abraza, pone su cabeza en el cuello de ella.

-Por favor perdóname, no me voy a perdonar que dude de ti, casi te pierdo, verte caer al agua, hizo que me muriera de preocupación, por qué Luisa por qué intentaste acabar con tu vida.

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