Al oír mi voz, Daoming se despertó lentamente y me miró con curiosidad.
Estaba loco, no sabía cómo esa cara podía sostener a alguien que le gustaba conducir las cosas a su manera. No sabía que decir, ni siquiera cómo abordarlo, él me amaba y yo solo quería salir del juego al que había entrado.
—¿Estas bien? ¿Qué pasa? Quiero saber lo que quieres decir —, me dijo mientras se sostenía en la cama. Sabiendo que no podía evitarlo más, tomé una profunda respiración y continué hablando.
—Daoming, lo que sucedió ayer, no era algo que esperaba —, le dije con dificultad para controlar mis emociones. Su mirada se enfrentó a mía con un sonrisa preocupada y cariñosa, pero su expresión se transformó en confusión cuando me explique que no era fácil.
Daoming se apresuro a acercarse y me tomó las manos. Su mirada se hundió un poco en pensamientos y recordatorios del pasado, como si estuviera tratando de adivinar qué podía haber ocurrido entre nosotros.
—Ya lo sé, no te preocupes, Yu —, dijo mientras me besaba las manos, —Te amo y nunca me abandonarás, —.
En ese momento, vi la obsesión en sus ojos: la necesidad de tenerme cerca, para no perder lo que ya había construido conmigo. Sabía que si no revelaba la verdad, nuestra relación podría llegar a un punto de no retorno, y Daoming se sentiría traicionado por mi silencio, así que decidí enfrentarlo.
—Daoming, y necesitamos hablar sobre lo que pasó anoche, fue algo inesperado —.
Su mirada se enrojeció un poco cuando escuchó mis palabras, pero no respondió inmediatamente. Me preocupaba que su reacción fuera peor de lo esperado y que pudiera perder todo lo que habíamos construido hasta ahora. Sin embargo, Daoming me tomó la mano y nos miramos directamente. Supe en ese entonces que las cosas serian mas complicadas de lo que imaginaba.
Los días pasaban y la culpa me carcomía por dentro. Quería terminar las cosas con Daoming, pero no encontraba la forma ni el valor. Él estaba obsesionado conmigo, no sería fácil. El hecho de que viviéramos juntos lo complicaba aún más.
Me debatía internamente cómo salir de esta situación. Se me ocurrió que tal vez si le presentaba a alguno de mis atractivos amigos solteros, Daoming podría encapricharse con uno de ellos, olvidándose de mí. Así yo podría recuperar mi anhelada libertad y volver a las andanzas que tanto extrañaba.
Sabía que la idea era descabellada y cruel, pero la desesperación nublaba mi juicio. Daoming merecía alguien que fuera versatil, igual de loco.
Aunque la sola idea de verlo en brazos de otro me llenaba de celos, era lo mejor. No podía seguir viviendo esta farsa, fingiendo un amor que ya no sentía.
Debía hallar la forma de que me odiara, que se decepcionara para siempre de mí. Era la única salida que veía para recuperar mi libertad y dejar de hundirnos más en esta espiral de mentiras y falsas ilusiones.
Decidido a llevar a cabo mi descabellado plan, envié un mensaje a mis amigos más cercanos citándolos a una reunión en mi casa esa misma noche. No le avisé nada a Daoming, así me aseguraba que no pudiera intentar nada romántico conmigo. Necesitaba mantenerlo a raya al menos por una noche.
Una vez que comenzaron a llegar mis amigos, puse música y saqué las bebidas. Daoming me miró confundido desde la cocina, pero no me importó. Me uní a la tertulia como en los viejos tiempos, buscando desinhibirme. Mis amigos notaron de inmediato que algo raro pasaba.
—Oye Yu, ¿Por que no se une Daoming? Pensé que eran buenos primos — preguntó uno de ellos extrañado.
—Eh... Él es extraño, ya saben, somos familia, pero tenemos gustos diferentes, pero igual únanse a la fiesta amigos — respondí esquivo, pretendiendo despreocupación.
—En cierta manera, pero tú también lo eres, te has escabullido todo este tiempo para verlo correr, ¿Por que no lo invitas a unirse? Todo esto está siendo extraño —.
Le eche una mirada a Daoming mientras se servía un vaso de leche, parecía distante, aunque había escuchado la conversación, ni siquiera prestó atención, siguió tumbado en sus pensamientos como si no le afectará, como si aquellas palabras se las hubiera llevado al viento.
Alcé los hombros ante la reacción de Daoming y mis amigos no hicieron más que reírse, era algo extraño, pero pensé que era lo mejor.
En el fondo, una parte de mí esperaba que alguno notara lo tortuoso de mi situación y me hiciera reaccionar, que me rescatara del oscuro laberinto mental en el que me estaba perdiendo.
Así que seguí bebiendo y festejando como en mi etapa de soltería, intentando ignorar la mirada dolida de Daoming desde el umbral de la cocina. Sabía que lo estaba lastimando, tal vez debia hacer un acto mas descabellado para que prestara atencion y saliera de su rutina.
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