Vestido de pureza.

Punto de vista de Darine.

Mi sirviente trae la informe tras volver.

— ¿Aceptaron?—.

— Aceptarán, mañana lo harán—.

— Muy bien ¿Qué te parecieron?—.

— Estrella es una adolescente agresiva mientras que Ciel es maduro para su edad, debo admitir que me agrada ese joven —.

Se me hace difícil creer que sientes empatía por un humano, ya que los demonios suelen ver a las demás especies por sobre el hombro.

— Puedo sentir que está emocionada, me agrada ese sentimiento—.

— No lo puedo negar, siento que vamos por un buen camino...—.

— Dado a qué Estrella es una mujer agresiva, seguramente viene acompañado por una inseguridad, si la encuentra será fácil de manipular, Ciel ocupa el rol de cuidador de su compañera, si convences a uno...—.

— Entiendo lo que quieres decir, sentimientos románticos entre ellos—.

— Ella si—.

— ¿Eh? Si no está enamorado ¿Por qué ocupa el rol de cuidador?—.

— Desconozco sus motivos, sin embargo, lo que digo es cierto—.

— Entiendo, sabremos más de ellos con el tiempo ¿Qué tal su aura?—.

— Ella una persona normal, él un monstruo—.

— ¿Un monstruo dices? Si un demonio superior lo dice Ciel debe ser de temer—.

— Cuando lo veo no puedo evitar tratarlo con respeto, su cuerpo libera energía mágica de forma acelerada, tiene más poder de lo que su cuerpo puede mantener—.

— Entiendo, en ese caso es lógico pensar que se trata de un híbrido—.

— Se equivoca maestra... Es humano sin duda—.

Imposible.

A diferencia de los humanos los híbridos nacen con capacidades especiales de todo tipo, no sería anormal que alguien tenga capacidades superiores por poseer sangre de otra raza demoniaca o bestia.

¿Pero un humano normal?

Viendo la forma con que Noir habla de él está claro que es para tener en cuenta.

Sus ojos pueden ver el poder mágico que es invisible para nosotros, ellos le llaman aura.

Como ver el aire dibujado al rededor.

Algo que solo los demonios tienen, lo necesitan para sobrevivir.

— Está preocupada—.

— Por su puesto que lo estoy, no quiero "morder más de lo que puedo masticar"—.

— No tema, tiene una personalidad de humildad y compasiva, es posible que no entienda la magnitud de su fuerza—.

— Es ridículo, es como no saber que está lloviendo mientras caminas en un campo—.

— ¿Prefiere buscar otros candidatos?—.

—...—.

Tengo esa opción por su puesto, es solo que las condiciones en las que se habían dado está oportunidad eran realmente buenas.

Renunciar por este motivo...

Puede resultar en una amenaza potencial en el futuro.

Si fuera peligroso Noir me lo haría saber, el hecho de que no lo haga debe significar algo.

— Quiero verlos mañana, hablar con ellos, si se trata de algo que me supera entonces pasaremos a otras opciones —.

— Como ordene—.

Esta charla deja que mi mente fabrique sus propias conclusiones.

Si Ciel está enamorado podríamos utilizar el afecto de Estrella para que apoye mi causa.

Resulta que es al revés, el más fuerte protege al más débil y no se trata de algo romántico.

¿Se trata de una damisela en apuros salvada por su caballero del cual se enamoró?

Según las palabras de Noir, quien es el cuidador es Ciel, no al revés, aunque en ese caso sería el seguidor.

Es una extraña relación que no comprendo.

¿Utiliza a su compañera de forma sexual y alguna otra forma que le beneficie?

Si es así entonces tendría un valor bajo, debería utilizar algo más que él considere valioso para llevarlo de mi lado.

¿Será un familiar? Ella está enamorada, no es una niña así que no es posible que así lo sea.

Alguien tan fuerte que no muestra rasgos de egocentrismo o superioridad... Es raro.

Mañana lo sabré, estaré preparada para hacerlo.

Me desvisto hasta quedar en ropa interior, fue un día largo, cuando la noche hace presencia mi cuerpo se prepara para dormir.

Cómo de costumbre Noir dentro de mi habitación observando lo que hago, sin respeto a la intimidad con esa sonrisa.

No es como si fuera a atacarme.

Solo le interesa una cosa de mí, no es mi cuerpo.

No me agrada que me observe de esa forma.

— ¿Qué hacen los demonios en las noches?—.

— No sé los demás, yo me la paso viendo cómo duerme—.

— Eso es demasiado desagradable, busca otro entretenimiento —.

— Si así lo pide, así será—.

¿Por qué razón siempre está tan cerca de mí para empezar? ¿Se trata de marcar territorio y cuidarme?

Si es así agradezco eso, por lo menos la segunda parte.

— No dejaré que otro que no sea yo te tome Darine, recuerda que me perteneces—.

— Eso ya lo sé Noir, no tienes que decirme—.

— Debe saberlo, ya que puedo sentir su inseguridad, no voy a lastimarte de ninguna forma ni dejar que nadie te lastime... Hasta que tu objetivo sea completado—.

— Y me matarás... ¿Verdad?—.

— Ese fue el trato—.

Claro que lo sé, solo quería confirmarlo.

Me gusta esta relación amo-sirviente.

Es egoísta de mi parte pensar estará a mi lado solo por qué se trata de mí.

Ahora solo quiero recostarme y dormir.

Mis ojos se cierran lentamente y puedo sentir algo cálido en mi mano.

Alguien la toma sin avisar.

— Descansa Darine—.

...

Al otro día.

Tan solo despertar intento levantarme de la cama, es la parte más difícil del día.

Abandonar el lugar más cómodo que existe.

Hoy tengo algo importante que hacer, es necesario estar presente temprano, dicen que tomamos mejores decisiones en el día que en la noche cuando ya tenemos desgaste mental.

Es una teoría, suena real, me agrada.

¿Qué debería vestir este día?

¿De rojo? Intentar mostrarme atractiva no sería lo mejor si hay una enamorada y será mi compañera, sería motivo de conflicto.

Negro tampoco...

Debería ser algo blanco o azul.

— Le recomiendo esto—. Mientras muestra un vestido blanco con detalles dorados en los bordados.

— Es descaradamente ostentoso, no creo que caminar por ahí con esa ropa sea lo apropiado... Además, eso no es mío—.

Seguramente lo robó de alguien más.

Algún noble o alguna tienda de ropa cara.

— Nuestro objetivo es Ciel, he determinado qué gustos tiene con las mujeres y aseguro que será de su agrado con este conjunto—. Declara orgulloso de sí mismo.

— ¿Seguro le gustaría a Ciel verme con este vestido?—. Mientras lo miro detalladamente.

— Se lo aseguro, le gustará verla... Y a mí también—. Declara casi murmurando.

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