EL TRATO

— Esto no tiene sentido, nada de esto tiene sentido.

ALMA: Abuelo

: Es lo único que medio puedo decir sin dejar de llorar, no me considero una tonta que cree que los chanchos vuelan, pero mucho menos puedo creer hasta donde puede llegar la maldad, que exista tanta mentira en una persona que creí conocer, Carlos nunca se portó así conmigo, pero no hay nada que hacer que el poder en manos incorrectas son de las peores cosas que puede pasarle a alguien, desde que mi exnovio se puso el uniforme de autoridad todo cambio, el hombre bueno y dulce desapareció para darle paso a un tipo orgulloso, egoísta y abusivo que me terminó engañando con muchas, quizá siempre fue así, pero increíblemente eso ahora es lo de menos.

Lo que más me importa y me duele es mi abuelo, algunos niños que son almas buenas y no saben de maldad nos avisan que no vayamos a casa pues mis cosas están siendo destruidas por otras personas, juro que quiero ir corriendo hacía allá y pedir que paren pero Alonso dice que ya no tiene caso mientras que mi abuelo limpia sus lágrimas que lo hacen ver más vulnerable y cansado, se me parte el corazón y siento que todo esto es mi culpa:

Perdóname por favor, abuelito por favor.

— Mi casa, mi casa no era lujosa, pero era mía, mi casita — habla mi abuelo y no puedo con tanto.

ALMA: Lo siento mucho.

— ¿Qué te propuso ese hombre, de que estaba hablando?.

ALMA: Casarme con él — suelto sin más porque siento que no tengo fuerzas y menos para mirar al abuelo, odio pensar que el dinero mueve el mundo, la situación me deja más que claro que en ocasiones es vital.

! Dios mío!

: Me horrorizo cuando se acercan varios pobladores con hachas y machetes, son los hombres y mujeres que trabajaban en las zonas que ahora son centros comerciales y por lo menos yo además de temblar no se a donde puedo ir, sin embargo, Alonso y la hermosa mujer que se parece a él no dudan en decir que nos tenemos que ir

Según yo no hay a dónde correr, esas personas son muchas, están armados, pero de la nada los matorrales se mueven, las hojas de los árboles se agitan brutalmente y una brisa nos hace cubrirnos la cara cuando el helicóptero aterriza, la hermana de Alonso sube ayudada del hombre alto y moreno que vino con ella mientras que Alonso nos dice al abuelo y a mí que subamos:

¿Qué haces?

ALONSO: No nos podemos quedar aquí, ya basta Alma, piensa con la cabeza y no con el corazón, piensa en tu abuelo y su mejoría, ya no tienen casa, no tienen la confianza de esta gente mucho menos su respeto, olvídate de esto y fluye — me habla fuerte haciendo que mire a mi abuelo el que me dice que él siempre me va a apoyar, el americano sube y me estira la mano para que haga lo mismo, juro que se me va a salir el corazón, no quiero irme, realmente no quiero, pero los gritos amenazantes de ellos está más cerca aún, los gritos de Alonso también, su hermana le dice que se quiere ir y eso es todo.

Vámonos — tomo la mano del hombre subiendo con pánico a este aparato mientras que una vez arriba a pesar de todo estiró también la mano hacia mi abuelo que me mira hasta que sube.

¡Ay no! — siento que me está dando vértigo cuando esté aparato gigante se eleva, me tapo los ojos de inmediato escuchando a mi corazón y es una sensación indescriptible.

¿De verdad estamos en el aire?

ALONSO: Y, a salvo

CORAL: Ya en serio, ¿Quién es esta mujer?

: Pregunto siendo regañada por Steven que me hace ojos para que me calle sobre todo cuando el señor de edad me mira mal y mi hermano está sobando la mejilla de la morocha que tiene los ojos hinchados de tanto llorar, pero se ríe nerviosa viéndolo como un dios.

No entiendo nada de lo que está pasando, pero me queda claro que aquí hay mucho que indagar, el ataque de valentía se me pasó y ahora me estoy comiendo las uñas porque seguramente papá ya sabe de esto, los chicos conversan con Steven y me uno para escuchar lo que dicen y no lo puedo creer, mi hermano buscando en una desconocida lo que Maite o muchas chicas le ofrecen no tiene sentido, el piloto avisa que en dos horas llegamos a Mérida y la mujer de la selva después de hablar con mi hermano indaga si hablamos del país:

¿Por qué Mérida? Nosotros vivimos en la ciudad.

ALMA: ¿Realmente es México?

CORAL: Por supuesto — respondo con fastidio cuando veo que pone toda la cara en la ventana.

Eres muy extraña.

ALMA: Lo siento es que nunca me había subido a un aparato de estos — confieso riendo bajito y veo a mi abuelo que aún tiene cara de pánico.

Mi nombre es Alma, Alma Castillo.

CORAL: Bien.

STEVEN: Yo me llamo Steven, supongo que en esa locura lo oíste, pero por si no, me llamo Steven, ella es Coral hermana de Alonso y a este par yo los conoces — le doy mi mejor sonrisa a la bonita chica mientras que Alonso mira mal a Coral y ella mira peor a la joven.

¿Cómo te sientes, Alma?

ALMA: Como si mi mundo ya no fuera el mismo, muchas gracias.

: Le digo al atractivo y agradable moreno que me regala una linda sonrisa, pero no puedo decir lo mismo de los amigos de Alonso y menos de su hermana, esa mujer tiene unos ojos tan bonitos y fríos que pueden helar la sangre de cualquiera, es imposibles no darse cuenta de que nos mira con desconfianza y fastidio, es tan elegante que me hace sentir vergüenza del vestido nuevo que tengo pues a su lado no es nada, sin embargo, el abrazo de mi abuelo me hace sentir mejor, después de mucho respiro hondo preguntando si realmente estamos en México y la respuesta es un claro si, increíblemente y sin pasaporte estoy en un país que nos recibe con un sol radiante, música en un pueblo hermoso y lleno de colores haciéndome sentir un vacío en el pecho, las ganas de llorar me invaden recordando la alegría de mi tierra y quiero correr:

Es un lugar precioso, hermosísimo — limpio la lágrima que me corre por la mejilla.

— ¿Qué hacemos aquí, que va a pasar ahora? Alonso Ferrer — habla severo mi abuelo y entiendo la situación aunque sea descabellada.

— Ahora nosotros tenemos una deuda con usted, somos ilegales en este país — habla y no había pensado en eso.

— Prácticamente prófugos, el pueblo nos echo como basura y ahora estamos aquí. Ahora los extranjeros somos nosotros. ¿Qué es lo que quiere?

ALONSO: Ustedes no me deben nada, Alma me ha salvado la vida de una manera u otra y aunque usted me deteste, esto — nos señaló a ambos.

Puede funcionar.

— ¿Y qué es eso?

ALONSO: Casarnos — hablo seguro aunque el señor me quiera matar, la cara que pone viendo a su nieta es de absoluta rabia mientras ella respira hondo para hablar.

Son negocios que nos van a beneficiar a ambos.

— ! Mi nieta no está en venta!

ALMA: Es lo mismo que yo dije antes abuelo y no lo estoy, realmente no estoy en venta, pero si estoy desesperada, ya no tenemos una casa, no tenemos ni siquiera un lugar, tú estás muy mal y escúchame bien tú y yo vamos a regresar a nuestro hogar.

Regresaremos y será con la cabeza en alto, sé que nunca hemos salido de nuestro país, nunca salimos de nuestro pueblo y ahora nos botaron como si nada, tú estás muy mal y si tengo alguna oportunidad de darte mejor lo haré.

— No así — me dice el abuelo con lágrimas en los ojos y yo estoy peor.

ALMA: Siempre me has dicho que en la vida todo pasa por algo, que de lo bueno y lo malo sé aprende y es lo que estoy haciendo, tú eres lo más valioso que tengo — lo abrazo con todo el amor y agradecimiento que siento por él, él no tiene idea que yo sé que realmente no es mi abuelo de sangre, sin embargo, él me ama y yo lo adoro.

Me voy a casar contigo, acepto el trato de ser tu esposa.

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