CAPITULO 3

Un nuevo día hermoso y muy soleado ha llegado. Los niños ya están vestidos y desayunados. Valeri está viendo la televisión y Alejo tiene un libro en las manos; obviamente, no sabe leer, solo ve los dibujos del libro. Mientras tanto, yo me visto.

—¿Mami, a dónde vas tan arreglada? —me pregunta Alejo, mirándome seriamente.

Algo trae este niño y no es nada bueno. ¿Quién sabe con qué me irá a salir?

—Voy a trabajar, mi amor. ¿Mami, hoy tienes que entregar algún proyecto?

—Sí, hijo, tengo que entregar un proyecto y tengo una pequeña reunión con tu tía Darla y Darius.

—¿El tío Darius ya llegó de su viaje, mami? —Sí, hija, anoche llegó.

—Valeri, aléjate del televisor, por favor.

—Bueno, mami, pero no me regañes, por favor.

"Mami, con ese vestido te ves hermosa, me gusta mucho. Yo quiero vestirme así como tú, mami."

—Valeri siempre usa vestidos, pantalones con zapatos, tenis y botas, siempre a la moda, según ella, porque es una princesa y necesita verse linda.

—Algún día, mi princesa, por ahora te vistes así de bonita como siempre.

—¿Mami, ¿habrá hombres allí? —me pregunta mi pequeño celoso.

—Como siempre, hijo. ¿A qué viene esa pregunta, Alejo?.

—Me mira serio y vuelve su mirada a su libro.

—Mami, lo que pasa es que la tía Darla dijo hace días que muy pronto vas a tener novio y él va a vivir con nosotros. A mi hermano no le gusta esa idea.

Y a mí tampoco, mami. No quiero que estés con otro hombre que no sea papá.

Él volverá algún día, ¿verdad, mami? ¿Papá nos ama, verdad, mami?.

—Sí, papá los ama y algún día terminará con el trabajo que está haciendo.

—Campeón, mírame. Alejo me mira con lágrimas en sus ojos. Es la segunda vez que hablamos sobre su padre, pero no había visto tan triste a Alejo.

No llores, mi hombrecito. Papá los ama.

—Mami, prométeme que no vas a estar con otro hombre que no sea mi papá.

—Le limpio sus lágrimas con mis dedos y lo miro a los ojos. Alejo, mi amor, yo sigo amando a tu papá.

—Yo no les puedo mentir cuando yo me enteré de que ustedes venían en camino tu papá y yo ya no estábamos juntos.

— ¿Mami, así que papi no sabe que nosotros existimos?

— No, su papá no sabe de la existencia de ustedes, mis amores. No les puedo mentir. Tengo fe en volver a verlo y sé que los va a amar demasiado cuando se entere, porque ustedes serán sus regalos más bonitos que la vida le ha dado.

— Gracias mami por decirnos la verdad, vamos a esperar a que papá vuelva.

— Los amo mucho. Ahora me voy a terminar de colocar la chaqueta, me aplico perfume y nos vamos. ¿Alistaron sus mochilas?.

— Sí, mami —me contestan con una sonrisa mis dos tesoros.

— Mami, ¿no vas a tener novio mientras papá no está?

— No, mi amor, los únicos hombres de mi vida son ustedes .

— Además, nosotras somos solo de papá, por eso somos muchas mujeres para uno de esos hombres, ¿cierto mami?.

— Lo que me faltaba, las ocurrencias de Valeri. Me río bajito por lo que dijo, siempre me sale con algo chistoso, eso lo sacó de Dante.

— Sí, mi princesa, somos muchas mujeres para esos hombres. Solo nos merece tu papá y tu hermano.

—¿Mami, cuándo vuelve la abuela Lupita para que nos cuide?

—En estos días, mi campeón. ¿La extrañas mucho? —Sí, mami, es nuestra abuelita de corazón.

—Mis amores, ¿qué voy a hacer con ustedes?.

—Querernos mucho, mami, así de fácil.

—Eso es fácil, mi princesa. Ahora suban al auto. Les pido de corazón que se comporten en la oficina.

—Nosotros somos muy juiciosos, mami —me contesta Valeri.

—A ver si les creo.

—Mami, quedaste muy chula, estás hermosa. Gracias por el piropo, mi princesa.

—No es piropo, mami, es que tienes la belleza que yo tengo, mami.

Me preguntó de dónde heredaste tan hermosa belleza, le digo mientras me la como a besos por toda su carita.

A los dos segundos llega Alejo para unirse a los besos y abrazos.

Ahora sí, suban al auto. Los amo. —Nosotros a ti, mami.

Media hora después, estoy entrando a la empresa.

—Buenos días. ¿Llegué tarde?

—Buenos días, jefa. No, tranquila, no han llegado los dueños del hotel para la reunión.

—Gracias, Daniela. ¿Darla, ya llegó?.

—No, señora, está radicando unos permisos.

—¡Dani! , ¡Dani! —Sale corriendo Valeri para saludar a Daniela, ella es mi asistente personal.

—Hola Dani, ¿ya comiste? Te ves linda —le dice Alejo, todo pícaro, igual que Dante.

—Vamos a la oficina, niños por favor mis amores. Daniela, avísame cuando lleguen Darla y Darius.

—Tranquila, que yo les aviso y en la junta les cuido a los niños como siempre.

—Gracias, Daniela.

—Hay papeles para firmar y hay unos proyectos para revisar.

—Voy a revisar los nuevos contratos y proyectos.

Entro a la oficina y veo a mis niños dibujando en sus libretas, por ratos son calmados.

—Hola, bruja. ¿Dónde andabas?

—Radicando unos permisos para unos nuevos proyectos que tenemos.

—¡Tía! ¡Tía! Darla, buenos días.

—Buenos días, mi princesa.

—Buenos días, mi sobrino hermoso. ¿No me piensas saludar?

— Es más interesante el libro de el Patito Feo. Para poder saludar a tu tía, ¡campeón!.

—Estoy muy enojado contigo, bella dama. ¿Pero yo qué hice, mi príncipe? "Soy inocente de lo que me acusas".

—No eres inocente, pero cuando me pidas disculpas volvemos a hablar.

Ahora mismo me encuentro muy ocupado, mi bella dama, para prestarle atención.

—¿Qué le pasa a Alejo conmigo?

—La embarras y lo preguntas, tonta.

—¿Pero qué hice?. Si soy inocente —le digo, dándole una sonrisa.

Te contaré lo que hiciste. Si no fueras mi amiga, te cortaría la lengua.

Le dijiste a los niños sobre el novio de su mamá y de paso vivir con nosotros. ¿Por qué hiciste eso, Darla? Alejo sufre igual que Valeri. El sueño de ellos es conocer a Dante, y no se los voy a quitar.

—Y tu sueño es volver a verlo para estar de nuevo junto a él...

Continuara ...

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