Capítulo 15. Después de la fuga.

[Al este del bosque del sur.]

Pov Creim Belet. (Líder del pueblo Frío) (Líder del grupo de defensa sureño.)

El bosque es peligroso, siendo siempre uno de los lugares que albergan grandes cantidades de monstruos por su capacidad para darles un refugio, el bosque del sur es inevitable.

Sin embargo, alrededor de este bosque existen muchos pueblos, aunque la mayoría son de gente que no realiza ningún tipo de entrenamiento, siempre hay personas con la capacidad de pelear con cualquier alimaña que tuviese hambre.

Pero mi pueblo Frío es diferente, debido a mi fama de tener al héroe bajo mi custodia desde aquel día, he tenido credibilidad sobre las otras aldeas del sur, a dónde no llega nada relacionado con el gremio.

Y debido a eso he creado un lugar para entrenar a peleadores y magos, he hecho algo grande, algo necesario para el sur, para este lugar abandonado.

Pero sin el héroe... Sin Eypril, ¿qué se supone que haga para mantener el prestigio de la escuela?

Esto es el karma desde el día de su fuga no puedo pensar en nada más...

—Señor ya hemos buscado en todo el lugar, me parece que no está aquí tampoco.

—¿Ya buscaron en todas las casas?

—Si, ya hemos completado el chequeo.

—Tsk, no se detengan, reúnelos a todos, nos vamos a la próxima aldea.

Di la orden al caballero, mientras el aire frío me entumecia los huesos.

—Eypril... Ha pesar de que eres el único recuerdo que tengo de Alizeh...

Lo sé, lo que yo hice no era correcto, mantener a un pequeño niño, en un lugar aislado de todos, usarlo como imán para la creación de mi academia... Sin duda falte a mi palabra y promesa con la diosa madre, Gaia.

—Pero no puedo hacer nada... Este dolor... está oscuridad aún no puedo deshacerme de ella —susurre para mí.

Aún me carcome este odio... Como si hubiera pasado ayer, aún lo recuerdo, ni todo el alcohol que he tomado ha podido borrar este sentimiento.

Entonces callendo dormido por el cansancio de la búsqueda cerré los ojos deseando no volver a ver ese infierno.

......................

[Bosque del sur] [10 años atrás.]

Pov Creim Belet. (Líder del pueblo frío)

—Definitivamente esto es peligroso.

Caminando entre la nieve densa del bosque, ya no podía sentir bien mis dedos de los pies, después de todo, aparte de estar en un lugar frío por naturaleza, estaba bajo la sombra de los inmensos árboles que quien sabe cuándo se convertirían en treants.

—Vivir en un lugar como este... No importa lo fuerte que sea, el simple hecho de vivir fuera de una ciudad amurallada es de desquiciados.—me queje conmigo mismo por haberle permitido tal estupidez a mi hija.

Bueno, intentar que entren a mi ciudad definitivamente me traerá beneficios para la caza, pero no es que por eso los invite siempre...

—Espero que el frío no les esté haciendo pasar mal rato, pero de todos modos esta panza de jabalí les hará calentar —dije mientras palmeaba el pedazo de carne que había recibido hace unos días.

—Aun así esto... Es más peligroso... —Mientras caminaba, un pequeño hedor hizo que arrugará la nariz— Si hacen fogatas afuera podrían llamar la atención de muchos monstruos a la vez...

El humo y la ceniza de lo que sea que estuvieran cocinando me obligó a subir más mi bufanda para bloquearlo.

—Uff.. me parece que ya debería de poder verse...

 ¿Eh?

Mi cara se iluminó de rojo y sentí como la carne que llevaba se resbaló de entre mis dedos para chocar contra la nieve, a pesar de que vestía ropa entre la ropa para protegerme del invierno, la vista me había entumecido casi por completo

La casa de mi hija estaba en llamas.

......................

—No puede ser...

El sonido de la leña chamuscandose me despertó, pero mi cuerpo que siempre había estado en óptimas condiciones para entrar en batalla en cualquier instante, ahora estaba fallandome.

Esa maldita vista había terminado con todas las fuerzas de mis piernas dejándome con dos palillos blandengues y temblorosos como soporte.

Entonces la hermosa cara de mi niña paso por mi mente.

—Alizeh... Alizeh... ¡Alizeh!.

Tropezando con los montones de nieve, callendo y levantándome con las ramas de los demonios del bosque que buscaban mi sangre, no podía parar, detenerme era como decirles que me tomaran como abono.

—¡Alizeh!...

De tanto gritar, había empezado a perder la voz, mi garganta ardía en dolor y una tos combinada con el humo me asfixiaba.

Lancé puños de nieve hasta que mis manos se pusieron moradas.

Cuando el fuego parecía haberse apaciguado quite las tablas echas carbon aprovechando la insensibilidad que tenía en las manos.

—Aa... Aaahh... Alizeh... No... No puede estar pasando esto...

Y al final bajo un montón de nieve y lodo yacían un par de manos carbonizadas.

—¿Por qué...? —Mis piernas cedieron y caí una vez más a la nieve para agarrar la delicada mano que sostuve y protegí durante muchos años.

—¿Por qué tuvo que pasar esto...?

¿Por qué a ti?

¿Por qué a mí bebé?

¿Por qué...?

—¿Por qué a mi bebé...? ¿Por qué mi familia? ¿Por qué mi sangre? Maldición... —me lamenté entrelazando mis dedos viejos con los suyos—.¿Quién fue? ¿Por qué no la protegiste Eros...? —Mire al hombre atravesado por las tablas aún encendidas en rojo vivo que le perforaban el abdomen.— Imaginar que ni tú pudiste con lo que los ataco...

En ese instante, las llamas de fuego que habían consumido lo que más me importaba en el mundo , me sumieron en la oscuridad.

—Es inaceptable... Esto... Esta calamidad... Esta desgracia...

—¿Creim...?

Un susurro doloroso y sin vida se dejó oír entre crepitar de las llamas y asustado mire la cara deforme que hablaba.

—Creim...

—Eros... ¿Aún estás vivo?

Creyendo que había empezado a alucinar volví a mirar el cuerpo del maldito hombre que había incumplido su deber, le faltaban partes, una estaca tan gruesa como un puño le atravesaba el pecho y otra el abdomen.

—Creim mi hijo...

—¿Qué? ¿Eypril? ¿Dónde está?

—Ese desgraciado le hizo algo a mi hijo... Creim... —El dedo de Eros apuntó tras de mi dónde un destello rosado salia de la nieve que ya se había amontonado sobre su pequeño cuerpo.

—Eypril... —quitando la nieve del rededor, lo que había, en vez de un cuerpo maltratado y magullado, era mi nieto envuelto en un pequeño huevo rosado que al instante se volvió naranja y desapareció.

—¿Qué? ¿Magia Rosada?

—Creim... Ese desgraciado le hizo algo a mi hijo... No los pude proteger... Ese desgraciado le robó algo a mi hijo...

Con Eypril recargado en mi hombro, miré al débil hombre que pensaba que era el más fuerte llorando de impotencia.

—Lo siento... Alizeh, Eypril...

—Eros... Maldito... Lo único que tenías que hacer era proteger a tu familia...

Sin saber si aún me escuchaba o si solo hablaba por instinto, mire el último respiro del hombre fracasado.

Algo que incluso yo no logré, pensé que tú si serías capaz de lograrlo Eros...

El silencio dominó el ambiente y con el último crepitar del fuego, la tormenta arreció calmando las brazas bailarinas.

Sin embargo, a pesar de que todo el fuego había sido apagado, otro incendio comenzó dentro de mi pecho.

Sin siquiera haber terminado de desenterrarla, ya se podía ver su cabellera rubia que antes me gustaba acariciar con mis dedos, pero, ahora desprendía el peor olor del mundo.

—Mi Alizeh...

Mis lágrimas cayeron sobre la nieve y golpeé el piso hasta que mis brazos dejaron de responderme.

Esto no se puede quedar así... Este maldito mundo que odia mi sangre, este maldito mundo que no me respeta, este maldito desgraciado que ha arruinado mi vida constantemente se arrepentirá.

—Este chico aprenderá a ser el mejor, el único que no morirá de forma asquerosa por las alimañas del mundo.

Eypril.

La tormenta de nieve ya hace rato había arreciado, pero no me importó y corrí en la noche llena de monstruos hasta volver a la aldea.

Al día siguiente varios cazadores fueron al lugar, por suerte los lobos se habían mantenido ocultos de la tormenta de nieve y aún no habían llegado allí, encontramos los dos cadaveres y los enterramos.

El cuerpo de mi hija tenía un agujero del tamaño de un puño en el abdomen, al momento de verlo no pude soportarlo y me volví a romper, parecía que también había peleado.

Ambos fueron enterrados en el lugar y conté todo lo que el había visto, incluyendo la magia rosada, que por casualidad sonaba igual que la de la leyenda de la diosa Gaia.

Desde ese momento mi odio y mi ego crecieron, aunque usaba a Eypril para ganar fama, yo nunca pude soportar verlo, su piel, su voz, incluso el bonito cabello rosado de mi hija estaban presentes en él como si tratara de recordarme mi impotencia y desgracia, por eso le refugie en el lugar más oscuro mientras le daba lecciones de magia.

Después de todo aunque no soportará verlo aún tenía esa incomodidad dentro de mi pecho y estaba dispuesto a hacer lo que me había jurado ese desgraciado día.

Con una sacudida en la carreta y el relinchar de los caballos salí de mis recuerdos, me tallé la cara para calentarme un poco las mejillas y como si acabase de despertar, miré el camino que dejaba atrás.

—Es hora de seguir adelante...

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