Maratón Trato

—¿Estás diciendo que los culpables de nuestras desgracias son los que nos crearon?— molesta, cuestionó Sabrina

—Al igual que nosotros, fuimos creados por dioses. Para ellos hubiera sido más fácil destruir a su hermano, pero no lo hicieron, ¿por qué crees?. Siempre he creído que hay maldad entre los humanos y también entre los demonios, sin embargo ustedes tienen más poder que nosotros y quizás pronto dejemos de existir, pero jamás pedimos ser creados, no es justo que solo nosotros tengamos que pagar si fueron sus dioses los que dejaron vivir a nuestro creador, ¿a ti te parece justo santa?— derramando lágrimas, gritaba el emperador.

La acción del hombre hizo que Sabrina sintiera dolor en su corazón, el emperador tenía mucha razón con sus palabras, solo buscaba equilibrar un poco el poder, pero como decía, en ambos bandos hay maldad y justo en el bando de Sabrina estaba el príncipe heredero y en el bando del emperador estaba su sobrina Mika, si de verdad quería vengarse, tenían que unir fuerzas.

—¿Cómo puedo ayudar?— preguntó Sabrina, colocándose frente al emperador.

—Tendrás que volverte la emperatriz. Ir a vivir a Stalle y gobernar a mi lado, con el poder que tendrás, podrás quitar de tu camino a quien desees y nadie podrá juzgarte o cuestionar tus decisiones. Cuando yo muera tú serás la única gobernante de los reinos y así terminará la existencia de los demonios, al morir su emperador, poco a poco irán muriendo todos, eso era algo que Mika nunca supo, al final cuando me mató, ella también murió— explicaba el emperador.

—¿Alguien más sabe de esto?— cuestionó la chica

—Nadie, solo dije que quería tener a una humana como emperatriz y hacerla mi rehén, por esa razón los ancianos accedieron, pero no saben lo que pasará en un futuro no muy lejano— respondió Alessandro

—¿Hay alguna forma de salvarte?— tomando de las mejillas al emperador, Sabrina lo miraba fijamente y le preguntó

—Ninguna, he aceptado mi destino, solo quiero que los causantes paguen. ¿Me ayudarás de verdad?— agachando un poco la cabeza, habló el emperador

—Seré tu rehén y me encargaré de hacer pagar a los causantes de nuestro dolor. No confiaré en ti y tu tampoco deberás hacerlo, tomaré el lugar que me corresponde y realizaré las actividades de una emperatriz, tenemos un trato, Alessandro— dijo Sabrina, estirando la mano para dar un apretón a manera de confirmación del trato

El emperador logró mostrar una ligera sonrisa, estaba feliz por haber logrado hacer que Sabrina aceptara ayudarlo. Realmente el no mentía y también era verdad que era cuestión de tiempo para que muriera.

Después de toda esa gran charla que tuvieron Sabrina y Alessandro, la chica lo tomó de los hombros como al principio y se transportó al carruaje de nuevo, afortunadamente nadie se dio cuenta de lo que había sucedido. Así continuaron su camino rumbo a Stalle

Mientras tanto en el castillo de Altea, todo el mundo estaba aún intentando asimilar lo que había sucedido, primero estaban los reyes preguntándose cómo hacer para traer de regreso a Sabrina, sin terminar muertos claro. Luego estaba el príncipe que se había enterado por sus padres que su prometida era la chica que se llevó el emperador y por último el resto de los nobles, trataban de entender como es que el ducado Hill’s había sido habitable de nuevo.

Los días pasaron y Sabrina ya había avisado a su familia sobre los cambios de planes, no entró en detalles para no preocuparlos, pero si les exigió que no salieran del ducado, pues estando fuera correrían peligro. Dejó a cargo de la seguridad a su hermano Abraham, ya que era el mejor para pelear y defender el ducado de bestias y humanos, pero mientras no cruzaran la barrera, no habría peligro alguno.

Al cabo de dos semanas, Sabrina había llegado a su nuevo hogar, sin ninguna pertenencia y debía hacer parecer que estaba triste y con miedo por haber sido llevada a la fuerza, lejos de su familia y de los suyos.

Cuando bajaron del carruaje, el primero en bajar fue el emperador y enseguida bajó Sabrina, justamente mostrándose deprimida y con miedo, todo el mundo la miraba con lástima y algunos con burla.

Aclarando una cosa. El único que tomaba forma de bestia era el emperador, aunque también estaban los que perdían la razón y esos eran los que se encerraban detrás de la barrera, justamente por órdenes de los antiguos emperadores. Su intención jamás fue dañar a los humanos, ya que su propia gente se consideraba humana, hasta que llegaban a una edad en la que su bestia interior salía a la fuerza y debían ser capturados, algo que le dolía a cada emperador por dañar de esa forma a su propia gente. Solo la familia imperial sabía la verdad de su antecesor.

—Bienvenido su majestad, señor de señores. Espero que su viaje haya sido provechoso— saludaba un hombre alto y de aspecto frío, era un secretario

—Todo marchó bien, tengo a la elegida, preparen todo para la ceremonia lo antes posible— dijo el emperador y luego entró al palacio.

Sabrina solo podía seguirlo, pero al estar ya adentro, una mujer adulta la tomó del brazo y le habló de manera altanera

—Aquí solo eres una rehén, no importa que tan importante te sientas, debes saludar a todos con respeto y bajar la cabeza siempre— mencionó la mujer, tomando uno de los brazos de Sabrina con fuerza. Esta no era otra que la cuñada del emperador.

—Yo lo lame….— Sabrina intentaba disculparse, agachando la cabeza, pero su barbilla fue detenida por Alessandro.

—Nunca bajes la cabeza ante nadie, tú serás la emperatriz de este lugar, nadie tiene más derecho que tú, aparte de mi— dijo el emperador, mirando a los ojos a Sabrina.

Los presentes quedaron sorprendidos por el actuar del hombre, eso se debía a qué siempre había sido frío con todo el mundo y a Sabrina le mostraba amabilidad.

—Lleven a la marquesa al campo de castigos, será castigada con veinte latigazos por ofender a la futura emperatriz— ordenó el emperador, con voz fuerte y muy clara para que todos entendieran el mensaje.

Dos guardias se llevaron a la mujer a rastras, ella iba gritando, pedía piedad a su majestad por la falta de respeto, pero nadie pudo intervenir.

A Sabrina se le formó una sonrisa en el rostro al ver cómo la defendió el emperador, no esperaba nada de él, pero al darle su lugar frente aquéllas personas, hizo que comenzara a verlo de otra forma.

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Comments

Yorly's

Yorly's

La verdad q está historia me tiene tirando mente está echa un arroz con mango 🥭🥭 me imagino q ahora este emperador es el protagonista de la historia y q ella se enamora de el y al final ella lo salva de morir o será el principe donde fueron por refugio hay NoOOOOoooo de verdad q estoy echa bola 🥎🥎🎳 no estoy entendiendo nada esto dió un giro ➰ de ciento ochenta grados

2024-04-17

2

Ramirez Monik

Ramirez Monik

Jaa " Caras vemos, Corazones no sabemos "

2024-04-14

1

Cruz Mejia

Cruz Mejia

Que giro tan inesperado resultó que el demonio no es tan demonio y el príncipe imbécil no es tan humano es una bestia ambiciosa de poder

2024-03-26

11

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