Nuestro tesoro

—Solo la pude seguir al bosque y luego desapareció ahí por un rato. Después de unos minutos salió y la seguí hasta donde era la fiesta, al parecer ella era la anfitriona de aquel cumpleaños, es hija de nobles y la única mujer de entre todos los hijos. Eso es todo alteza— aún de rodillas, el joven informó.

—Muy bien, al parecer es una chica mimada por ser la única. Será fácil seducirla, si aún no está casada, debe ser porque nadie ha llegado con una buena propuesta, bueno aprovecharé eso. Será mía a como de lugar— sonriendo maliciosamente y tocando su barbilla, el príncipe dijo.

Mientras el príncipe estaba celebrando por su futuro juego en contra de Sabrina, fuera de su habitación estaba su madre, la reina Arabela, se le conocía por ser fría y calculadora con todo lo que hacía, pero su esposo era aún peor. Ella no dejaría pasar una oportunidad como la que se le estaba presentando.

—«Pequeño bribón, crees que te saldrás con la tuya. Esa chica es más valiosa que cualquiera en este mundo, no dejaré que juegues con ella»— sonriendo, la reina pensaba, necesitaba idear un plan para hacer que su hijo caiga en su propia trampa.

Todo había pasado rápido, ya que cuando Sabrina regresó a su casa, volvió a ponerse la parte de su vestido faltante y luego solo entró para despedir a los invitados.

Todos se fueron yendo, agradeciendo por la fiesta y algunos buscando la forma de invitar a Sabrina a sus casas, pues no podían desaprovechar la oportunidad de hablar en otro momento con la chica.

Ella solo podía decir que buscaría el momento preciso para poder visitarlos, de tal manera que aquellos se fueran contentos.

Todos se habían ido por fin y Sabrina pidió hablar con sus padres, antes de irse a descansar.

—Padre, ¿podemos hablar en privado?— con el rostro lleno de preocupación, Sabrina preguntó.

Al verla de esa manera, siendo su cumpleaños, los duques aceptaron hablar con su hija en el despacho privado del duque.

—¿Qué sucede Sabrina?, desde está mañana has estado muy rara, habla— pidió la duquesa.

Si bien no estaba molesta con su hija, ella se preocupaba por el bienestar emocional de la chica, pues siempre había sonreído y jamás mostraba un rostro de tristeza o preocupación.

Sabrina, de sus manos comenzó a sacar una flama de fuego, después la apagó y ahora mostraba como de su mano salía un chorro de agua, en forma de fuente.

—Esto no es todo, también se controlar la tierra, el aire, hacer y deshacer cualquier cosa, al parecer tengo los poderes de la santa según las escrituras del reino— al mostrar su poder y decir todo eso, ella comenzaba a derramar algunas lágrimas.

—Mi amor, eso es increíble, tú eres la santa y serás la próxima reina de aquí, me alegro mucho— feliz y prácticamente saltando en un pie, decía la duquesa.

—El príncipe heredero nos mató a todos, sé que soy la santa y puedo controlar todos mis poderes, pero eso lo sé porque vengo del futuro, un futuro donde el príncipe no solo mató a toda nuestra familia, sino que también mandó matar a su propia familia. No quiero ser la santa, papá. ¿Cómo puedo quitarme estos poderes?— llorando desconsoladamente, Sabrina contaba parte de su historia.

Los duques no podían creer lo que su hija les decía, pero era bien sabido que las santas podían hacer cualquier cosa, incluso si se lo proponían, podían dominar el tiempo.

—¿Por eso despertaste llorando?— serio, preguntó el duque.

—Si, antes de despertar, vi como el príncipe atravesaba tu corazón. Padre vimos morir a todos, a mi madre, a mis hermanos, a sus esposas y para esas fechas, ya tenían tres nietos, ellos también perecieron. Todo sucedió frente mis ojos, por eso no quiero ser la santa, no quiero—

Dejándose caer al suelo, Sabrina seguía contando, para ella el recordar lo que había vivido, era horrible y doloroso.

—Nadie sabrá que lo eres. Nosotros no diremos nada y nos encargaremos de que nadie se entere. Gracias por volver con nosotros, mi niña hermosa— decía la duquesa, hincada en el piso, abrazando a su hija.

—Incluso si debo cometer traición, jamás permitiré que toquen a nuestra familia. Deja que yo me encargue de algunas cosas y quizás pronto podamos mudarnos de hogar, esa seria la mejor forma de salvarlos— dijo el duque, poniéndose de pie.

Ambos duques están atónitos por lo que su hija les decía, pero eran inteligentes, pensaban con la cabeza fría y aunque siempre dejaban sus sentimientos a un lado, está vez harían lo que sea para proteger a sus hijos.

—Yo ayudaré en lo que pueda, pero si seguimos viviendo aquí, ellos tendrán todo el control sobre mi— decía Sabrina, suspirando, le costaba trabajo dejar de llorar.

—Hay una manera de que salgas de este lugar, nosotros iremos después, tu debes ir primero. Este lugar está en Altea, son tierras de mi abuelo, me las heredó y jamás fui a tomar posesión, solo está al cuidado del mayordomo.— Informaba el duque.

—Es cierto, tu padre tiene tierras en ese lugar y siendo tu su hija, puedes tomar posesión de inmediato, mañana mismo te irás, no correremos ningún riesgo. Preferimos que estés lejos y a salvo, que aquí esperando a que algo suceda— abrazando con fuerza a su hija, dijo la duquesa.

—No los quiero dejar solos, no quiero que les pase algo. No soportaría vivir sin ustedes o sin mis hermanos— aferrándose a su madre con un abrazo, Sabrina habló.

—Estaremos bien, nadie sospechará, además mi tiempo como parte del parlamento está por terminar, ese día te alcanzaremos, venderé las tierras del ducado, ofertas no me faltan. Hablaré sobre el tema con tus hermanos, pero no diré nada sobre ti, ellos jamás deben enterarse. Mi sol, ellos ya son adultos y deben tomar sus decisiones solos, decidirán lo que van hacer por cuenta propia, quiero que recuerdes, pase lo que pase, no siempre podrás salvar a todos. Preocúpate por tu vida y tu bienestar, nosotros ya vivimos y ahora tú debes disfrutar, permítenos salvarte— acercándose a Sabrina, el duque la abrazaba contra su pecho.

Ella correspondía al abrazo de su padre y la duquesa se unió a ellos, estaban agradecidos de estar vivos y junto a su hija, aunque seguían impresionados por toda la información. Su único deber como padres, era proteger a su hija menor, la que aún vivía con ellos.

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Comments

Lizbeth Avellaneda

Lizbeth Avellaneda

Inservible, rata inmunda

2024-04-23

2

Natty Suleika Salvatierra Clavijo

Natty Suleika Salvatierra Clavijo

Aqui ando llorando igual que sabrina 😭😭

2024-04-15

1

꧁iτʑ- ทασмi кυท꧂

꧁iτʑ- ทασмi кυท꧂

el será malo o bueno?

2024-04-15

1

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