Te ví

En la mansión del duque Tinks, llegaba un guardia, se dirigió a un extraño y le habló.

—Alteza, lamento ser yo quien le informe esto, pero el carruaje de su madre aún no llega, eso nos está preocupando— haciendo una reverencia, informó el guardia.

—¿Hace cuánto debió llegar?— serio y sin expresión alguna, el chico preguntó

—Debía de haber llegado poco tiempo después que nosotros, creemos que pudo haberle sucedido algo— con miedo, volvió hablar el guardia.

—Incompetentes, debo de hacer todo yo. Solo recuerden que si algo le sucedió a la reina, ustedes pagarán las consecuencias con la ira de su majestad— furioso dijo el chico y salió de inmediato del lugar.

Tomó su caballo y siguiendo el camino por el que había llegado, cabalgó en busca de su madre, detrás de él iba su escolta, un grupo de al menos treinta hombres.

Sabrina había caminado en dirección a lo que se encontraba frente a ella.

—Bastardos, que poco hombres son. Miren que tomar a una mujer por la fuerza, debería cortarles aquello que llaman hombría— dijo Sabrina, llamando la atención de un grupo de bandidos, que estaban atacando un carruaje e intentaban abusar de tres mujeres.

Los guardias que acompañaban el carruaje, habían sido asesinados y solo quedaban mujeres indefensas.

—¿Quién eres tú?, servirás como diversión para mis hombres, igual que estás mujeres— dijo uno de los bandidos , furioso

—Me temo que soy demasiada mujer para un bastardo como tú, pero si quieres tenerme, deberás venir por mí—

Habló Sabrina y tomando un trozo de madera del suelo, comenzó a acercarse aun más a los hombres, que claramente creyeron que sería fácil, dominarla.

El primero se acercó con su espada y atacó a Sabrina, ella con un movimiento certero, esquivó el golpe y enseguida golpeó al hombre con el trozo de madera que llevaba en su mano, fue tanta su fuerza que atravesó al hombre y murió fácilmente.

—Para eso me gustan, no sirven para nada, ni siquiera son capaces de soportar una tierna caricia— se burlaba la chica de los bandidos y estos se enfadaron, por esa razón decidieron atacar todos a la vez.

Sabrina comenzó a sentir un fuerte dolor en el pecho y sabía lo que pasaría de ahí en adelante. Se alejó de dónde estaban las mujeres y guio a los hombres a un lugar más despejado.

—Ahora nos tienes miedo, debiste cooperar mientras fuimos amables contigo, morirás— mencionó uno de los hombres que se acercaba a ella con toda la intención de lastimarla.

—Ustedes son los que debieron no meterse conmigo, justo aparecen en un momento crucial en mi vida. Serán parte de mi experimento— sonriendo maliciosamente, Sabrina les decía a los hombres, por lo que no entendían nada.

De pronto Sabrina comenzó a desprender fuego de sus manos, algo que horrorizó a los hombres, pues se sabía que existían los magos, pero era muy poco probable que alguien lograra crear fuego de la nada, necesitaban tener una fuente para hacer ese tipo de magia.

—¿Quién eres?— asustado, preguntó uno de los hombres.

—Soy la que los desaparecerá, nunca debieron cruzarse en mi camino— dijo Sabrina, alzando sus manos y pareciendo llamarada, desprendió fuego de ambas. Logrando acabar con los bandidos en un instante.

Los gritos de dolor se escuchaban por todo el lugar y las mujeres no se dieron cuenta de lo que había pasado, pues se habían escondido detrás de un carruaje o al menos eso pensó Sabrina.

A pesar de todo, a lo lejos estaba una persona observando todo lo que pasaba, era aquel chico que había ido en busca de su madre. Más que sorprendido, miraba como Sabrina peleaba y acababa con los hombres que atacaron a su madre.

—Alteza, debemos ayudar a su majestad— dijo uno de los guardias.

—Vamos, necesito darle las gracias a esa persona, por salvarle la vida a mi madre— dijo el chico, cabalgando en dirección a Sabrina.

Cuando la chica se percató que alguien más se acercaba, llamó a su caballo y cabalgó, pero por la velocidad en la que actuó, su capa dejó a la vista su cabellera rubia y esos ojos azules que impresionaron al chico, pues logró verla.

—Alan, síguela. Necesito saber todo sobre esa chica, no dejes que te vean— ordenó el chico y de las sombras, salió un joven de al menos quince años, parecía ser un mago muy bueno en lo que hacía.

—Madre, ¿estás bien?— sarcásticamente, preguntó el chico.

—Pero por supuesto que estoy bien. De esto, nada a tu padre, me mataría si sabe lo que pasó, además tendría que soportar sus regaños, no quiero eso— algo molesta y sin importarle lo que había pasado, respondió la mujer

—Entonces regresemos a la cabaña, no debemos estar aquí, ya hice acto de presencia y eso será suficiente— habló serio el chico.

—Cómo siempre, frío como el hielo. No se a quien saliste, si tanto tu padre como yo, somos más cálidos— burlándose, le dijo la mujer.

—Madre, para gente fría estás tú. Solo verte hace que la gente te tenga miedo. Aún no entiendo por qué no te defendiste sola— cuestionó el chico

—Alexander, sabes que no me gusta que alguien fuera del reino, sepa de mis poderes. Debo mantenerlo en secreto y ser un haz bajo la manga de la corona, además llegó esa persona para salvarnos, fue increíble— muy calmada, respondió la mujer

—Hay madre, no entenderás jamás. Vámonos entonces, debemos estar ahí antes de que oscurezca o padre se molestará mucho— pidió el chico.

Éste era Alexander Hunter, hijo de los reyes de Altea, vecino más cercano del reino Auroria, estaban en ese lugar por un tratado de paz, firmado por ambos Reyes y justamente habían sido enviados a la fiesta de Sabrina en representación de la corona, ya que ninguno de los integrantes del reino anfitrión pudo asistir.

Cabalgaron y al final llegaron hasta la cabaña que les habían dado para su hospedaje, todos se fueron a sus habitaciones sin darle importancia al suceso que antes pasó.

—Dime lo que investigaste— dijo Alexander, pues se dirigía al joven que había mandado seguir a Sabrina.

—Alteza, ella no es alguien común. Lo siento pero no podrá con ella, se por su mirada que le gustó, pero siempre lastima a las personas que enamora y luego las desecha. Por favor no lo haga con ella— estando de rodillas, el joven pedía al príncipe.

—Solo informa, haré lo que me plazca como siempre lo he hecho. Ahora habla— enojado, ordenó Alexander.

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Comments

Yorly's

Yorly's

bueno con Sabrina le van a dar las doce creo q este será su príncipe azul 💙 pero primero lo poda verde 💚 de los golpes q se va a llevar primero x prepotente y mujeriego jajajajajajaja

2024-04-17

3

Madelein 😍

Madelein 😍

Huy no

2024-04-01

2

Sandra Mejia

Sandra Mejia

Lo bueno es el príncipe de otro imperio o sea

2024-03-31

1

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