De vuelta

—Devolvete tempare momento primare—

Todo ante ella desapareció por completo y cerró los ojos.

—Sab, despierta mi niña, es hora de levantarse— una mujer con manos suaves, intentaba despertar a Sabrina, pero sus intentos eran nulos. —Me parece que de nuevo tendrás que despertarla tu, cariño— le habló a un hombre.

Aquel hombre se acercó a la cama de Sabrina, la cargó en sus fuertes y grandes brazos y dio vueltas con ella. Sabrina poco a poco fue despertando.

—«¿Qué está pasando?, ¿por qué estoy girando?»— pensaba, mientras intentaba abrir los ojos por fin.

Cuando lo logró, observó a su alrededor y se dio cuenta que estaba en su habitación, aquella en la que había vivido muchos momentos lindos con sus padres, justo como los que estaba viviendo en ese momento.

—Bájame, por favor. Padre bájame— de los ojos de Sabrina comenzaban a salir lágrimas, mientras decía aquello.

Su padre al darse cuenta de lo que estaba pasando, bajó a su hija muy despacio, la colocó en la cama y se sentó junto a ella, su madre hizo lo mismo y ambos la abrazaron.

—Mi niña, ¿qué te sucede?— acariciando la cabellera rubia de Sabrina, su madre preguntó.

—Tuve un sueño muy feo. Mejor dicho la peor pesadilla de todas, dónde perdía a toda mi familia. Yo no quiero perderlos nunca, nunca— aún con más lágrimas en los ojos, Sabrina les decía sus padres

—Oye mi sol, jamás nos vas a perder, nosotros siempre estaremos contigo y si llega el momento de rendir cuentas a nuestros ancestros, ese día todavía permaneceremos en tu corazón, así que no imagines cosas que no pasarán— dándole un beso a su hija, su padre le decía.

—Fue tan real, yo los vi morir a todos juntos, lo viví— sin poder parar de llorar, Sabrina continúa diciendo.

Ambos padres se miran atentamente y abrazan aún más fuerte a su hija, que aunque ya no es pequeña, siempre le han dado todo su amor, incondicionalmente.

—Bueno, cómo puedes ver solo fue un sueño, ahora mi niña hermosa, reincorpórate, que hoy es un día muy importante, ¿acaso olvidaste que es tu cumpleaños?— dando un ligero apapacho en la espalda de su hija, la duquesa Luna, habló.

Era cierto, pues Sabrina rebobino el tiempo para volver justo cuando los poderes de la santa se hicieron presentes, justo cuando todos sus problemas comenzaron.

Por esa razón, ella buscaría la forma de escaparse de su propia fiesta, para que nadie presencie el momento exacto en el que su poder estalle.

—Cierto, no me acordaba. Me prepararé y estaré lista rápido— mostrando una cara de sorpresa, Sabrina le contestó a su madre.

Entonces entraron cuatro doncellas para ayudar a Sabrina en su arreglo para la gran fiesta, pero ella no permitió que nadie le ayudara, dejando confundidos a sus padres.

—Mi amor, ¿hay algún problema?— pensativo, preguntó el duque

—No es nada padre, solo quería preguntar si podemos desayunar todos en familia por favor, quisiera ver a mis hermanos, por favor— haciendo pucheros y con algunos suspiros, después de tanto llorar, Sabrina pedía a sus padres.

Los duques no pudieron negarse al pedido de su hija, ya que todos los hijos de los Tinks estaban dentro del ducado, dos como marqueses, dos como condes y el que sería el heredero del ducado, vivía en la mansión, no les fue difícil hacerlos ir a desayunar con su hermana pequeña. Así, Sabrina dejó que la ayudaran a prepararse para estar lista y recibir a sus queridos hermanos, que si bien nos siempre se llevaron muy bien, ella quería corroborar que estuvieran a salvo, pues jamás les desearía algún mal.

Ella ya estaba lista, con un vestido color azul celeste, podía darle más protagonismo a su cabello rubio, esos ojos azules oscuros, que tanto le envidiaban, tenía unas cejas muy pobladas, su nariz muy bien pronunciada, además sus labios rosados, contrastaban muy bien con su atuendo. Se veía tan dulce y frágil, como toda una muñeca de porcelana.

—Buen día a todos, muchas gracias por venir— dijo Sabrina, haciendo una reverencia con elegancia y precisión, como toda una dama noble.

Todos los presentes a excepción de su madre, se pusieron de pie y le regresaron el gesto, haciendo una reverencia. Ella se acercó y su padre fue quien la ayudó a tomar asiento, acercándole la silla.

El desayuno fue servido y así, toda la familia desayunaba amenamente.

—Padre, ¿invitaste a los reyes de Auroria al cumpleaños de Ina?— preguntó uno de los marqueses, segundo hijo de los duques, de nombre Abraham

Esa pregunta casi hace que Sabrina se atragante con su comida.

—Tuve que hacerlo, prácticamente soy la mano derecha de su majestad, así que no me quedó otra opción, pero dijeron que quizás no podrían venir— respondió el duque.

—No creo que se atrevan a hacerle una grosería a la nena, ¿te sentirás mal si no vienen, pequeña?— preguntó a Sabrina, Dinor, el tercer hijo y ahora un conde.

—Claro que no, será mi fiesta y estaré feliz con quién se tome el tiempo de asistir, pero si alguien no puede venir, entenderé que tiene cosas más importantes que hacer, eso no hará que esté triste— respondió Sabrina, para después dar un sorbo a su jugo de frutas.

—Seré una de esas personas, no podré asistir porque tengo mucho trabajo en el condado sur, lo siento mucho Sabrina— disculpándose, dijo esto Artur, el quinto hijo del duque, que era también un conde.

—Para mi mejor, en realidad no soportaría la presencia de tu esposa, siempre quiere la atención para ella sola y este es mi día, no lo voy a permitir, por más educada que pueda llegar a ser, también tengo límites— mostrando una linda sonrisa, Sabrina le decía a su hermano, quién se molestó por el comentario.

—Siempre le dijimos que era mala idea casarse con esa mujer, pero no hizo caso. Además no te ha querido dar hijos, yo quiero nietos— interrumpió la duquesa, molesta.

—¿De verdad estás ocupado o te prohibió asistir a la fiesta de Sab?— cuestionó Sant, quién sería el heredero del ducado.

—La verdad es que ella ya no está conmigo, se le ocurrió marcharse y ni siquiera se despidió, me da pena admitirlo, pero tenían razón, todos estaban en lo correcto— con la cabeza agachada, dijo Artur

Sabrina se levantó de su asiento y fue a abrazar a su hermano que aún estaba sentado, lo abrazó por la espalda y le dio un beso en la mejilla.

—Sabes que hay cientos de mujeres que matarían por casarse contigo, yo te apoyaré siempre, estoy aquí para ti— con una sonrisa tierna, Sabrina le dijo a su hermano.

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Comments

Milhy

Milhy

claro que sí,el océano hay demasiados peces como para andar pescando en una pescera y encima de baja calidad

2024-05-15

0

Cruz Mejia

Cruz Mejia

Una regresión que le permitirá vengarse del desgraciado principito y su pelirroja 😡🤬, por que creo que aparte de salvar a su familia también puede salvar a la familia real, por lo dicho en el primer cap por el principito imbécil mando a matar a su familia

2024-03-26

22

Alberto Herrera Gómez

Alberto Herrera Gómez

si borron y cuenta nueva pero contando con la experiencia buena trama

2024-01-10

6

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