¿Real O Impostora?

¿Real O Impostora?

¡Maldición!

—¡Impostora!, ¡impostora!— se oía a una sola voz.

Cientos de personas gritaban. Estaban en la plaza central, cerca del palacio del reino Auroria. En ese momento, serían testigos del poder de la santa, sin embargo cuando aquella chica quiso mostrar su poder, no pudo, ya que algo se lo impedía.

—¿Cómo puedes decir que eres la santa e intentar dañar al reino?— habló un hombre que iba llegando. La multitud volteó a verlo y de inmediato hicieron una reverencia, pues se trataba del príncipe heredero.

—He encontrado a la verdadera santa— el príncipe dice esto dirigiéndose a los presentes.

De detrás de él, sale una joven pelirroja, de ojos negros como la noche. Ella iba con una gran sonrisa, que mostraba satisfacción y malicia.

—Demuéstrales a todos que tú eres la verdadera santa y no está impostora— le dijo el príncipe a la pelirroja, con una gran sonrisa.

Entonces la chica levantó las manos y dijo un par de palabras. Del cielo comenzó a caer un polvo amarillento, era muy fino y al tocar a las personas desaparecía.

—Me siento mejor—

—Ya no me duele nada—

—Mi herida desapareció—

Esos eran alguno de los murmullos que se escuchaban entre la gente.

—Lo que acabo de hacer es darles mi bendición, de esta forma yo demuestro ser la santa del reino Auroria. Lamento mucho que hayan tenido que ser engañados por alguien que solo quería usurpar mi lugar—

Agachando la cabeza y poniendo sus manos en su pecho, la chica se lamentaba, hasta al punto de llorar.

En ese momento, el príncipe fue y la abrazó para consolarla. Mientras la mujer escondía su rostro en el pecho del príncipe, ella le sonreía maliciosamente a la chica que llamaban impostora.

—«Bien, ahora creo entender las cosas.»— pensaba aquella chica.

Ella era Sabrina Tinks, hija del duque Fran Tinks y la duquesa, Luna Tinks. Había nacido en una familia de nobles y eso remontaba a siglos anteriores, ya que sus dos padres, eran hijos de duques y así todos sus ancestros, nunca rompieron la tradición de casarse entre duques para no bajar su estatus, esto hablando de las mujeres.

Sabrina había vivido de manera sencilla, siempre hizo lo que su familia le pidió, ayudaba a su gente y siempre la protegía. Era la mejor en modales y gracias a sus padres, sabía de administración y le había ayudado a su padre en algunos negocios. En este momento tenía veintiún años de edad; estaba en aquel lugar para demostrar que era la santa, ya que dos años antes, presentó aspectos que solo una santa presentaría. Ella era capaz de crear magia y manejaba los elementos a su antojo.

Pero sus padres no permitieron que solo fuera a informar a los reyes de Auroria, hicieron que entrenara esos poderes, así cuando ya los tenía completamente dominados, se dirigió al castillo y le dijo todo a los reyes, estos conocían muy bien a los duques Tinks y le creyeron a Sabrina, ella les dio pruebas de lo que decía, probando así que era verdad, así planearon todo para que al cumplir los veintiún años, Sabrina le daría una muestra de su poder al pueblo, después de eso la nombrarían princesa heredera y por ende, se casaría con el príncipe heredero.

Esas eran las costumbres, el reino de Auroria era bendecido con una santa cada dos generaciones y no siempre era alguien de la nobleza, pero era de suma importancia que la santa se volviera la gobernante del reino, pues era la elegida por los ancestros del reino y tenía un alma pura, además de ser la única con un poder inimaginable, al ser la elegida, ni siquiera los dioses podrían intervenir para ponerse en su contra.

—Yo no miento, pero si quieren dejar que alguien más sea la santa, por mi no hay ningún problema— decía Sabrina, intentando bajar del pódium dónde estaba, dio la vuelta para retirarse.

—Estás muy equivocada— dijo el príncipe, tomando a Sabrina del cabello y tirándola al suelo. —El castigo por intentar tomar el lugar de la santa, falsamente, es la muerte— poniendo su pierna derecha sobre la espalda de Sabrina, que yacía en el suelo, dijo el príncipe.

—Aunque deba llevarle la contraria, jamás permitiría que mi hija muera por la mano de nadie, príncipe— el padre de Sabrina, había subido al pódium y con espada en mano, enfrentaba al príncipe , quién retrocedió al tenerlo frente a él.

—Queda claro que todos sabían sobre la mentira, ahora todos deberán morir. ¡Guardias, mátenlos!— gritó enfadado el príncipe, mostrando una sonrisa de satisfacción a la familia Tinks

—Alteza, por favor. Sus padres estarán muy decepcionados cuando se enteren— Luna la duquesa, se había arrodillado frente al príncipe y suplicaba.

—Mis padres fueron a un largo viaje y la verdad no sé si podrán regresar, con ellos van mis dos pequeños hermanos— respondió el príncipe a la duquesa y sacando su espada le cortó la garganta.

El resto de los Tinks al ver esa escena, atacaron a los guardias, todo para poder llegar al príncipe. El duque y Sabrina, dieron un grito desgarrador, ninguno podía creer lo que estaba sucediendo y mucho menos que la primera en morir fuera la duquesa, quien menos culpa pudo haber tenido en todo el asunto.

—¡Madre, madre!, tú no por favor. ¡Maldición!.— Sabrina, gritaba e intentaba con todas sus fuerzas llegar hasta dónde estaba su mamá, pero se sentía muy débil en ese momento, le costaba mucho moverse.

Así, la batalla entre los guardias y el príncipe contra los Tinks dio inicio. Pasó poco tiempo para que los vencedores fueran el príncipe y los guardias, junto a ellos estaba aquella pelirroja, que sin su ayuda, claramente no habrían podido ganar.

Toda la gente espectadora, se había retirado del lugar por precaución, entonces ahí solo estaban los que habían peleado.

—Les dije a mis queridos padres que no te quería como esposa, jamás lo aceptaría y este es el pago por querer subir más alto de lo que ya estabas—

El príncipe le decía eso a Sabrina, mientras que con su espada iba atravesando el corazón de cada integrante de su familia que aún respiraba.

Sabrina solo podía observar, pues aunque intentaba moverse, su cuerpo no se lo permitía.

—¿Por qué?, yo nunca pedí esto— lento y con mucha dificultad, dijo Sabrina y cuando el príncipe atravesó por último, el cuerpo de su padre el duque, ya no pudo más.

Aunque su cuerpo le pesara, aunque su cuerpo le doliera, con las pocas fuerzas que le quedaban, dijo cuatro palabras y todo se detuvo.

INICIAMOS EL AÑO 2024 CON ESTA NOVELA, LA VERDAD ESPERO CONTAR CON SU APOYO TODO EL AÑO. AGRADEZCO QUE HAYAN ESTADO CONMIGO ESTA PARTE DEL CAMINO DESDE EL MES DE JULIO

FELIZ AÑO NUEVO A TODOS, ESPERO QUE SUS SUEÑOS SE HAGAN REALIDAD Y CADA UNO DE SUS OBJETIVOS SE CUMPLAN.

RECUERDEN QUE EN LA VIDA NO DEBE HABER ALGUIEN MAS IMPORTANTE QUE USTEDES, POR ESA RAZÓN, SIEMPRE CUIDEN DE USTEDES, PROTEJANSE USTEDES, VEAN POR USTEDES. LA VIDA ES CORTA, SEAN FELICES, YA EL PASADO QUEDO ATRÁS, VIVE UN NUEVO AÑO, NUEVAS COSAS, VUELVE A RESPIRAR Y A SER FELIZ Y SI SIEMPRE LO HAS SIDO, NO PERMITAS QUE NADIE OPAQUE ESO NUNCA.

LOS QUIERO MIS LUNAS HERMOSAS.

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Comments

María Cristina Herrera

María Cristina Herrera

Por favor 🙏, _____los escritores_____, indiquen sí son escritores o escritoras para que después no se descarguen con los lectores por comentar como si fuesen autoras. No somos adivinos ni hay ningún interés de parte de los lectores ofender. Por favor 🙏 sean más criteriosos y menos susceptibles.

2024-04-20

2

Quica Romero

Quica Romero

¡Ay que bien!.🤷‍♀️🤨 ¡Otra contaminadora tratando de subir los los "imecas" en el Reino!..😒🙆‍♀️🤦

2024-04-17

3

Utai

Utai

amogus!!

2024-04-10

1

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