Capitulo XIX Fantasía o realidad

Sebastián

Llegue a la famosa subasta de mierda esa, me molestaba dar dinero a la caridad, estaba perdido pensando cuando vi entrar a la mujer que me está quitando el sueño, ese vestido rojo le queda espectacular, imagino que sin él se ve mejor, la imaginé en mi cama siendo mía y gritando mi nombre hasta que mi adorable esposa llegó e interrumpió mi fantasía.

— Muy entretenido no? — Pregunto Marcela algo indignada.

— A qué te refieres? — Pregunté como si nada.

— Te gusta esa mujer verdad? Pregunto mirando a Anastasia.

— Claro que no, sabes quiénes son ellos? — Pregunté mirándola a los ojos.

— No sé tú dime.

— Ellos son los que tienen a mi hermana encerrada en aquel hospital. Le dije muy serio.

— Eso no implica que no te guste, solo te advierto que no permitiré que me cambies por nadie, ya bastante he hecho cuidando de tu bastardo como para tener que soportar a tus amantes. — Respondió Marcela enojada.

Para mi familia no es un secreto que ella no quiere a mi hijo y es que se vio obligada a aceptar hacerlo pasar por su hijo y además cuidarlo como si fuera su madre, nosotros solo conservamos a ese niño por la herencia Soler siendo él el único heredero vivo, entonces por ley todo el dinero pasaría a sus manos, eso era todo lo que siempre hemos querido.

Al fin empezó aquella subasta, mi padre compro solo un objeto de los que estaban subastados, él era como yo, a nosotros no nos importaban los pobres solo veníamos para guardar las apariencias, de último sacaron un collar precioso no era que lo quisiera comprar, solo que cuando vi que el doctorcito empezó a ofrecer me animé también a ofrecer, esto era una declaración de guerra y a la final yo me quedaría con su mujer, quedamos solo los dos en la lucha hasta que alguien ofreció por teléfono, está persona había duplicado el valor del collar, como vi que el doctor ya no ofrecía más, pues yo tampoco lo hice total no valía la. Pena gastar tanto dinero por ese collar, una vez vendió el presentador dio el nombre del comprador, todo el salón quedó en silencio cuando dijeron aquel nombre, Lucero Soler, esto era imposible ella desapareció hace años, no podía tratarse de la misma mujer, vi a mi madre y está estaba pálida como un papel, mi papá tampoco dijo nada, la fiesta paso y el único tema de conversación fue sobre los Soler, llegada la media noche vi como Anastasia y el doctorcito esperaban su auto, me quedé viendo el trasero de aquella mujer y su esposo me pilló mirándola, vi como venía hasta mí, pero ella lo detuvo dándole un beso bastante sugerente, él no dudó y le correspondió, ella le dijo algo luego los dos subieron a su auto y se fueron, mi fastidiosa esposa estaba viendo todo el espectáculo y lo único que hizo fue burlarse de mí, no iba a discutir con ella así que pedí mi auto y me fui dejándola ahí tirada, estuve conduciendo un buen rato, hasta que vi a la pareja entrar a una licorería compraron algo y luego salieron, los seguí hasta un hotel, me quedé ahí imaginando todo lo que estaban haciendo en aquella habitación, estaba desesperado por tener a esa mujer, sentía que estaba perdiendo la cordura, después de una hora de estar ahí, fui a buscar a una mujer que vende sus favores, la busque lo más parecido a Anastasia y pase la noche con ella, pensando que realmente era ella, descargue toda mi lujuria con aquella chica, no se qué tantas cosas le hice imaginando que era ella, aunque para mí en ese momento era Anastasia, después de hacer lo que me dio la gana descargue mi coraje con esa mujer y al despertar al dia siguiente vi a aquella chica sin vida a mi lado, había consumido muchas cosas esa noche así que perdí la orientación de todo, llame a mi padre y este acudió en mi ayuda, sobornamos mucho para que yo quedaré limpio de aquel crimen, mi padre me regaño hasta el cansancio me llamo inútil, bueno para nada, me maldijo hasta la muerte, solo me quedaba hacer silencio y aceptar todos sus reclamos, en este momento él tenía razón.

Había pasado un mes y Adela aún no salía de aquel psiquiátrico, había días que amanecía bien y otros en los que solo hablaba de Lucero, y de cómo había recibido una paliza antes de ser desfigurada, nunca le preste atención, yo sabía que mi madre era cruel, pero no la creía capaz de hacer tal cosa y menos delante de mi hermana, deje de buscar a Anastasia para así olvidar mi obsesión y estaba funcionando hasta este día que la volví a ver, se veía tan hermosa, y empezó otra vez mi locura.

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