Capitulo XVI Encuentros inesperados

Miguel

Lleve a mi mujer a almorzar en el restaurante de un buen amigo de los dos, Alejandro Galindo, al entrar una mujer de más o menos la edad de Ana tropezó conmigo, está señorita empezó a coquetear conmigo y bueno Ana no lo iba a permitir, ella no es celosa, pero cuando ve que alguien muestra interés en mí enseguida se pone a la defensiva, solo que esta vez estaba exagerando quise detenerla, pero al ver sus ojos me di cuenta de de que esto iba más allá de unos simples celos, en sus ojos se reflejaba el odio y el rencor que solo reflejaban cuando estaba cerca de Sebastián Ferrer,, por tanto,, deduje que estás mujeres son Ferrer también, Ana las puso en su lugar y después nos retiramos a nuestra mesa, Alejandro apareció en ese momento y Ana no perdió la oportunidad de pedirle que sacará a esas mujeres del restaurante, se que esto no se compara con lo que le hicieron y que esas mujeres merecen mucho más, pero al verla sonreír por un momento lleno mi alma, almorzamos y nos disponíamos a retirarnos cuando Alejandro se nos acercó para invitarnos a un evento de caridad, aceptamos gustosos pues así Ana se relajaría un poco.

La lleve a sus oficinas y yo regrese a mi trabajo, llegue justo a tiempo para atender a mi primer paciente, era médico cirujano, pero mi espacialidad es la cirugía plástica, me dediqué a esto para poder ayudar a mi Ana, mi amada esposa, así que después de un tiempo gane fama y ahora soy muy reconocido a nivel mundial, a mi consultorio llegan mujeres de todo el mundo, buscando mi ayuda, soy muy profesional y si alguien no necesita la cirugía simplemente rechazo hacerla, también hago caridad, en el año realizo diez cirugías gratis a personas de bajo recursos, como por ejemplo hace cinco meses llegó a mi consulta una niña que un perro le había desfigurado la cara su familia no tenía recursos así que yo cubrí todos los gastos de la operación, trabajar en mi profesión lo hago porque me gusta, pues mis padres me dejaron mucho dinero tanto que podría vivir sin trabajar toda mi vida y mis hijos también, pero me gusta lo que hago y gracias a esto pude conocer a mi esposa, así que lo hago de corazón.

Ana no tiene idea de toda mi fortuna, ella dejó por fuera de nuestra relación todo lo relacionado con el dinero y aunque ella no lo sepa yo también estoy ayudándola a buscar pruebas en contra de los Ferrer, he tenido un gran avance y si todo sigue así en unos meses le regresaré a su hijo, por ahora prefiero estar al margen de todo.

— Doctor llegó una paciente de última hora que dice, tener una malformación en un área privada. — Me dice mi asistente.

— Tiene cita? — Pregunté

— No doctor, pero como tiene un campo libre quise decirle a usted antes de decirle cualquier cosa a ella. — Respondió mi asistente.

— Está bien dile que pase y me ayudas a llenar su informe por favor.

La paciente entró mientras yo estaba leyendo unos papeles, la invite a sentarse sin verla a la cara, este era mi problema no prestaba atención a nadie que no fuera Ana.

— Buenas tardes, doctor. — Saludo aquella mujer con voz seductora.

— Buenas tardes, respondí levantando la mirada para encontrarme con la misma mujer del restaurante, quedé sorprendido, no tarde en reaccionar y seguí como si nada.

— Bien dígame cuál su problema señorita Adela Ferrer. — Pregunté muy profesional.

— Tengo un gran problema doctor, siento que mis pxxxxx son muy pequeños y esto me ocasiona problemas de autoestima. — Explico aquella mujer tratando de atraer mi atención hacia su pecho.

En ese instante entro mi asistente y le agradecí por eso, señorita disculpe, pero no veo que necesite una cirugía de este tipo, ahora sí lo que tiene es un problema de autoestima la puedo pasar con el departamento de psicología sin problema alguno, le dije dejando las cosas claras.

— No necesito un psicólogo, lo que necesito es una cirugía de agrandamiento. — Dijo aquella mujer de una manera muy autoritaria.

— Lo siento señorita no hago cirugías innecesarias ahora sí no necesita nada más de mí le pido que se retire.

Aquella mujer se lanzó encima de mí y empezó a abrazarme y suplicarme que la ayudará, está situación era muy incómoda y mi asistente intento apartarla de mí, pero esta mujer estaba pegada a mí como un pulpo, mi asistente salió a llamar a seguridad y en ese preciso momento entro Ana.

— Ana amor no es lo que piensa, espérame un momento y te explico. — Le dije a Ana con algo de nervios.

— Tranquilo amor tu asistente me dijo que había una loca en tu consultorio así que envié por los enfermeros del área de psiquiatría, ya vienen por ella. — Dijo Ana muy furiosa.

En solo minutos llegaron los enfermeros y Marlene, los enfermeros al ver a Adela agitada y gritando la agarraron y la llevaron a la fuerza al área de psiquiatría, la asistente le dijo que la señorita había dicho que se sentía con bajo autoestima y luego se lanzó a los brazos del doctor Sánchez y que ella tuvo miedo de que esta mujer les hiciera algo.

Anastasia

Esta Adela realmente es bruta, ahora seguramente tendrá que pasar por un proceso bastante largo antes de poder salir de aquí.

— Estás bien amor? — Pregunté en tono de preocupación.

— Si no te preocupes, solo fue una paciente que se salió de control. — Respondió el siguiéndome la corriente. — A todo esto dime qué haces aquí? — Pregunto algo curioso.

— Vine porque ya te extrañaba y quería que pasáramos el resto del día juntos. — Le dije sinceramente y es que era verdad solo quería que nos fuéramos por ahí y caminamos un rato llegar y encontrar a la loca esa aquí solo fue casualidad.

Estaba hablando con mi esposo cuando llegó la otra arpía de Marlene, me saludo y le pregunto a Miguel si estaba bien, él le respondió muy gentilmente y dejó a Adela en manos de ella, por los momentos llamarían a su familia, pero como atacó a otra persona tendría que quedarse recluida en el hospital hasta que tengan un diagnóstico, Miguel y yo salimos del hospital y nos fuimos a pasar el resto del día juntos.

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