Capitulo XIV Confesiones

Anastasia

Sebastián me pasó los documentos que le pedí, esto era pura basura nada que pudiera usar para acabar con ellos, lo único que llamó mi atención fue este pedazo de papel donde según yo le daba derecho a mi fortuna, definitivamente está era mi firma, lo que no recordaba fue cuando firme tal papel, estás personas sí que eran mañosas, ahora tendré que buscar, por otro lado, por los momentos, es hora de empezar a darles problemas a estas personas y para eso necesitaré que los Stand intervengan, ellos darán el primer paso.

Llame a mi nuevo amigo, el señor Roberto Stand, le pedí suma discreción en lo que le pediría, nadie puede saber que estoy detrás de esto, él accedió a encontrarse conmigo, lo cité para el día de hoy, solo espero y el señor Roberto acepte ayudarme.

— Buenas tardes, señora Mars. — Dijo el señor muy amablemente.

— Buenas tardes, señor Stand, gracias por aceptar mi invitación. — Le dije estrechando su mano.

— Bien aquí estoy tal y como quedamos, dígame qué es eso que quiere hablar conmigo. — Pregunto muy educado.

— Antes que nada, me gustaría saber si alguien sabe que está aquí? — Pregunté por cautela.

— Usted me pidió que nadie se enterará y así lo hice, entre por el estacionamiento, solo su asistente vio mi entrada a este edificio. — Explico detalladamente.

— Muy bien, gracias por seguir mis instrucciones. Ahora por favor tome asiento. — Le dije con una sonrisa.

— Vaya si de verdad se ve hermosa cuando sonríe. — Me dijo muy honestamente.

— Gracias, pero por favor no le diga a nadie tengo una reputación que cuidar. — Le dije dándome cuenta de mi error.

— No sé preocupé señora Mars, entiendo que debe parecer dura y despiadada. — Respondió amablemente.

— Bien a lo que vino, como ya sabe tengo una deuda pendiente con los Ferrer y le dije que necesitaría su ayuda. — Le dije mirándolo a los ojos con la misma expresión fría que me caracteriza.

— Así es, solo que mi nieto no quiere que me involucre en este problema. — Dijo el señor recostándose en su silla.

— Y lo entiendo señor, pero usted es en el único en quien puedo confiar, antes de que tome una decisión, quiero contarle una historia, pero antes necesito que me dé su palabra de que nada de lo que diga puede salir de estas cuatro paredes. — Le dije con firmeza y sin titubear.

— Soy un caballero y jamás divulgaría información que una nada me confiara. — Lo dijo muy serio.

— Bien entonces empezaré, por el principio. "Hace aproximadamente once años existió una niña inocente, una jovencita con muchos sueños y esperanzas, tenía una familia amorosa y que me amaba por todo sobre las cosas, hasta que esa niña conoció a sus verdugos, esa joven no sabía en quien estaba confiando, por su inocencia se enamoró de aquel joven el la enamoro, se casó con ella y una vez se aburrió de aquella farsa la encerraron en una habitación del sótano se su gran casa, ahí en ese encierro aquella joven fue víctima de maltratos y humillaciones, día a día la iban a mortificar, la dejaban pasar hambre, la golpeaban sin importar que estaba embarazada, cuando llegó la hora de dar a luz le hicieron partir en el suelo frío, como si de un animal se tratara y cuando el niño nació... — Hice una pausa para no dejar que las lágrimas salieran. — Cuando el niño nació se lo quitaron y fue ahí donde empezó el verdadero infierno, después de dar a luz la llevaron a un basurero a las afueras de la ciudad donde le propinaron una paliza para que sufriera más antes de morir, una vez asumieron su muerte le vaciaron ácido en su rostro y manos, para que jamás pudiese ser identificada, con lo que no contaban fue que aquella joven sería rescatada y llevada a un hospital donde un gran hombre la ayudo, la hizo su esposa para que ella pudiera escapar del pais y no la encontrarán jamás y por último le dio una nueva identidad." termine mi relato sin mostrar emoción alguna, esos eventos todos los días los recordaba así que ya eran parte de mi, el señor Roberto me miraba con lágrimas en sus ojos, se veía bastante conmocionado.

— Esa pobre niña aún vive? — Pregunto el señor en un hilo de voz.

— No señor, aquella niña murió en el quirófano mientras la operaban para reconstruirla por dentro, no había una sola costilla que no estuviera fracturada, estaba desangrada y ahí murió. — Dije mirando a la nada.

— Pero entonces para qué le dieron una nueva identidad, no era mejor poner el caso en manos de las autoridades. — pregunto el señor Roberto furioso.

— Señor Roberto, aquella niña murió y en su lugar renació una mujer fuerte y sin miedo con ansias de venganza, con ganas de destruir todo a su paso, tubieron que darle una nueva identidad, un nuevo rostro, "El rostro de la venganza"

—Quién era esa joven? — Pregunto vacilante.

— La joven Lucero Soler, la hija de su buen amigo Fabián Soler y de Katherine Carrizo Mars de Soler. — Dije con melancolía.

— No puede ser, como es posible que le hayan hecho eso a mi pequeña Lucero, ella no le hacía daño a nadie, tengo que encontrarla, tengo que ayudar, tengo que saber dónde está, se lo debo a mi amigo, se lo debo a él, nunca debí dejarla sola a merced de esa familia, porque estoy seguro de que fueron los Ferrer, por favor llévame a ella ahora mismo, necesito verla, necesito pedirle perdón. — El señor Roberto sonaba desesperado y culpable.

— Así es señor ella necesita su ayuda, bueno yo necesito su ayuda, señor Roberto aquella niña inocente era yo. — Revele mi secreto a aquel anciano, caminando hasta él y poniéndome a su altura, pues él seguía sentado.

— Eres tu pequeña, por eso es que tus ojos se me hacían tan familiar, es por eso que me buscaste a mi, perdón Lucero, perdón por dejarte en manos de esos demonios, perdón hija.— Repetía una y otra vez aquellas palabras el señor Roberto.

— No fue su culpa, ese era mi destino, así que lo acepte, pero no perdone así que volví por mi hijo y mi fortuna, necesito pruebas de todo lo que me hicieron, ya que ellos borraron cualquier huella y yo quedé como una cualquiera que abandonó su hogar por irse con otro hombre, por eso necesito pruebas para hundirlos, no solo quiero llevarlos a la cárcel, también quiero que enfrenten el infierno así como yo lo enfrente, quiero verlos desesperados y sin salida así como yo me sentí, quiero recuperar a mi hijo y esclarecer la muerte de mis padres, ya que estoy segura de que ellos los mataron.

El señor Roberto acepto ayudarme y ahora cuento con un fuerte aliado.

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Comments

Lucia Feliciano Falcao

Lucia Feliciano Falcao

Le hacía falta un compinche que también tenga poder, hay que escarbar en el pasado de estas chusmas.😸😸😸

2024-05-04

1

Isis Vargas

Isis Vargas

Tuvieron*

2024-05-13

0

jacqueline mercedes Velásquez Freite

jacqueline mercedes Velásquez Freite

en la unión hace la fuerza

2024-04-01

1

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