Capitulo V Descargar la furia

Miguel

Ana es mi esposa en todo el sentido de la palabra, ella me pidió que no nos separamos y yo tampoco quería dejarla, así que decidimos estar juntos sin involucrar sentimientos y siempre con la puerta abierta por si aparece alguien a quien amemos, todos los días le hago el amor, tantas veces ella lo permita, hoy fui a buscarla para almorzar y después de buen sxxx salimos a un restaurante, siempre me ha gustado darle lo mejor así que la llevo a los mejores lugares, estábamos comiendo y conversando de varias cosas, cuando un hombre llegó y la apunto con un arma, me puse frente a ella para protegerla, pensar que algo le sucediera me volvió loco, pero ella se hizo cargo de la situación, verla enfrentarse a aquel hombre me lleno de miedo, Ana no le tenía miedo a nada, pero nunca la había visto así, sus ojos eran fríos como el hielo, su voz sonaba aterradora y esa sonrisa, era malvada no sabía que pensar en ese momento, porque hasta yo tenía miedo de ella, me quedé a un lado viéndola amenazar a aquel hombre, cada palabra que pronunciaba era como dagas ardientes que atravesaban a aquel sujeto, al final el tipo termino arrodillándose ante ella y pidiéndole perdón, las últimas palabras que le dijo "pobre cobarde" fue una provocación hacia él, aquel hombre bajo la mirada y empezó a llorar, la tome fuerte de la mano, tenía que regresarla a mí, no podía dejar que se metiera en ese papel que acababa de interpretar, subimos al auto y al saber que estábamos solo, ella me miró y algunas lágrimas se asomaron, al verla reaccionar me devolvió el alma al cuerpo, no dije nada simplemente arranque el auto y la saqué de aquel lugar, verla pasar por entre la multitud y que las personas se apartarán de ella con miedo, era como una escena de película de terror, pero yo siempre veo su lado susceptible, yo siempre he visto a la verdadera Anastasia.

— Hacia donde vamos? — Pregunto más relajada.

— Necesitas descansar un poco, vamos a la hacienda. — Contesté sin quitar la mirada del camino.

— Estoy bien, tengo mucho trabajo, mejor llévame a la oficina. — Respondió como sí nada hubiera pasado.

— Qué fue eso que pasó allá? — Pregunté

— No sé de qué hablas, solamente estaba sobreviviendo.—Respondió mirando su teléfono.

—Qué hubiese pasado si ese hombre te dispara? — Pregunté asustado.

— No lo iba a hacer, ese no es más que un cobarde, además como le dije a él no le temo a la muerte. — Volteo a verme y dijo aquellas palabras.

— Tal vez tú no temas morir, pero yo sí temo que te pase algo, acaso no te das cuenta.

— Mi paciencia se había terminado.

— Lo siento no lo pensé, mejor vayamos a la hacienda y nos tranquilizamos un poco. — Me dijo sin emoción alguna.

— Ya no quiero ir a la hacienda, te dejo en tu oficina y yo me voy al hospital. — Dije muy molesto.

— Como quieras. — Contestó.

No quise discutir más con ella así que la deje en su oficina y yo me fui a trabajar, ella no entiende todo lo que la amo, siento que estoy perdiendo el tiempo con ella, mi Ana, mi amada Anastasia, esa familia realmente mato a la verdadera tú, y no sé qué hacer para regresarla.

Anastasia

Llegue a la oficina bastante molesta, tenía que descargar con alguien mi furia, mi asistente me recordó que hoy era la primera audiencia del caso Fuentes, eso era lo que necesitaba, ahora sé quién pagará mi mal humor, recogí mis documentos y salí junto a mi asistente a los tribunales, al llegar saludé a mi clienta, se veía tan frágil, me moleste ver a una mujer así.

— Señorita Camacho buenas tardes. — La saludé con desagrado.

— Buenas tardes, señora Mars. — Respondió ella con una sonrisa.

— Las cosas son claras, yo te saco de la cárcel y lograré una buena tajada de la fortuna Fuentes para ti, pero el quince por ciento de lo que obtenga será para mí. — Le dije muy decidida.

— Es un trato abogada.

Extendió su mano y así se la dejé, empezó el circo, antes de empezar el juez me preguntó si estaba bien, ya que se había enterado de lo sucedido hace tres horas, con una sonrisa ladina le dije que todo estaba bien y que me sentía mejor que nunca, el juez ya me conocía y sabía que esas palabras solo significaban una cosa, los fuertes estaban perdidos.

El abogado acusador empezó con sus argumentos, yo solo lo miraba con la expresión más fría que podía tener, hubo un momento en el que sus alegatos parecían tan absurdos que se me escapó una risa.

— algo le causa gracias, abogada?. — Pregunto el juez.

— Nada señor, disculpe. — Le dije al juez mostrando cara de apenada.

Una vez termino el abogadillo de pacotilla este, empecé con mis argumentos.

— Todos hablan del pobre señor Fuentes, que era una buena persona, que quería mucho a su esposa, que vivía por ella, etc.., etc, etc. Ahora yo aquí les traigo las pruebas de la buena persona que era el señor Fuentes, aquí tienen informes del hospital donde atendían a la señora Camacho cada vez que su esposo la golpeaba, informes que habían desaparecido, informes que habían borrado del sistema, un consejo señores para la próxima tengan en cuenta que todo lo electrónico deja huellas, aquí les entrego las veinte veces que la señora piso el hospital, en los últimos dos años, saquen cuenta veinte veces en dos años equivale a un aproximado de una vez al mes mi defendida pisaba el hospital, cada golpe, cada costilla rota, cada tortura que padeció mi defendida fue a causa de su esposo, ahora por qué no denunció, está claro, como denunciar a gente tan poderosa, ellos siempre ocultaban la verdad con su dinero, el día en que mi defendida le quitó la vida a su esposo, fue en defensa propia aquí están las fotos que prueban que mi defendida estaba recibiendo una golpiza ese día, ella solo encontró el arma que guardaba se esposó en casa y disparó, si disparo, pero lo hizo para proteger su vida, ahora con pruebas en manos, estoy en mi derecho de pedir la absolución de todos los cargos en contra de la señora Camacho y además que sea retribuida con la mitad de la fortuna del señor Fuentes, gracias.

La familia Fuentes quedó sentada, no tuvieron como refutar las pruebas entregadas y cuando dije lo del dinero querían matarme, el veredicto salió rápido y todo fue a nuestro favor, la señora Camacho ahora era multimillonaria y obviamente yo obtuve mi parte del trato, salí seis horas después de los tribunales, le daría una buena recompensa a mi asistente, ella trabajo mucho en este caso, me despedí de ella y ver hacia el frente vi a mi ángel salvador, le regale una sonrisa y me acerque a él dándole un suave beso en la boca, abrió la puerta del auto para mí y nos marchamos a nuestra casa.

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Comments

Mariela Rosales

Mariela Rosales

Esta interesante seguiré leyendo para ver si tiene relación con Mi cruel destino pxq se repite el nombre y el apellido

2024-05-17

0

Lucia Feliciano Falcao

Lucia Feliciano Falcao

Con la descripción que dan de Ana,su apodo debería ser la serpiente 🐍🐍 kkkkk.😸😸😸

2024-05-03

0

Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz

Delfina Del Carmen Henriquez Ruiz

Que buena, pero ya quiero que empiece su venganza

2024-03-29

4

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