QUERIDO MONSTRUO

...-No sé que pasa en tu mundo, pero en mi universo cuándo por casualidad te miró......

...Mi corazón se acelera y enloquece de emoción a tal grado que logra dibujar una sonrisa en mí rostro....

...Mis pupilas se dilatan y sé que el brillo en ellos me delata....

...Y si por casualidad vuelves tu mirada en mí......

...Mi rostro se vuelve una máscara gélida e inexpresiva, me miras serio al igual que yo....

...Y de la misma forma, sé que ocultas una sonrisa, esa sonrisa que tanto amó y odió profundamente....

...A tu manera aún coqueteas conmigo, de la misma manera que yo lo hago contigo....

...Te conocí fuera de tiempo y es por ello que seguí los consejos que me dieron, quise olvidarte en los brazos de alguien más, sin embargo, no importó cuánto me esforcé, esa persona no era la correcta....

...Aquí nadie es más culpable que el tiempo... al menos eso solía decirme, pero como no culpar a dos perfectos tercos....

...Si cuando nos miramos el uno al otro es como estar frente a un espejo, existe una emoción titilando tras mis pupilas y las tuyas. Y aun así nos aferramos a rechazar nuestros sentimientos....

...Hay ocasiones en que me vuelvo y de pronto te descubro viéndome, pero te giras rápido e incluso desvías la mirada en otra dirección y aun así logro verte sonreír y tragarte esas sonrisas que solo me pertenecen a mí....

...Despiertas emociones en mí que calan hondo en mis huesos, sentimientos que nadie nunca ha logrado despertar, porque en el fondo sé que eres único, eres mío, para mí, eres MI MONSTRUO...-...

(Fin de la lectura)

...****************...

Cerré el libro de golpe, provocando un eco que sabía que escucharían, pero sinceramente no me importó.

Estaba aburrida y cansada del silencio, los versos de aquellas cartas que había encontrado tiempo atrás no me entretenían más. Al principio sí claro, sin embargo, ahora ya no tanto.

Me preguntaba si esas personas realmente habían existido, alguien le había escrito a ese otro alguien estos versos, pero ¿Los había recibido la persona a quien iban dirigidas o solo eran letra y tinta en un pedazo de papel?.

En ocasiones intentaba imaginar, el color de su piel, de sus cabellos, de sus ojos, su fisionomía completa, ya saben, peso, estatura y todo eso.

Incluso pensaba en lo que se abrían dicho de haber estado frente a frente, a veces eso me ayudaba a conciliar el sueño y otras tantas mantenía mi mente ocupada buena parte de mis días.

Eso me hacía sentir menos sola, en un mundo como esté; muerto y vacío.

Bueno... Aparentemente vacío.

Un gutural sonido me hizo estremecer hasta los huesos, un hormigueo recorrió mi espina dorsal, hasta llegar a mi nuca y se alojó en la parte trasera de mi cabeza, ese lugar donde se hace una especie de hueco entre el cráneo y los ligamentos.

Las piernas me vibraron, mientras mi corazón comenzó un feroz galope, se me hizo un nudo en el estómago, mis labios temblaron y aun así no pude evitar sonreír.

La excitación que provocaba en mí el poder sentirlos tan cerca y saber lo que pasaría a continuación me hacía arrogantemente feliz.

Metí el libro dentro de la mochila desgastada que llevaba conmigo y me levanté del suelo colocando la en mi espalda, no suelo cargar mucho conmigo así que la bolsa realmente no pesa y me da total libertad de movimiento.

El siguiente grito se escuchó más cerca, así que me doy prisa a levantar las cobijas y amarrarlas en la parrilla de la bici que montón para moverme de un lado a otro.

Ya sé lo que van a decir ¿Una bicicleta? Ja,ja,ja, ¿No encontraste otro medio de transporte?

Para ser honesta, nunca aprendí a conducir, además, las motocicletas hacen mucho ruido, y aunque los autos funcionan choque con mucha facilidad el primero que tome.

No volví a intentarlo de nuevo, lo que nos lleva al siguiente punto, ¿Que haría una vez que consumiera la gasolina?

Nunca fuí de muchas complicaciones y aprendí únicamente a sobrevivir un día a la vez. Aprendí a pelear y básicamente a asesinar gracias a un muy buen amigo, mi maestro y casi padre.

Pero esa, es otra historia.

El gritó se escuchó una tercera vez y logré ver a la criatura justo como ella me vio a mí. Me mostró sus dientes picudos llenos de esa baba negra que suelen tirar, me sonrió de forma siniestra y rugió una cuarta vez.

Pronto otros comenzaron a acercarse y sonreí satisfecha -Juguemos- dije retando la, un par de ellos se lanzaron hacia mí.

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