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Después de que Ricardo se fue, me ocupe de lo mío, tenía muchas cosas por hacer, y se acercaba la gala, aquel evento anual, que festeja la productividad de la empresa, todo se me volvió un estrés, con ansias deseaba volver a casa, para relajarme y olvidarme de todo esto, aunque sea por 15 minutos.

El imbécil de mi esposo, no sé si volverá hoy, luego de todo lo que le dije, has... No me importa mucho que digamos, ya encontraré la manera de relajarme, tomo mis llaves, mi cartera y salgo de la oficina, no son antes, retocar mi maquillaje, pues, «Primero muerta que sencilla» por el momento, solo quiero llegar a casa, tomar una ducha de agua fría y pensar o tratar de no hacerlo, -lo que pase primero-

Estoy llegando al edificio y veo que alguien me saluda con entusiasmo, bajo la ventanilla del auto y respondo con una sonrisa, "hola bombón" ¿llegando a casa? -pregunto ella- suspiro respondiendo, si, por fin, ¿ya ceno? Pregunto ella, no, aún no, apenas estoy llegando, pero creo que pediré algo en un rato, ¿puedo saber a dónde te diriges?, -pregunte mirando su pijama, mientras sus mejillas se pintaron de un rojo hermoso que me provocaba besarla, pero debía controlarme- voy por un postre a la otra calle, ¿si quieres te invito a cenar? Hice una pasta, pero no me apetece cenar sola, -me dice ella- me encantaría, -, le dije sin pensar- déjame subir a mi departamento, tomo una ducha fría y luego voy a tu depa, ¿me indicas cuál es? -pregunte mientras desviaba la mirada, como si no lo supiera-

Hagamos algo, te paso mi número, y me escribes cuando estés aquí con el postre, ¿te parece? -Murmuró- Oh claro -busque rápidamente mi teléfono- dime tu número y lo agrego, -le dije con una sonrisa- Es ************* Me escribes un Hola y así guardo el tuyo, -me dice ella mientras guardo su número y justo con eso se despidió- cada quien siguió su camino, yo me fui a mi depa, tomé una ducha fría, mientras ella llegaba, admito que me duche rápidamente y me puse algo cómodo, salí al pasillo, para esperarla, minutos después, la veo llega, ella sacó su teléfono y se dispuso a enviarme un texto, ella no se dio cuenta de que la miraba detenidamente, ya llegué, ¿estás lista?, -escribió ella- sí, estoy justo detrás de ti, -le dije, haciéndola girar, me regaló una sonrisa y me dijo que la siguiera, -la seguí gustosa- no voy a negar, que me encantaría que se repita mi sueño, pero debo controlarme.

En fin subimos a su departamento, platicamos, cenamos, pasamos unas dos horas súper, bromeando entre nosotras y prometiendo que pronto saldríamos a tomar un café ya que ambas pasábamos el tiempo solas, pero mi teléfono sonó y me saco de la increíble paz que ella me provoca, -hice mueca en mi rostro, el idiota de Ricardo llegó y debía irme, me despido de ella y agradeciéndole por la cena, le dejo un beso en la mejilla y voy a mi departamento.

Al entrar, lo veo sentado en el sofá, con la pierna cruzada y el ceño fruncido, ¿tienes problemas? -le pregunto con ironía - mi problema siempre fuiste tú cariño, -me responde- ¿lo arreglamos? -le pregunto con desinterés - ven aquí, -señala sus piernas- no tengo nada mejor que hacer, -levanto las manos y me siento en sus piernas- el me hizo suya si quitar mi ropa, al terminar me levanto inexpresiva y acomodo mi ropa, ¿acaso no te gustó de esa manera mi amor? -pregunta el con una sonrisa de lado- eres patético hasta para coger sin ganas, te apuesto que no lo haces así con tus zorras, ¿a qué viniste?, -le dije- ah sí! viene a que me digas ¿el por qué razón no me habías dicho que la gala es en dos meses?, mm, tengo muchas cosas en la cabeza, ¿acaso llevarás a una de tus zorras?, -le digo- que tierna eres mi reina, eres mi esposa y debes ir conmigo, en esa gala estarán las personas más influyentes y uno de mis mejores amigos, -me dice- ¿amigo? ¿quién? No sabía que usabas eso, Ya sabía que el interés y tú eran una sola persona, pero me lo acabas de confirmar, si, también estará el hijo mimado de mi socio, aquel que piensa que todas estan a sus pies, -le digo- por cierto mi amor, ¿donde estabas?, -pregunta con curiosidad - en casa de mi amante, -le digo mientras pienso, «ya quisiera yo»- eso es lo único, que aunque quisieras que te crea, nunca creer, dañar tu imagen no está en tu diccionario amor, -me dice con burla- si, lo que digas, tomo asiento y una pregunta cruza por mi mente, ¿será que soy lesbi y no lo acepto?...

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