cambio de aires

En ese lugar quedaba una iglesia donde recibía clase de piano, pero por el corto tiempo no aprendí mucho y tampoco tenía apoyo económico ni seguimiento de responsabilidad.

A veces nos íbamos de visita a Betania, delicias, donde algunas amistades. Algunos lejos y nos quedábamos. Hacía mucho frío pero mucho. Las cobijas eran tiesas del frío.

Mi papá no podía pasar las hojas de la biblia porque quedaban paradas y duras ja, ja, ja.

La gente se vestía como con cinco trajes. Eran rojitos del frío.

En la escuela me gustaba un niño de sexto grado, pero le agarré rabia porque era grilludo porque pertenecía al grupo de disciplina.

Yo por solo querer verlo iba a su casa a qué me diera un vaso de agua. A veces me acompañaba, pero el chiste se acabó cuando me di cuenta de que tenía dos novias más.

A la mitad del cuarto grado nos volvimos a mudar para la frontera con Colombia. San Antonio. Allí seguí mi cuarto grado con el profesor Nelson y estudia hasta el primer mes de sexto grado.

En el cuarto grado a los primeros meses cambiaron al profesor Nelson para otra región y no queríamos estar sin él. Le teníamos mucho cariño y era muy bromista. Cuando los niños se metían con nosotras las mujeres él les lanzaba tiza o el borrador,, pero al piso solo para asustarlos y a veces los castigaban por nosotras pero ya todos sabíamos que era por puro juego.

En los días de competencias de juegos era bonito porque jugábamos todo el salón unidos.

Después que el profe se fue nos dio clase otra maestra de otro salón mientras llegaba el reemplazo.

A los días llegó otra profe y no nos aguantó porque no queríamos otro profesor, pues éramos niños no entendíamos y la rebeldía era la forma de comunicar esa falta, esa ausencia. Después enviaron otra profe y por medio de juegos se fue ganando la confianza. Hasta sobre nombres se dejaba colocar para seguir el juego.

Su nombre es Ana y como al principio no la queríamos le decíamos Ana conda ja, ja, ja.

Mi lugar favorito era la biblioteca. A las horas del receso me iba a la biblioteca a leer.

Los días que habían torneos de juegos yo fui la madrina de mi salón, mi mamá me coloco un vestido rosado y mis compañeras de salón me maquillaron.

Pero el gusto no duró mucho porque no podía llevar mucho sol, cuando empezó el momento de la coronación yo empecé a votar sangre por la nariz porque ya tenía mucho rato viendo el juego al sol. Me tuve que ir a mi casa. Creo que ganó una niña de primer grado muy hermosa.

Y de los juegos los de mi salón les dieron medalla en kikimball.

En las tardes IVA a una librería que la mamá de un compañero de mi hermana que era sordo mudo era la dueña y me prestaba libros para llevar a mi casa y así pasaba las tardes en mi casa.

Con ese niño jugábamos mucho yle entendíamos y el nos entendía, buscábamos las maneras de comunicarnos. Incluso con escritos. Continuara....

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