Capitulo XX Los planes siguen igual

Leonardo

Ver a Alicia así de molesta me desconcertó un poco, nunca he permitido que nadie me imponga nada y no se lo voy a permitir a Alicia, ella debe tener claro que me pertenece, ella firmó un contrato donde se compromete a casarse conmigo, la aparición de Patricia crea un gran caos en mi vida, las cosas con ella no terminaron bien y para poder cerrar este ciclo necesito hablar con ella y terminar de una vez por todas con este asunto, solo espero Alicia no me complique más las cosas, hablé con Patricia ella me dijo algunas cosas que mi abuelo había hecho para separarnos, sabía que era verdad pues mi abuelo es una persona bastante difícil y a él nunca le gustó Patricia, lo que no le voy a perdonar nunca a esta mujer fue que mato a mi hijo no nacido, así que prefiero que me deje en paz, termine de hablar con ella y vi que la gente se estaba retirando de la fiesta, me acerque a mi abuelo, estaba buscando a Alicia, pero ella no estaba por ningún lado.

— Abuelo por qué todos se están retirando? — Pregunté algo preocupado.

— La fiesta se terminó, me voy a mi casa, más te vale arreglar las cosas con Alicia, porque si no lo haces entregaré todo a Gabriel tu primo. — El abuelo dijo estás palabras entregándome el anillo que acababa de darle a Alicia.

— Qué significa esto? Donde está Alicia?. — Pregunté sin emoción alguna.

— Averiguarlo tú, eres tan idiota que no te das cuenta cuando tienes una mujer de verdad a tu lado. — Mi abuelo me dijo eso antes de irse sin mirar atrás.

Esta vez lo había arruinado, ahora como hago para acercarme a Alicia, de estar con su mamá, es la única persona que a ella le importa, pero si voy ahora puedo ocasionarle un disgusto a la señora, que hago? ¿Ahora que hago?

Fui en busca de Alicia no podía dejar las cosas así, llegue a la clínica y fui directo a la habitación de la señora Irene, me quedé afuera de la habitación pues escuché la voz de Alicia, se escuchaba igual de animada que siempre.

— Te ves hermosa mami. — Le dijo Alicia a su mamá.

— Gracias hija mía, dime qué tienes. — Le pregunto la señora a su hija.

— Nada mamá estoy un poco cansada, eso es todo. — Respondió Alicia con un tono de voz más bajo y melancólico.

— No sabes mentir, tus ojos te delatan, pero no insistiré más. — Contesto la señora Irene.

Escuchar como conversan entre ellas y saber que tienen este tipo de relación, me hicieron sentir mal pues mi madre nunca ha sido así conmigo, a ella solo le importa el dinero y las clases sociales, y mi papá solo le importaba trabajar para darle gusto a mi mamá y yo siempre en segundo lugar, aparte esos pensamientos de mi mente, tome valor y entre a aquella habitación.

— Buenos días, como está la mujer más hermosa del mundo? — Pregunté mirando a la señora Irene y dándole un beso en la frente.

— Buenos días, hijo, pues ella no sé cómo está la veo triste, — La señora dijo estás palabras mirando a Alicia con cara de afligida.

— Alicia, cómo estás? — Le pregunté acercándome a ella.

— Bien gracias por perguntar. — Contesto Alicia esquivando mi mirada.

— Podemos hablar, por favor. — Murmure al oído de Alicia.

— No hay nada que decir, y no se preocupe los planes siguen como hasta ahora, soy una persona de palabra. — Dijo Alicia de manera seca y distante viendo a su mamá.

— Como tú quieras, no te voy a rogar. Aquí tienes tu anillo. — Le entregué el anillo de compromiso.

— Gracias, pero no lo quiero este anillo es muy grande y llamativo temo perderlo. — Explico Alicia mirando la joya.

— Si lo pierdes te compro otro y ya. — Respondí ya exasperado.

Ya no me dijo nada más y se acercó a su mamá, le dio un abrazo y le dijo algo al oído, la señora puso una sonrisa en sus labios y le dio un beso en la frente, luego me miró a mí y me dijo que me acercara.

— Alicia me acaba de decir que ustedes dos están saliendo. — Pregunto la señora emocionada.

— Así es señora, estábamos esperando a que usted se sintiera mejor para decirle. — Respondí muy honestamente.

— Esto no me matará tranquilo hijo, además estoy feliz pues pensé que mi niña nunca se enamoraría de nuevo. — Dijo la señora en un tono de preocupación y mirando a su hija.

— Mamá por favor no hables de eso, ahora mejor descansa, ya te has esforzado mucho hoy. — Dijo Alicia algo preocupada, arropando a su mamá.

Vi el nerviosismo en Alicia, algo estaba ocultando, ella dijo que podía desaparecer y no dejar rastro como lo hizo en el pasado, que tanto ocultas, Alicia, pregunté en mi mente. Me quedé en la habitación de la señora Alicia sentado en el sillón y viendo cómo Alicia atendía a su mamá, la señora después de un rato se quedó dormida, vi la oportunidad de hablar directamente con ella.

— Salgamos un momento. — Le dije a Alicia tomándola de la mano.

— No me toques, no tenemos nada que hablar. — Aseguro Alicia tirando de su mano muy molesta.

— Entonces hablamos aquí frente a tu mamá. — Manifesté ya harto de la situación.

— Eres tan egoísta, pero está bien hablemos. — Respondió Alicia caminando hasta la puerta.

Antes de salir de la clínica dejé instrucciones de que cuidarán bien a la señora en lo que veníamos, sostuve con fuerza la mano de Alicia, ella es ahora mi mujer y así debe ella ahora entenderlo, en la entrada nos encontramos con unos reporteros estos, seguro nos siguieron hasta aquí. Empezaron a hacernos preguntas.

— Señorita Alicia, se sintió mal o algo así? — Le preguntaron a Alicia.

— Mi prometida se encuentra bien, su mamá es la que está enferma y por eso ella se adelantó a la clínica, ya no quería estar lejos de ella. — Respondí de manera firme mirando al periodista.

— Señor es cierto que dejó a su prometida para hacer las paces con su ex. — Pregunto el periodista con saña.

— No fue así, solo la acompañé a la puerta, no quería que armara un escándalo frente a los invitados. — Respondí tomando de la mano de manera más fuerte.

— Señores como ven estamos algo ocupados por favor déjenos pasar, gracias. — Dijo Alicia muy amablemente.

Los periodistas dejaron de hacer preguntas y ella y yo seguimos nuestro camino, nos subimos al auto y nos fuimos.

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