Capítulo Diecinueve

El gran día de la competencia llegó, Rose estaba muy emocionada. Había esperado con ansias ese día. Por fin tendría la oportunidad de probarse a ella misma y de aprender de los contrincantes. Su hermano Tiago pelearía en el rubro de karate tradicional y ella en el de artes marciales mixtas.

Habían venido a la competencia, gente de todos lados incluso del exterior. Instructores de los mejores dojos y gimnasios del país estarían compitiendo ese lugar. Ganara o perdiera, ella lo iba a disfrutar.

_ No te sobre exijas, no te presiones recuerda que no importa el resultado. Te irás de aquí con nuevos conocimientos.

_ Sí papá, tranquilo. - daba saltitos de un lado a otro, para calentar los músculos de la pierna.

Le llegó su turno.

_ Mantente concentrada - le dijo Lían y le dio una nalgada - Destrúyelos. Vencer o morir, no lo olvides - chocaron puños y la chica salió para subir al ring

Su padre miró a su hijo con fuego en los ojos. Le dio un golpe en la nuca.

La muchacha subió al ring empuñó los puños e inspiró profundo para luego soltar lentamente el aire. Hizo un movimiento de pies, pero espero a que su contricante lanzara el primer golpe. La morena que tenía en frente se veía intimidante, pero ella jamás se daría por vencida, no sin antes de dar todo lo que tenía. La pelea duró cuatro asaltos y Rose salió vencedora.

La multitud silbaba y gritaba su nombre. Su padre y hermano saltaban abrazados. Ella levantó el puño en señal de victoria. Estaba feliz fue su primera victoria en una competición nacional, aunque fuera la única, jamás olvidaría ese momento. En el ring, no importaba lo que vestía, el color de su cabello ni su tamaño. Esa gente que gritaba su nombre y se alegraba con su victoria no la veía defectuosa, la veía a ella, a Rose una ganadora.

Al final del día, Rose llevaba cuatro victorias de cinco peleas.

_ Mira como te han dejado - su padre le estaba curando las heridas de la cara.

_ Papá duele. Ya no quiero que me pongas eso.

_ “Tu novio” llamó.

_ ¿Qué dijo? ¿Qué quería?

_ No lo sé. Vi que era él y colgué - sus dos hermanos chocaron puños y se rieron.

_ Son unos idiotas ¿Dónde está mi celular? - comenzó a buscarlo, lo encontró y se metió al baño para hablar con él a través de una videollamada.

_ Holaa - lo saludo con su mano - ¿Cómo te sientes?

_ Rose ¡Por Dios! Estás muy lastimada, Amor. ¿Te duele mucho?

_ No mucho. No te preocupes. Hoy gané cuatro encuentros de cinco.

_ No quiero imaginar como quedaron las que perdieron - se rio.

_ ¡Qué malo!

_ Te amo, amor. Me siento muy orgulloso de ti. Eres una campeona -

La muchacha le sonrió tímidamente, y él continuó sonriéndole tontamente por un momento.

_ Me gustaría que estuvieras aquí - se dio cuenta de que expresó su deseo en voz alta, rápidamente bajó la mirada se acomodó un mechón de cabello atrás de la oreja - Lo digo porque hay mucha acción y cosas interesantes, y muchas chicas lindas - sonrió.

_ A mí, también me gustaría estar contigo ahí. Para apoyarte y festejar contigo cuando ganes.

_ ¿Lo dices en serio? A algunos chicos no les gusta que las chicas peleen, por esto - señaló los golpes en su cara.

_ A mí me encanta verte pelear. Ya quisiera yo pelear como tú. Mira como dejaron, encima una era mujer y me pegó con su zapato - hizo rodar los ojos y ambos rieron a carcajadas.

_ Cuando vuelva te enseñaré a pelear. Entrenaremos juntos todos los días.

_ ¿Lo prometes?

_ Sí, te lo prometo - escuchó que su padre la llamaba - Me tengo que ir, hablamos mañana a la misma hora. Te quiero

Colgó rápidamente, sin darle tiempo a Franco que dijera algo. Él solo se quedó sonriendo viendo el celular. Le había dicho que lo quería. «Voy por buen camino» pensó.

Al día siguiente, solo quedaban dos encuentros sí Rose ganaba uno de ellos tenía la posibilidad de competir por primer lugar, si no quedaría en segundo lugar.

Rose estaba muy nerviosa su contrincante era excepcional tenía un dominio de técnica espectacular. Miró a su padre y a su hermano que estaban en la parte baja de su lado del ring.

Escuchó que alguien gritaba su nombre con todas sus fuerzas. Giró y miró entre la multitud. Eran Franco, Laura y Daniel, que la alentaban desde las gradas.

_ ¡Mi novia es la mejor! ¡Vamos Rose tú puedes! - le gritó Franco mientras la saludaba con una gran sonrisa, todavía se lo veía muy pálido, seguro estaba adolorido, pero fue hasta allí por ella.

La muchacha empuñó los puños y se puso en guardia mientras el referí les decía algo, sonó la campana y chocó ambos puños.

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