Capítulo Doce

Luego del autódromo, fueron a comprar helado. Pero prefirieron quedarse en el auto conversando.

_ ¿Quieres oír música? ¿Qué prefieres? - dijo él, mostrándole la lista de canciones en su celular.

_ Algo movido. A ver... este - eligió felices los cuatro.

_ Esa canción es horrenda - dijo él, haciendo un gesto de asco.

_ Es pegadiza y me gusta el ritmo. Es sexi - dijo moviendo ambas cejas. Franco se carcajeó.

_ No hagas eso, te ves chistosa - hizo una pausa mientras la observaba - ¿Puedo besarte?

_ ¿Desde cuándo me preguntas? - rio divertida, se acercó más a él y se besaron - cómete tu helado, se va a derretir - dijo apartándose de él, al darse cuenta de que se estaba poniendo intenso.

_ Rose ¿Quieres ir a la playa este fin de semana? No iremos solos. Iremos con mi padre y su esposa, podrías llevar a Laura si quieres.

_ No puedo, tengo un evento muy importante. Así que estaré ocupada.

_ ¿Qué evento?

_ Debo representar al dojo de mi padre, en una competencia. No estaré en la ciudad todo el fin de semana. Hasta el martes.

_ Ah, bien - de repente, Jason vino a su mente - ese chico que te ayudó con la pelea el otro día.

_ ¿Jason?

_ Sí, él. ¿Estará allí, también?

_ No lo sé, pero no creo ¿Por qué?

_ Solo pregunté. Me pareció muy amigable. Y parece que le caes muy bien - la joven comenzó a escudriñar su rostro, mientras hablaba sin mirarla - ¿Él a ti, te cae bien? ¿Te gusta?

_ Sí, me encanta - dijo y él la miró de golpe, con el entrecejo fruncido por el enojo creciente - Franco creo que tienes que calmarte un poco, apenas hace unas horas que estamos saliendo y ya me estoy arrepintiendo.

_ ¡¿Qué?! Tú dices que ese tipo te encanta y te haces la ofendida - Comenzó a levantar la voz - Porque mejor no me haces una lista de todos los tipos que te encantan y te parecen lo máximo, así no me sorprendo tanto.

La chica lo miró muy enojada.

_ Eres insoportable. Mejor me voy a casa - se bajó del auto y arrojó el helado a la basura.

_ ¡Rose! - se bajó del auto y fue tras ella - ¡Rose! No te vayas.

Justo en ese momento, llegaban Cristian y lo demás.

_ ¿Rogándole a la cerda, tan pronto? - dijo riendo.

_ Cállate, estúpido - le dio un puñetazo a Cristian que lo tiró al piso. Ni siquiera se detuvo a verlo. Cuando iba a pasar junto a él, este lo agarró de la pierna y lo hizo caer al suelo. Se sentó sobre él y comenzó a golpearlo en la cara. Franco le dio un golpe en la zona del oído que lo desorientó. Eso le dio chance para pararse, pero cuando iba a hacerlo. Vanessa lo golpeó en la cabeza con su zapato. Rose estaba observando todo. Al principio no iba a meterse, pero dos contra uno no era justo.

El golpe lo dejó muy mareado, pero logró incorporarse. En eso, Cristian que ya se había recuperado le lanzó un golpe al estómago, que lo hizo caer de rodillas. Vanessa, aprovechó y le dio una patada en el muslo. Cris lo agarró del cabello y levantó su cabeza. Justo cuando iba a acertarle un buen golpe. Rose lo hizo volar de una patada a más o menos un metro y medio de distancia. Vannesa intentó agarrarla del cabello, pero ella de un puñetazo la sacó de combate. Se quedó en posición de alerta, frente a Franco.

_ ¿Alguien más? - gritó, mirando a todos los que estaban a su alrededor. Su expresión fue tan intimidante que incluso los que estaban grabando, dejaron de hacerlo.

Vannesa prácticamente, se arrastró hasta Cristian. Él estaba medio inconsciente.

_ ¡Eres una bestia! - le gritó llorando, se le escurría sangre por la comisura de los labios. Intento limpiarse, pero se la embarró más - Voy a denunciarte. Todos lo haremos.

_ Hazlo - le dijo Franco, levantándose con dificultad - Hazlo y le voy a enseñar a tu papito, cierto video que no creo que quieras que vea.

La cara de la joven se transformó, enseguida supo de qué le hablaba.

_ No te atreverías, a ti tampoco te conviene

_ ¿De verdad, crees que soy alguien a quien le importe?

La joven no dijo nada. Solo agachó la cabeza y apretó los puños.

Rose se acercó a él y lo ayudó a llegar hasta el auto. Ya estando adentro, él cerró los ojos y recostó su cabeza contra el asiento, se tocó el abdomen.

_ ¿Te duele mucho? - preguntó preocupada.

_ Un poco - hizo una expresión de dolor.

_ Llamaré a mi hermano, para que venga. Yo no sé conducir y no creo que puedas hacerlo tú.

_ No te preocupes - volteó a verla ya comenzaban a hacerse visibles los moretones y la hinchazón en su cara - vete a tu casa.

_ No. - tomó su celular y llamó a su hermano Tiago. Diez minutos después llegaba a dónde estaban, un amigo lo había traído en moto. Rose lo esperaba fuera del auto.

_ ¿Qué pasó? - preguntó ni bien se acercó. Ella abrió la puerta del asiento trasero, Franco estaba recostado allí.

_ Lo golpearon. Puedes conducir, por favor.

El joven asintió, entró al auto.

_ Hola, amigo - lo miró por el retrovisor - sí que te dieron.

Franco hizo una mueca, no logró sonreír. Estaba muy adolorido.

_ ¿Podemos llevarlo a casa, Tiago? Su papá no está y no habrá quien lo atienda - mintió, él le había dicho antes que no quería ir a su casa así.

_ Está bien, no creo que papá se oponga.

Puso en marcha el coche y en diez minutos, estuvieron allí. Tiago lo ayudó a salir del auto y lo metió a la casa.

_ ¡¿Qué mierdas, hace ese aquí?! - dijo Lían, en voz alta cuando lo vio entrar.

Su hermano menor y su padre no entendieron nada.

_ Lo golpearon y no hay nadie en su casa para atenderlo - explicó el joven - Por eso lo traje, papá ¿Está mal?

Su padre iba a responder, pero Lían se adelantó.