Un terrible accidente...

¡¡Daniela!!, gritó Adolfo desesperado por verla en esa postura con su propio hermano...

Al escuchar los gritos de Adolfo, Daniela se separó de Joaquín, se cubrió con la sábana, y trataba de calmarlo... amor, deja que te explique...

¿Para qué te cubres, si ambos ya te hemos visto desnuda?... Adolfo, lleno de furia, le arrancó la sábana.

Joaquín, ni tardo ni perezoso, agarró su ropa y se fue "como alma que lleva el diablo"...

Perdón amor, él me sedujo, yo no quería, de verdad... Daniela estaba muy histérica, jamás imaginó que Adolfo se diera cuenta, y ahora no sabía qué hacer...

Eres una zorra, y yo que te creía una buena mujer, pero ya me di cuenta que no vales ni... Adolfo ya no quiso decir más, salió de allí completamente desilusionado, dolido, con el corazón roto...

Se subió a su coche y arrancó, parecía una turba de lo rápido que iba...

Adolfo no estaba en sus cinco sentidos, lo único que quería era desaparecer, las lágrimas bañaban su rostro, la mujer que más amaba se revolcaba con su hermano...

Iba dispuesto a aclarar las cosas con él...

¿Por qué, si habiendo tantas mujeres en el mundo se tenía que meter con su novia?, pero eso no se podía quedar así, haría pagar a su hermano por haberse metido con su prometida, no le quedarían ganas de volver a hacerlo.

Mientras manejaba, iba recordando lo que había platicado con su padre días antes: "Me gustaría formar una familia, Daniela es la chica ideal, la amo más que a mi vida, ella será la madre de mis hijos...

De acuerdo hijo, ya sabes que cuentas con todo nuestro apoyo, tu madre y yo siempre estaremos contigo, un abrazo unió a los tres seres"...

La realidad le llegó de sopetón cuando al dar la vuelta, vio un auto que venía en sentido contrario, el choque fue inevitable, Adolfo salió volando por los aires, cayendo al suelo como fardo.

El otro conductor quedó desmayado dentro de su auto, pulsando el claxon con su cabeza…

Joaquín recibió una llamada de Daniela: Adolfo va para allá, será mejor que te vayas por un tiempo hasta que se calmen las aguas... Daniela estaba muy preocupada cuando colgó el celular, Adolfo era capaz de matar a su hermano.

Joaquín, en cuanto llegó a su casa hizo una maleta y salió de ahí tan rápido como sus piernas se lo permitían, no quería encontrarse con Adolfo y que lo matara por haber profanado a su prometida.

Sus padres no estaban a la vista, por eso no se dieron cuenta cuando Joaquín llegó ni cuándo salió de ahí con una maleta.

Tal vez se tardaría en regresar, no quería enfrentarse a su hermano y menos por una piruja. Ella tuvo la culpa, lo supo seducir muy bien, y él no pudo negarse ante tal atractivo...

Estaba seguro que su hermano lo perdonaría...

En el lugar del accidente los mismos automovolistas que pasaban por ahí llamaron a la policía...

Rato después el lugar estaba lleno de policías, y dos ambulancias, los paramédicos checaban a los dos hombres, Adolfo estaba casi muerto, sus signos vitales eran muy leves, casi no se sentían, mientras que el otro hombre estaba muy malherido, pero fuera de peligro...

Al poco rato Mario recibía una llamada del hospital...

¿Bueno?, hablo del hospital OCA, para decirle que su hijo sufrió un accidente, es necesario que venga para darle toda la información completa...

¿Cómo dice, mi hijo?, Dios mío, salgo para allá en seguida.

Sandra se acercó al oírlo, ¿qué pasa amor?...

Nuestro hijo sufrió un accidente... fue lo único que dijo por respuesta.

Pero, ¿cuál de los dos?, Sandra quería saber la verdad.

No sé, vamos al hospital... Ambos subieron al coche, en cuarenta minutos ya estaban en el hospital.

Al ver al doctor se acercaron a él... Doctor, ¿cómo está mi hijo?, Sandra fue la primera que habló.

Su hijo está muy grave, deben de prepararse para lo peor...

¡Oh, Dios mío!, y, ¿cuál de mis hijos está aquí?, preguntó Sandra llena de temor.

El doctor por respuesta les dio una bolsa de plástico con las pertenencias de Adolfo... Estas son sus cosas...

Los esposos vieron la identificación de Adolfo...

Dios mío, Adolfo... y sin poderlo evitar las lágrimas bañaron el rostro de Sandra...

Él está muy mal, no creo que pase el día de hoy, todo es cuestión de tiempo.

¡No puede ser, haga lo posible por salvarlo, por favor! Sandra estaba hecha un mar de lágrimas.

Su esposo trataba de consolarla... mi amor, ya no hay nada que hacer, vamos a entregárselo a Dios.

¡No!, él no puede morir, está a punto de casarse, y, por cierto, ¿dónde está Daniela?

No sé, pero hay qué hablarle, ella tiene que estar aquí acompañando a Adolfo... Mario no tenía ni idea de dónde podría estar ella, y mucho menos Joaquín...

¿Dónde andará Joaquín?, se preguntaba Sandra.

¿Podemos pasar a verlo, doctor?

Sí, pásenle antes de que se vaya...

Hijito, no pudiste cumplir tu sueño de casarte y formar una familia, cuánto me hubiera gustado que fueras feliz, pero ya tu tiempo ha llegado.

Quiero que sepas que siempre te voy a llevar en mi corazón, has sido muy buen hijo, lleno de vida y felicidad, pero desgraciadamente ya no podrás cumplir tu sueño, y ahora ya no sé qué hacer...

Sandra se puso a llorar bastante, Mario la tenía abrazada llorando con ella…

Acompañando a su hijo en sus últimos momentos de vida.

En su cara se veía un rictus de amargura como si algo lo estuviera atormentando, pero como era obvio no podía decir nada...

Bueno es hora de dejarlo solo por favor, el doctor los instaba a salir del cuarto...

Rato después de que hubieran salido, la alarma cundió en todo el hospital, rápido, el hombre se nos va...

La máquina ponía la rayita de que ya no había signos vitales en el hombre...

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