Una cita maravillosa

Tocó la puerta medio alegre, medio asustado, pero con firmeza, no podía echarse para atrás, no quería hacerlo. La puerta se abrió y por un momento Leire Leire voló, Cat traía un vestido negro, un collar que combinaba con sus ojos y unas pulseras a juego con su pelo:

_ Té…e ve…e…e…s hermosa...a _ tartamudeo el joven, la chica rio tiernamente y beso sus mejillas

_ Muchas gracias _ tomó su mano _ pasa, no te preocupes por nada _ una vez dentro de la casa, se pusieron al día de lo acontecido en la vida de ambos, Cat contó mil historias sobre el pueblo y lo que había vendido en esos días, mientras que Leire resumió un poco lo ya escrito en las cartas

_ Dentro de poco voy a preparar algo de cenar y luego daremos un paseo por la ciudad, a esta hora deben de haber coronado a la princesa y te diré que es ka mejor hora para una cita _ Leire sonrojándose asintió con la cabeza _ ven acompáñame a la cocina.

Una vez en las cocinas la hermosa chica comenzó a cocinar, el joven se le hacía la boca agua, pues sentía un delicioso aroma; Cat sabía lo que estaba haciendo, cortaba las verduras a una alarmante velocidad, mezclaba polvos, hierbas y sales, Leire no entendía nada de lo que estaba haciendo, pero se alegraba de que oliese tan rico.

Ella acercó su cuchara a la boca del joven, este probó y sus ojos se iluminaron, la comida estaba deliciosa, nunca había probado nada igual, ni en su mundo, ni en ese; así que luego de elogiar el arte culinario de Cat devoró sin la menor vergüenza tres poseemos de guiso, la joven se alegró de que al muchacho le gustase la comida y gustosa le preparaba más.

Mientras reposaban en un sillón Leire dijo:

_ He escuchado que el rey murió en extrañas circunstancias _ la joven cambió el semblante

_ Tienes razón, pero te aconsejo que no digas eso donde te puedan escuchar, algunos dicen que fue su propia hija quien lo envenenó, otros achacan la culpa a una malvada hechicera, el punto es que nadie sabe nada

_ Bueno, eso no importa _ levantándose agregó _ Creo que ya es hora de dar un paseo por la ciudad _ la joven sonrió y juntos salieron a caminar por las calles de Eriton.

Leire pensó que habría menos personas a esa hora, pero estaba equivocado, miles de personas deambulaban por la ciudad, había juegos, ventas de dulces, de frutas, de comida y hasta apuestas.

Primero el joven compró dos caramelos largos que terminaban en un círculo, la muchacha le encantó el dulce y repitió, más tarde llegaron a un puesto de frutas y Cat pidió al joven unos Croat, Leire nunca había visto nada igual, era una fruta pequeña de color negro, que cuando la apretaban crecían hasta alcanzar el tamaño de una sandía, esta fruta no le gustó al joven, tenía un extraño saber, pero a la muchacha si le gustaba, luego tomaron un zumo de frutas fermentadas y un poco de néctar, rieron sin cesar, contaron chistes y hasta cantaron por las calles a rebosar de personas amargadas que los veían de extraña forma. Caminaron tanto hasta que llegaron a una carpa, una vez dentro, observaron que pasaba, un hombre alto, delgado con un sombrero alón decía algo en voz alta:

_ Vengan todos acérquese _ gritaba con júbilo _ venga y gane un huevo de Saloc _ apuntó hacia atrás y allí estaba el huevo _ solo tiene que ganar en una apuesta contra él _ y señaló a un hombre gigante _ tomando zumo de frutas fermentadas durante treinta años _ Leire quería intentarlo, pero sabía que era una mala idea

_ Yo _ gritó Cat _ el hombre la mandó a subir, junto a ellas subieron tres más.

La competencia comenzó con una botella sellada para cada uno, las cinco botellas se destaparon al mismo tiempo y en un abrir y cerrar de ojos no quedaba ni una gota, en ninguna de ellas, luego el delgado hombre dio dos botellas para cada uno, Cat y el hombre gigante fueron los primeros en terminar, los otros tres tardaron un poco más en beberla y uno de ellos cayó al suelo; otra vez el hombre alto repartió las botellas, esta vez eran tres, los otros dos hombres cayeron al suelo con la segunda, pero Cat las bebió sin dudarlo, como última prueba le dieron cinco botellas a cada uno, cuando el hombre grande iba por la cuarta cayó borracho en el suelo y entre aplausos el hombre entregó el huevo a Cat:

_ Felicidades _ dijo Leire _ eres muy buena en eso _ la muchacha sonrió

_ Bueno, verás _ sonaba un poco nerviosa _ es que tengo un secreto

_ No tienes que decírmelo si no estás preparada _ la muchacha se acercó al joven, sus caras quedaron una frente a la otra y se besaron; fue un beso lento, apasionado, Leire sintió la humedad en la boca de Cat, y cuando esta movió su lengua en el interior, el joven se emocionó

_ Caminemos _ dijo mientras lo tomaba de la mano _ hay un lugar que quiero que conozcas _ la muchacha iba delante, él detrás se dedicaba a suspirar por lo rico que sabía aquel beso, era la primera vez que besaba, pues nunca había tenido una novia.

Se alejaron de la fiesta, salieron de la ciudad por la puerta trasera y llegaron a un lago de aguas cristalinas:

_ Muchas veces vengo aquí _ dijo la joven _ me relaja mirar el agua y el reflejo de la luna en ella _ Leire la abrazó desde atrás _ te contaré mi secreto, soy una maga de naturaleza _ el muchacho se sorprendió _ por eso pude tomar sin embriagarme, simplemente con un conjuro quité la fermentación de la bebida _ miró seriamente al joven _ ¿Eso es trampa no? _ ambos estallaron en risas

_ ¿Y por qué no estás en un gremio?

_ No me gustan _ lanzó una piedra al lago _ no sé por qué, pero no ando contando esto a todo el mundo para evitar que me recluten

_ Yo respeto tu decisión, pero tengo una duda ¿Para qué quieres un Saloc? _ la joven rio

_ No es para mí, es un regalo para ti, vi tu cara cuando el hombre delgado dijo el premio y quise reparte algo de por vida _ sacó el huevo del zurrón _ Acércate _ Leire hizo caso _ pon tu mano encima del huevo, así mismo, ahora cierra los ojos y dime que ves

_ Veo un Saloc corriendo, es blanco como la espuma de mar, es grande, fuerte, muy hermoso _ la voz del joven se llenó de alegría _ y tiene cuatro colas _ cuando abrió los ojos el huevo había eclosionado, a su lado tenía un pequeño Saloc blanco con cuatro colas

_ Felicidades acabas de ganarte un buen Saloc _ dijo Cat mientras acariciaba la cabeza del joven

_ Gracias a ti por darme ese regalo _ dijo justo antes de besarla.

Esa noche se quedaron dormidos abrazados a la luz de la luna, a la orilla del lago, mientras contaban las estrellas del cielo y ella le contaba la leyenda de la creación.

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