Por ahora

Tiempo después finalmente llegaron a la mansión, en la gran sala sentado perezosamente en el gran sofá blanco estaba Natan, jugando con su celular y con una expresión complicada en el rostro. Las mujeres lo saludaron y luego subieron las escaleras, de repente una voz profunda resonó en el lugar.

— Yeda Scott, tenemos que hablar – dijo Natan en tono seco, tal vez con un dejo de irritación.

Aún sin saber lo que se avecinaba, Yeda le pidió a Helena que subiera primero, bajó los pocos escalones que ya había subido, caminó hasta el sofá y se sentó elegantemente.

— Se breve, estoy cansada- Dijo pareciendo apática ante la situación, tal vez queriendo demostrar que su paciencia se tomó unas vacaciones indefinidas.

Natan colocó su celular en el sofá, se acomodó en el asiento y pronto comenzó a hablar.

-¿Por qué tomó una decisión tan radical, de improviso? ¿Será por el compromiso de tu exmarido?-Preguntó mirándola con una mirada intimidante.

— Lo hice porque necesitaba limpiar el honor de nuestra hermana, mi padre se negó, no tengo dinero y por eso acepté la propuesta, ahora olvídense de esa historia, lo hecho, hecho está y se acabó. Mientras que la segunda pregunta no sé de qué estás hablando, no sé nada de Felipe y por favor no vuelvas a sacar este tema nunca más - Dijo con firmeza, mostrando, o intentando demostrar, que su ex -el marido está en el pasado.

Cuando terminó de hablar, Yeda prácticamente subió corriendo las escaleras, además de tener sueño quiere evitar a toda costa esta aburrida conversación, porque para Yeda todo lo que ha pasado en los últimos tiempos son decisiones irrevocables y no un sermón de su padre o hermano. Podría cambiar algo.

Al llegar a la habitación, Yeda encontró a Helena sentada en la cama sosteniendo un celular, estaba leyendo una noticia en un sitio web de chismes, mientras se acercaba a su amiga, Yeda dio un leve suspiro al ver la foto de Felipe impresa en la pantalla del celular. , junto a ella, junto a una hermosa mujer, anunciando su compromiso.

“Ser amado de verdad no es para todos”, pensó Yeda al recordar las falsas declaraciones de amor de Felipe, sin querer enfrentar la curiosidad de su amiga, Yeda corrió al baño, se quitó la ropa y sumergió su cuerpo en una bañera de agua fría. quería ahogar allí todas sus penas.

Una hora después Yeda finalmente salió del baño y para su sorpresa Helena todavía la estaba esperando, Yeda sonrió y dijo:

—Realmente no cambias- Dijo mientras se secaba el cabello.

Helena sonrió tímidamente y luego dijo:

-¿Para qué cambiar, si así me amas? Ahora díganme, ¿esta puta fue la clave de su separación?-Preguntó sonriendo mientras mostraba una foto de una mujer.

Yeda ni siquiera se molestó en mirar la imagen, miró a su amiga y le dijo con sinceridad:

Helena, por favor no vuelvas a mencionar esto, eres la prueba de que estoy tratando de olvidar a Felipe- Dijo para luego soltar un largo suspiro mientras se sentaba junto a Helena.

Ni intentes engañarme, 5 fiestas+0 besos y abrazos +0 sexo\= Necesidad- Dijo y pronto empezó a sonreír.

Helena es una pervertida que solo piensa en sexo, Yeda le puso los ojos en blanco y luego dijo:

-Deja de decir tonterías, si quisiera encontrar a alguien solo para follarme sería fácil, quiero a alguien que me quiera y me respete, pero no hace falta que me lance a los brazos de la primera persona que conozca, sea cual sea. destinado a ser mío llega Cuando llegue el momento, ahora vete a dormir – Dijo con firmeza, fingiendo estar molesta.

Al escuchar que Helena estaba aturdida, dio una sonrisa tímida y se acostó planeando dormir, unos minutos después Yeda también hizo lo mismo, pero por alguna razón desconocida, Yeda no podía conciliar el sueño, pues cada vez que cerraba los ojos, era Lincoln que ella vía.

...

Llegó el amanecer y Yeda no podía dormir, quizás por la ansiedad de conocer su nuevo hogar o incluso saber que Felipe está comprometido. Se levantó de la cama y fue a darse una ducha caliente, se vistió apropiadamente y luego comenzó a empacar su ropa, era hora de cumplir el contrato.

Cuando terminó de hacer sus maletas, miró distraídamente el reloj en su muñeca, eran casi las 8:00 de la mañana.

_Esa amiga jaguar se escapó y ni siquiera me despertó, no pierde el tiempo esperando- Se habló a sí misma mientras caminaba por el largo pasillo de su casa, en la gran sala sentada a la mesa, Yeda encontró a Frederico , Natan y Helena desayunando.

-Buenos días mis amores-Dijo mientras mostraba una pequeña sonrisa.

-Buenos días- Respondieron al unísono.

Yeda se sentó y pronto empezó a comer, de vez en cuando revisaba los mensajes en su celular, sonreía, pero en el fondo estaba muy ansiosa por el mensaje de Lincon.

En el lujoso comedor reinaba un silencio ensordecedor, solo se escuchaba el tintineo de vasos de cristal y platos de porcelana, de repente sonó el celular de Yeda, incluso bajo la mirada fulminante de Frederico Yeda pronto contestó.

_Hola, ¿quién habla?- Preguntó pareciendo apática ante todo lo que la rodeaba.

-Libera mi entrada, vine a encontrarme con mi suegro- Dijo mientras intentaba contener el enojo que sentía hacia ella, porque Yeda no salvó su contacto.

-Ay querida, lo haré ahora mismo, espera un momento- Dijo tratando de ser gentil mientras intentaba mantener la calma.

“¿Pero qué diablos vino a hacer este hombre aquí? ¡Maldición!" pensó mientras ponía una sonrisa falsa, luego de soltarlo, Yeda encaró a su familia y luego habló sin dudarlo.

_Mi esposo nominal está en la entrada de la mansión, sé que fui en contra de tus deseos, pero por favor no lo maltrates, él es parte de la familia.

_Por ahora-Concluyó Frederico en tono arrogante.

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