Dinero

Era un juego de 5 prendas de ropa. Siempre se cobraban con monedas de plata, 10 monedas de plata y así se multiplicaba 5 veces su valor hasta llegar a la última pieza que exigía una de oro, pero si se trataba de un nuevo miembro podría establecer el precio cuando era su primera vez, el rojo era la entrega de la pureza de la mujer después de todo y el mayor negocio del burdel al que pertenecía.

Se suponía que el precio lo colocaba la dueña del burdel, pero Lena le mencionó que ni siquiera la señora pudo tomarse en serio la carta del duque, aún así, tampoco quería tener problemas con el nuevo duque y solo siguió su capricho permitiendo que llevarán ropas finas para la señorita.

No estaba muy familiarizada con las monedas y el dinero de ese reino, pero si Lena lo mencionó como algo imposible que alguien pagará esa cantidad absurda entonces para ella estaba bien, todo era absurdo en realidad.

Se escuchó una carcajada por parte de ese hombre después de haberse sorprendió por sus palabras o más bien su actitud seductora con ese pañuelo al seguir ese tonto juego, realmente pensó que rogaría por qué la dejé en paz.

_ jajajaja ¿y crees que vales tanto Aria?_ dijo Alexander.

Solo quería denigrarla, pero su semblante no cambió solo lo observó esperando una respuesta.

_Lo valga o no para usted, ese es el precio establecido amo_ respondió Aria.

¿Por qué lo provocaba?

_ Últimamente no dejas de desafiarme _ dijo algo molesto.

Bajó la mano de su chal y parecía que ya todo terminó para ella.

_ Si no puede pagarlo me retiro_

¿A dónde estaba la mujer que se arrodillara y derramaría lágrimas para que no la tocará?

Aria estaba por salir de la habitación pero una mano detuvo la puerta antes de que pudiera abrirla y una voz profunda provino por detrás de ella, levantó la vista sobre sus hombros y pudo ver de cerca esos particulares ojos claros de su hermano fijos en ella.

_ Pagaré lo que sea por tí _ así que era mejor que se quedé.

Está vez él era quien estaba jugando y su voz trataba de provocarla mientras parecía un susurró lleno de deseo, su aliento acarició su piel haciendo que se sintiera extraña.

... ¿Pensaba acostarse con la mujer que quería ver muerta?, ¿quien podría sentir deseó por alguien a quién odiaba tanto?, pero esos ojos le decían que la deseaba.

El rostro de su hermana gritaba "estás enfermo" y eso le gustó demasiado a Alexander, como si hubiera tenido alguna estúpida victoria por fingir que le importaba.

Bajó la mano y colocó llave de la habitación en el bolsillo de su bata después de haber cerrado la misma para que no escapara, se regresó a su escritorio.

Abrió el segundo cajón y tomó una bolsa de monedas de oro, sabía que tenían 100 de oro así que la dejó sobre la mesa.

_ Ahí lo tienes_ dijo con una sonrisa.

Tenía que pensar en algo, pero no podía negar que estaba preocupada, realmente pensó que no podría llegar a tanto, siempre la miraba con desprecio.

_¿No somos... hermanos?_ preguntó Aria.

¿Y la persona con amnesia se lo recordaba? se apoyó sobre su escritorio dejando que su pecho quedé expuesto, el ya se había tomado un baño y solo estaba en bata para antes de dormir.

_ Olvidemos de eso por esta noche_ mostró una sonrisa llena de burla_ Ademas ya lo has echo primero Aria, ¿porque te preocupas ahora?_ volvió hacía adelante de la mesa y se apoyó en el escritorio esperando a ver un espectáculo _ Quítate el chal ¿o prefieres que yo lo haga?_ dijo para que el espectáculo continuará.

La ironía debería ser su segundo nombre, pero no tenía idea de cómo evitar la situación solo una idea estúpida se cruzó por su cabeza.

_ Debo contar primero el dinero_

Se acercó y observó el pequeño bulto que formaba la llave en su bolsillo, la estaba provocando dejándolo a su alcancé. Era como si el primer que terminara con esa farsa perdiera e incluso le estaba ofreciendo esa opción para elegir, solo se sentó y empezó a contar las monedas.

_ Uno... dos... tres _

Contaba como una idiota, con si no supiera que número sigue después del anterior, el seño de Alexander se frunció.

_ Estás arruinando el ambiente Aria _

"Enfermo loco 3, enfermo loco 4, enfermo loco 5,..." ese era su conteo por dentro.

_ Puedo perder la cuenta si me distrae amo, creo que voy a empezar de nuevo _

Verla buscar escusas baratas lo divertía pero no podía dejar que se diera cuenta.

_ ... 100 _ lo dijo en voz baja Aria al final.

Terminó de contar y Alexander le arrancó el chal rojo de un manotazo.

_ Apuremos el ritmo, no tengo toda la noche_ dijo molestó.

Ella si tenía toda la noche

_ La próxima prenda es por 500 de oro_

Sacó cinco bolsas de oro y las tiró sobre la mesa.

_ Apresúrate, sacarte la virginidad solo llevará un segundo_

_ Si... (enfermo idiota y loco) uno (enfermo idiota y loco) 2_

_ Puedes olvidarte de que somos hermanos, pero no de que soy tú amo Aria, creí que ya te lo había dejado en claro_

_ Si amo _

Seguramente los manicomios no existían en ese reino o si existían habían perdido al líder de los locos.

Alexander ocultó sus labios bajo la mano, verla desde arriba en ese suplicio le causaba gracia, pero en un momento su vista se perdió entre la piel blanca de sus hombros.

Su piel se veía suave y limpia, sin ninguna cicatriz o marca y él solo sentía el deseos de marcarla en ese mismo instante con sus boca, quería ver más expresiones de ella, unas que ni siquiera deberían importarle o interesarle conseguir de una de las personas que arruinó su vida.

Con ver su sufrimiento debería ser suficiente.

Esa imagen lo estaba excitando, sus labios rojos llamaban la atención ante el brillo de su piel. Sabía que ella no había elegido ese color, pero si lo hubiera hecho pensaría que lo estaba provocando para que le devore la boca. Se rindió ante el deseó y la cubrió con los brazos hasta apoyarse contra el escritorio, el perfume se volvía más intenso mientras acortaba la distancia hacía su cuello, volvió a hablarle.

_ No quiero perder este juego, pero siento que me estás volviendo loco Aria_ murmuro en su oído.

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